Fuerte alza del narcotráfico: en cuatro años, la venta de drogas creció 50% en el país
Las familias que habrían percibido venta de drogas en su barrio pasaron del 30% al 45%. Los datos se conocen poco después de la renuncia del padre Molina a la Sedronar
La venta de drogas en Argentina creció un 50% entre 2010 y 2014 hasta afectar a casi la mitad de los hogares urbanos, especialmente a aquellos de los barrios más vulnerables, de acuerdo a un informe difundido ayer por la Universidad Católica Argentina (UCA).
Según el relevamiento, el 45% de los hogares urbanos del país dijo que había percibido el año pasado venta de drogas en su barrio, frente a un 30% de hogares que en 2010 había dicho que le constaban este tipo de actividades. Eso representa un aumento del 50% en el plazo de cuatro años, fenómeno que crece «exponencialmente» en los asentamientos precarios de las grandes ciudades, reveló el coordinador del estudio realizado por la UCA, Agustín Salvia.
Para el Barómetro del Narcotráfico y las Adicciones en Argentina, basado en unas 28.000 entrevistas a hogares de conglomerados urbanos, en los barrios de un nivel socioeconómico medio-alto, la percepción de la venta de drogas creció un 30%. Mientras, en los de niveles bajos, el aumento fue de entre un 50 y un 60 %, perjudicando especialmente a villas y asentamientos, donde la venta de sustancias ilícitas en el entorno fue reconocida por un 84% de las familias. Pese a que Salvia hizo hincapié en que el factor más importante para que el narcotráfico se extienda es el residencial, en aquellas comunidades donde además existe precariedad laboral, las adicciones se ven aún más potenciadas.
En este sentido, en barrios en los que la mayoría de las personas activas disfruta de pleno empleo, la percepción de venta de estupefacientes aumentó un 26% desde 2010, mientras que en aquellas zonas con déficit laboral el incremento fue del 57%. El negocio de la droga «penetra mucho más fácilmente en espacios de alta vulnerabilidad social, debilitados, y de escasa presencia estatal», señaló Salvia, quien también afirmó que el narcotráfico es una actividad económica con «altos niveles de rentabilidad» que penetra en las comunidades «para convertir a los sujetos en adictos».
Para el coordinador del barómetro, «el mercado se ha extendido por los lugares más pobres porque ahí es donde el Estado está menos presente», al tiempo que destacó que la «ampliación» del negocio en estas zonas se debe a la falta de políticas públicas y la presencia de agentes paraestatales que operan desde el poder «para generar situaciones de arbitrariedad» y «violencia estatal». También responzabilizó del flagelo a «la incapacidad de las frágiles instituciones» para dar una respuesta a esta problemática que afecta a aquellos jóvenes fáciles de reclutar, imprescindibles para las organizaciones mafiosas.
El barómetro realizado por la UCA es el primero de una serie de estudios sobre el narcotráfico en el país, que se publicarán dos veces por año, y se basa en una muestra de 28.415 casos, compuesta por personas mayores de 18 años que viven en hogares con más de 80.000 habitantes. La publicación del informe se produjo apenas cuatro días después de que el sacerdote Juan Carlos Molina renunciara a su puesto en la Sedronar, que dirigía desde diciembre de 2013. Cercano al Papa Francisco, la gestión de Molina fue cuestionada por su defensa de la «no criminalización» del consumo de drogas.
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