Adviento…alguien llega


Adviento es la llegada de Alguien importante, para algo importante, por algo importante, a un lugar importante. En cada adviento revivimos con fe, y volvemos a hacer presente en la esperanza, la primera venida de Cristo en el seno de María, al mismo tiempo ese Adviento, nos lanza,  nos proyecta y nos hace desear la última venida de Cristo al final de los tiempos en toda su gloria y majestad.  En cada Adviento, si vivimos en clave de amor y de fe, podemos recibir y descubrir la venida intermedia de Cristo en su Eucaristía, en el prójimo necesitado o también descubrir el rostro de Cristo detrás de ese dolor o adversidad de la vida en lo personal  y en los hermanos.

Quién llega???? Es Jesucristo, nuestro Señor, nuestro Salvador, el Redentor del mundo, el Señor de la vida y de la historia; el Pan de vida que nutre mi alma; el Buen Pastor que me conoce y me ama y da su vida por mí; la Luz verdadera que ilumina mi sendero; el Camino hacia la Vida eterna.

Cómo llega??? Llegó humilde, pobre, puro hace más de dos mil años en Belén. Llega escondido en ese trozo de pan y en esas gotas de vino en cada Eucaristía, que se convierten en el Cuerpo y la Sangre bendita de Cristo resucitado y glorioso. Llega  oculto en ese prójimo enfermo, pobre, necesitado, a quien podemos descubrir con la fe límpida y el amor comprensivo; llega silencioso o con estruendo en ese accidente o en esa enfermedad que no entendemos, en esa muerte del ser querido para recordarnos que Él atravesó también situaciones humanas y les dio sentido hondo y profundo.

Por qué llega?????  Porque quiere hacernos partícipes de su amor y amistad, quiere renovar una vez más su alianza con nosotros. El amor es la única razón de estas continuas venidas de Cristo a nuestro mundo, a nuestra casa, a nuestra alma.

Para qué llega???  Para dar un sentido de trascendencia a nuestra vida, para decirnos que somos peregrinos en este mundo y que hay que seguir caminando .Llega para enjugar nuestras lágrimas amargas ; llega para hablarnos del Padre, a quien Él tanto ama; llega para alimentar nuestras ansias de felicidad, para curar nuestras heridas, para recordarnos que no estamos solos, que Él está a nuestro lado como baluarte y sostén; llega también, para pedir nuestras manos, nuestros labios y nuestro corazón, porque quiere que prediquemos su Palabra por todos los rincones del mundo.

Dónde llega????  Llega a nuestro mundo desorientado y hambriento de paz, de calor, de caridad y de un trozo de pan; llega a nuestras familias tal vez divididas o en armonía, para llevarles el reflejo del amor trinitario; llega a nuestros corazones inquietos. Quiere llegar junto al lecho de un enfermo; al mundo de los niños, para cuidarles su inocencia y pureza; al mundo de los jóvenes, para sostenerles en sus luchas duras y enseñarles lo que es el verdadero amor; al mundo de los adultos para decirles que es posible la alegría y el entusiasmo en medio del trabajo agotador y exhausto de cada día; al mundo de los ancianos para sostenerles con su aliento y la caricia de la sonrisa; al mundo de los gobernantes para decirles que su autoridad proviene de Dios, que deben buscar el bien común. Cristo continúa viniendo, por tanto; siempre es Adviento: alguien llega: ¡llega Dios! ¡Abrámosle la puerta y Él entrará y cenará con nosotros y nos hará partícipes de su amor y felicidad!  

(*)  Angélica  Diez, Misionera  de la  Inmaculada  Padre  Kolbe, Olavarría.

Los comentarios están cerrados.