Alertan sobre el uso en niños de medicamentos para animales

De las pulgas a los piojos: riesgos sanitarios
injustificables

La falta de información y la irresponsabilidad
en la venta y adquisición de productos veterinarios para su aplicación en
tratamientos vinculados a la salud humana, como es el caso de las pipetas para
pulgas y garrapatas en tratamientos de pediculosis, pone en riesgo a los niños
y plantea, nuevamente, la necesidad de concientizar a la sociedad en lo que
respecta a la salud animal y humana.>>>>>

Recientemente, un estudio realizado en Mendoza y San
Juan reveló que casi el 97% de los médicos veterinarios encuestados confirmó
haber recibido solicitudes de medicamentos de uso veterinario para el tratamiento
de la pediculosis en seres humanos, entre ellos, los mismos veterinarios y
docentes de diferentes instituciones escolares.
Es posible afirmar que nos enfrentamos a una tendencia
que crece en nuestro país, con este y otros medicamentos destinados específicamente
para uso en animales. Esto nos lleva por dos líneas de reflexión y trabajo: la
de la ética profesional y el uso racional de los medicamentos; y la de concientización
y responsabilidad de la sociedad en general.
Se
debe partir de que la indicación de estos fármacos se realiza de manera
informal, ya que no existe un registro de los efectos que podrían producir en
las personas.  Por otra parte, son
medicamentos indicados
en el tratamiento y prevención de pulgas, piojos y garrapatas en perros y gatos, cuyo componente principal es, en general, el fipronilo: un insecticida que produce un
bloqueo del normal funcionamiento del sistema nervioso central en insectos y mamíferos.
Debido a su toxicidad, la información que acompaña al producto incluye
recomendaciones relacionadas a evitar el contacto con la mascota, al menos hasta que el punto
de aplicación esté seco. Se trata de pipetas o aerosoles de venta libre.
El Colegio
de veterinarios de la Provincia de Buenos Ares
entiende
al médico veterinario como “agente de
salud pública”
y
considera la
necesidad de contar con profesionales que actúen bajo lineamientos éticos, que
generen respeto y confianza. Es decir que cumplan con la obligación de resguardar la salud de los animales, pero
también la de las personas
, siendo conscientes y responsables. Comercializar y
promover la utilización indebida de estos medicamentos es ilegal, ya que
los usos en circunstancias distintas para las que han
demostrado científicamente ser seguros y eficaces implica exponer a las
personas que los reciben a riesgos sanitarios injustificables. La utilización
de medicamentos debe atenerse a las
condiciones de prescripción y dispensación legalmente autorizadas
.
Estas prácticas llevan, nuevamente, a la necesidad de
instar a los profesionales a apelar a sus principios éticos (porque no deben vender
estos productos para un uso que no es el indicado y porque que tienen la responsabilidad
de concientizar sobre los riesgos que eso conlleva a quienes los adquieren) pero
también a realizar un llamado a la sociedad en general.
Según el estudio en cuestión, la creciente falta de
efectividad de los tratamientos químicos convencionales contra los piojos
podría ser la razón de la utilización de productos de origen veterinario. Esta
no es justificación suficiente. Es deber de cada consumidor informarse y
utilizar cualquier tipo de medicamento de acuerdo a la prescripción indicada
para los seres humanos, más aún cuando los principales afectados son los niños.
Es responsabilidad de los padres hacer uso consciente y racional de cualquier
producto químico. Para el caso puntual de la pediculosis,
existen en el mercado diversos tipos de tratamientos y
productos destinados específicamente para ello. Téngase en cuenta, además, que el uso de medicamentos
adquiridos fuera del circuito de distribución autorizado supone un riesgo para la salud de las personas.
El Colegio de Veterinarios insiste, una vez más, con la urgente
necesidad de trabajar en la concientización de la comunidad en lo que respecta
a la salud animal y a la salud humana. Es función de los profesionales informar
a la población sobre el uso de los medicamentos, de su administración y de los
riesgos de utilizarlos con fines distintos para los que fueron creados y
probados. Informarse e informar, difundir y prevenir son tareas de base para
cada veterinario, pero también de todas las autoridades sanitarias y de los
organismos públicos y privados implicados.

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