Chagas en Buenos Aires: Leyes y programas en acción
El Programa Provincial de Chagas, surgido a partir de la ley nacional, busca unificar esfuerzos en Buenos Aires para combatir la enfermedad. Desde la construcción de datos sólidos hasta la descentralización de la atención, el plan busca cambiar el panorama de esta problemática en la región.. Por qué es clave, para los expertos, la articulación comunitaria y cómo es el protocolo en Ciudad de Buenos Aires que busca acortar los tratamientos.
Magalí de Diego – (Agencia CTyS – UNLaM) – Con la reglamentación de la Ley de Chagas en 2022, el panorama de la lucha contra esta enfermedad en Argentina comenzó a reconfigurarse. En la provincia de Buenos Aires, donde hasta entonces no existía un programa específico, el desafío era monumental: estructurar un plan que abarcara las vastas y diversas regiones del territorio. En ese contexto, nació el Programa Provincial de Chagas, cuyo objetivo es unificar y dirigir los esfuerzos de las distintas jurisdicciones, uniendo a la provincia en un plan de acción coordinado.
Pia Machuca, integrante del Programa, recuerda que la creación del mismo representó un cambio significativo en la manera de abordar la problemática en Buenos Aires. “Esta iniciativa viene a traer un eje ordenador, a definir líneas prioritarias de trabajo y a articular con las distintas jurisdicciones y niveles de atención”, señala. La provincia, dividida en 12 regiones sanitarias, enfrenta un reto constante debido a su heterogeneidad y la movilidad de su población, especialmente en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA).
Las principales líneas de trabajo del programa incluyen la construcción de datos sólidos sobre la enfermedad, la capacitación técnica para asegurar la calidad de esa información y la formalización de circuitos locales de atención. La articulación comunitaria y la participación de promotores de salud son fundamentales para llevar el tema al territorio y construir una respuesta efectiva desde las bases.
Los datos y la descentralización, las claves de la lucha
Uno de los primeros pasos del programa fue abordar la falta de datos precisos sobre la enfermedad en la provincia. La recopilación de esta información es crucial para dimensionar el problema y asignar los recursos necesarios. Machuca explica que se capacitó a los equipos de salud en la vigilancia epidemiológica, priorizando a las personas gestantes y a los niños, aunque se registran datos de todos los pacientes con Chagas. “Esta iniciativa permitió ajustar la estimación de insumos, como los reactivos y la medicación, y mejorar la planificación de tratamientos”, señala.
La gestión de los medicamentos, que ingresan a la provincia a través del Programa Nacional, es otro de los pilares fundamentales. El equipo de Machuca implementó un sistema de trazabilidad que garantiza que cada frasco de medicación se utilice de manera eficiente, desde su entrada a Buenos Aires hasta su administración en el paciente. “Hoy todo está volcado en un sistema de información, lo que permite dar continuidad al tratamiento y ajustar las necesidades de insumos”, agrega.
La provincia también se enfrentó al reto de descentralizar la atención, que antes requería que los pacientes viajen largas distancias para recibir tratamiento. “La mayoría venía de otras partes de la provincia, viajando dos o tres horas para ser atendidos. Nos propusimos cambiar eso, trabajando en la contrarreferencia y fortaleciendo la red de atención local”, subraya. A lo largo de este año y medio, el programa ha consolidado equipos que ya estaban en funcionamiento y ha incorporado nuevos, lo que amplió significativamente la red de atención.
La CABA y el Chagas
En el caso de Ciudad de Buenos Aires, la disponibilidad de tratamientos continúa siendo una prioridad para los profesionales de la salud. En el Hospital de Infecciosas Francisco Javier Muñiz, por ejemplo, la dinámica de atención a pacientes con Chagas se mantiene constante. «Por ahora nosotros tenemos disponibilidad de tratamiento; la medicación se entrega en la farmacia del hospital de forma gratuita. El único requisito es notificar el caso al Sistema Nacional de Vigilancia y, luego, completar el tratamiento», explica Susana Lloverás, jefa de la sección de Zoopatología Médica.
«Hasta ahora, no hemos tenido problemas de faltantes y esperamos que esto no cambie por los vaivenes de la economía argentina«, añade la especialista, destacando el papel del Programa Nacional de Chagas en asegurar el abastecimiento. “Sostener estos espacios es fundamental para revertir el escenario de la enfermedad en el país. El equipo del hospital no solo ofrece la medicación sino que también realiza un seguimiento y evaluación exhaustiva de cada paciente”, detalla Lloverás.
Para mejorar la adherencia al tratamiento, el Hospital Muñiz forma parte de un protocolo de investigación multicéntrico que busca comparar el tratamiento convencional de 60 días con otros más cortos, de 30 y 15 días. «Estamos evaluando si un tratamiento abreviado es tan efectivo como el tratamiento tradicional», señala Lloverás.
Este estudio, aseguran, tiene un potencial significativo. «Si demostramos que un tratamiento de 15 días es igual de eficaz, sería muy beneficioso para los pacientes. La adherencia al tratamiento mejoraría y reduciríamos los efectos adversos, que suelen aparecer alrededor de la segunda semana», explica la especialista y advierte que aún es necesario esperar que la investigación pueda seguir su curso y que lleguen los resultados finales antes de implementar cambios en el tratamiento.