Anunciación

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La Anunciación, es un Misterio de la cristiandad reconocido. Se trata de un episodio bíblico narrado por el Evangelio de Lucas, (1.26-38) en el que el Ángel Gabriel anuncia a la Virgen María que será madre de Jesús, – lo celebramos en los Misterios de Gozo del Rosario.


El “sí” de María al proyecto de Dios, la constituye en Madre de la Vida, Ella acoge al Verbo que se hace carne en sus entrañas virginales y acepta con confianza cuidarlo. Acepta convertirse en madre del Hijo de Dios. Así, en Ella, se realiza el encuentro de Dios con el hombre, y del hombre con Dios.


Contemplando el mensaje del ángel y la respuesta de María nuestros corazones se unen en oración de bendición ante el misterio de plenitud que abraza a la humanidad: “ Sea bendito, oh María, aquel anuncio feliz que desde el cielo te trajo el ángel de Dios. Sea bendita, oh María, aquella profunda humildad, con la que te declaraste Esclava de Dios. Sea bendita, oh María, aquella angélica pureza con que recibiste en tu
vientre al Verbo de Dios. Sea bendito, oh María, aquel bienaventurado momento en el que de tu carne vestiste al Hijo de Dios. Sea bendito, oh María, aquel afortunado momento en el que te convertiste en madre del Hijo de Dios. Sea bendito, oh María, aquel afortunado momento, en que comenzó la humana salud con la Encarnación del Hijo de Dios”.


Al mismo tiempo que cada 25 de marzo celebramos la Solemnidad de la Anunciación, la Encarnación del Señor Jesús, se conmemora la Jornada del Niño por Nacer, una iniciativa promovida por san Juan Pablo II durante su pontificado y presentada en su Carta Encíclica  Evangelium Vitae, sobre el valor y la inviolabilidad de la vida humana (105): “María, aurora del mundo nuevo, Madre de los vivientes, a Ti confiamos la causa de la vida: mira, Madre, el número inmenso de niños a quienes se impide nacer, socórrelos y que vean la luz…”.

¿Cómo podemos celebrar esta fiesta de María que la hace Madre de la Vida?


¡Dando gracias a Dios padre Creador por esta elección de pensarla como la madre de su Hijo Jesús! Y, al mismo tiempo celebrar la vida que se está gestando para que sea amada y custodiada ,que sea bienvenida, que todos y cada uno apreciemos la vida como don.


(*) Angélica Diez, Misionera de la Inmaculada Padre Kolbe, Olavarría.

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