Un olavarriense en el musical Hello Dolly que protagoniza Lucía Galán

El joven cantante de la ciudad de Olavarría, Matías Acosta, participa de la puesta en escena más importante de la temporada que está presentándose en el Teatro Opera de Buenos Aires.

Lucía Galán como actriz, compone una casamentera distinta y personal en la versión de «Hello Dolly!», el musical de Stewart y Herman cuya nueva puesta, dirigida por Arturo Puig, coprotagonizada por Antonio Grimau, se conoció en el teatro Ópera, Corrientes 860. Junto a un destacado elenco el joven cantante y actor olavarriense Matías Acosta ( Ambrosio Kemper ) se destaca una obra aclamada por la crítica.

La obra es un clásico del teatro musical, estrenado en Broadway en 1964 sobre una comedia de Thornton Wilder de 1955, que tuvo dos versiones en teatros porteños -con Libertad Lamarque en 1967 y con Nati Mistral en 1996-, además de una cinematográca en 1969, con Barbra Streisand en la cúspide de su carrera.

Por eso hay que entender el aire conservador y algo rancio de la trama, en la que Dolly la casamentera (Galán) se dedica, entre otras tareas de supervivencia, a unir parejas en la ciudad de Nueva York y aledaños, con nes más utilitarios que románticos, en lo que priman los intereses económicos y aun el machismo de cierto personaje, que ve a la mujer apenas como una obrera del hogar.

Dentro de una trama bastante pedestre, cuyos huecos narrativos son cubiertos por vistosos cuadros musicales, un humor evidente y efectos de luz y escenografía que buscan el asombro, todo comienza cuando la casamentera se dispone a ofrecerle a un «casi-millonario» (Antonio Grimau) la posibilidad de casarse con una sombrerera (Ángeles Díaz Colodrero ) o en su defecto con una supuesta acaudalada (Flavia Pereda).

Mientras tanto, a su llegada a la ciudad, deslumbrados y dispuestos a la conquista, dos empleados del comerciante (Darío Lopilato, Agustín Sullivan) se enamoran respectivamente de la sombrerera y su empleada (Laura Azcurra) y poco a poco se van transformando en títeres de Dolly, quien los reúne en un restaurante y salón de baile en medio de idas y venidas de cuya confusión siempre sale bien parada.

A ello se suma una parejita a cuya relación de opone el personaje de Grimau (Natalia Mouras y el olavarriense Matías Acosta) y el
encuentro en ese salón elegante funciona a la manera de un vaudeville, con cortinas que se abren y cierran para que los personajes no se encuentren, mientras un incidente con billeteras intercambiadas da lugar a una intervención de la autoridad.

Como cualquiera sabe, el amor nacerá en algún momento entre el «casi-millonario» y Dolly Levi -quien espera desde hace años «una señal» de su difunto esposo para saber qué pareja le conviene-, en tanto cada amante se encuentra con su ser amado y todos felices, como debe ser en una comedia musical que no busque profundidades.

Lo curioso de la actual «Hello Dolly!» es el perl que Lucía Galán encuentra para su criatura: sin el carisma escénico de Lamarque, ni el garbo hispano de Mistral, ni la elegante potencia de Streisand, la dota de una energía criolla apreciable y una naturaleza veraz, con una simpatía digna de las viejas comediantes, como se ve en la escena de la glotonería que
anuncia el desenlace.

La cantante y actriz logra liderar la acción dentro de un espectáculo que busca permanentemente llenar el ojo -todo el aparataje escenográco viene de la puesta en México- y en el que el cuerpo de baile funciona de maravillas.

En lo actoral, a Grimau se lo ve un tanto envarado en un personaje poco simpático, mientras Lopilato y Azcurra muestran su capacidad para la comedia, Díaz Colodrero luce una bella coloratura de soprano que se destaca en el conjunto y Christian Giménez muestra su presencia escénica como «maître» del restaurante.

Junto a la coreógrafa Elizabeth de Chapeaurouge, el director de orquesta Ángel Mahler y el vasto equipo de maquinistas, Arturo Puig confirma su calidad como director, en una puesta tan compleja, recomendable para un público que desee un entretenimiento franco y vistoso .

Lucía Galán: Dolly Gallagher Levi
Antonio Grimau: Horacio Vandergelder
Darío Lopilato: Barnaby Tucker
Agustín Sullivan: Cornelio Hackl
Laura Azcurra: Minnie Fay
Ángeles Díaz Colodrero: Irene Molloy
Natalia Mouras: Ermelinda
Tali Lubi: Ensamble
Karina Barda: Cover Irene Molloy
Eluney Zalazar: Cover Minnie Fay
Sol Giulietti: Cover Ermelinda
Flavia Pereda: Ernestina
Laila Maugeri: ensamble
Veronica Pacenza: Swing
Matías Acosta: Ambrosio Kemper
Ezequiel Carrone: Stanley
Marcelo Amante: Policia – Cover Juez
Pedro Frías: Escribiente
Christian Gimenez: Rudolph
Pablo Garcia: Juez – Cover Rudolph
Emmanuel Robredo Ortiz: Cover Cornelio
Juan Martin Delgado: Cover Barnaby Tucker
Andres Rosso: Cover Ambrosio Kemper
Diego Martin: Dance Captain
Martin Mena Mauger: Swing
Virginia Kauffman: cover Dolly

Coreografía: Elizabeth de Chaperouge
Preparación vocal y coral: Damián Mahler
Dirección Musical: Ángel Mahler
Dirección: Arturo Puig
Asistente de dirección: Hernán Küttel
Producción general: Ángel Mahler, Leo Cifelli y asociados.
Producción ejecutiva: Federico Brunetti
Jefe técnico: Cristian Aguilera
Stage manager: Juan Zorraquin
Stage manager de piso: Varinia Anzorena
Prensa: We prensa & comunicación
Asistente de Produccion: Boris Iambrich
Adaptación de canciones: Marcelo Kotliar
Versión: Fernando Masllorens y Federico González del Pino

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