Desacoples políticos, confinamiento y los tiempos de la vacunación
Escribe Sergio Di Pino
El alivio apenas duró unos días. El confinamiento estricto, ordenado por el gobierno nacional y acompañado “a raja tabla” por la Provincia, alcanzó a Olavarría y obligó a dar marcha atrás con las últimas medidas municipales de apertura.
La jornada del sábado trascurrió en medio de la desinformación y el desconcierto generalizado. Recién en horas de la noche, el Municipio convocó a una conferencia de prensa e intentó pasar en limpio los alcances de las disposiciones nacionales y provinciales. “Ayer (viernes) hubiera sido una conferencia de prensa en potencial, donde muchas cosas no estaban muy claras” se excusó el intendente Ezequiel Galli.
Además de referirse a las actividades permitidas (y a sus horarios) o de mencionar a aquellas otras que quedaron suspendidas, el gobierno local anunció, por primer vez desde el comienzo de la segunda ola, algunas medidas de auxilio para los sectores más perjudicados por la pandemia. Se lanzó una ayuda fiscal para monotributistas y los rubros más castigados, con rebajas en la Tasa de Seguridad e Higiene. También se condonaron deudas por el uso y ocupación del espacio público (decks) en beneficio de algunos comercios.
Aunque los paliativos fiscales fueron diseñados en abril, el momento elegido por el Municipio para su comunicación, coincidió con el de las restricciones nacionales y provinciales más estrictas: “sabemos que el anuncio de estos nueve días de las medidas va a tener un impacto en muchas pymes y en muchos comercios, así que decidimos tomar estas medidas” explicó el intendente Ezequiel Galli. Al mismo tiempo, adelantó que “en caso que se siga extendiendo – el confinamiento- ya estamos trabajando y evaluando algunas medidas extra” dijo.
En la rueda de prensa, el Intendente y su secretario de salud, Germán Caputo, también brindaron información sobre la emergencia sanitaria. Pese a que el gobierno municipal se quedó sin margen de maniobra y debió acatar las disposiciones de la Provincia, lo cierto es que varios indicadores se agravaron en la última semana.
La ocupación hospitalaria siempre se mantuvo alta. En los últimos días, alcanzó niveles de saturación, con una demanda del 80% en UTI y un 100% en Cuidados Generales, según los datos oficiales del día sábado. Los contagios también fueron en aumento. El viernes superaron los cien casos diarios y, al día siguiente, hubo 80 contagios pero con una positivad del 55%. La cantidad de activos, volvió a ubicarse por encima de las 500 personas y tanto la Incidencia como la Razón, dos indicadores fundamentales para medir el riesgo epidemiológico, mostraron una tendencia a la suba, luego de varias semanas de desaceleración.
“Hace unos días que van subiendo y estamos atentos. Empezamos a notar más sintomatología y consultas en la guardia” reconoció el secretario de Salud, Germán Caputo, en declaraciones a Radio Olavarría.
Otras fuentes médicas, agregaron que el número actual de casos activos ya “asegura complicaciones” y temen por un incremento significativo de los contagios en una eventual “Tercera ola”. En particular, observan un cambio en las características de los pacientes que ingresan a Cuidados Intensivos: “Son más jóvenes y el sostén es más prolongado. Incluso con menor mortalidad, por su juventud, pero demandan más trabajo” analizan.
A la complejidad sanitaria de la pandemia, deben agregarse las dificultades generadas por las enfermedades prevalentes – habituales en el otoño o el invierno- y el ingreso al Hospital Municipal de pacientes por accidentes de tránsito.
De la búsqueda del equilibrio al “tire y afloje”
Una vez conocida la decisión del gobierno bonaerense, el intendente Ezequiel Galli hizo declaraciones a Canal Local y relativizó el impacto de la suba de casos en Olavarría registrada en la semana: “Estábamos en una buena situación, no para pasar a Fase 4 pero sí para estar en una meseta bastante estabilizada. Es una decisión que ha tomado la Provincia y la vamos a respetar, como hemos hecho siempre, estando o no estando de acuerdo. La normativa es para ser cumplida” explicó el viernes por la noche.
Durante la entrevista, señaló que “si bien aumentaron los casos esta semana, la positividad no es algo que nos preocupe. En la primera ola, teníamos una positividad del 70% y ahora nunca ha pasado del 30%. La positividad nos da una luz de esperanza para encontrar, y creo que lo habíamos encontrado esta semana, ese equilibrio entre lo económico, lo social y lo sanitario, tratando de hacer aperturas y cierres según van pasando las semanas” remarcó.
En igual sentido, se expresó el secretario de gobierno, Hilario Galli. A través de sus redes sociales, aseguró que “las medidas que tomamos desde el 23 de marzo, mostraron que íbamos por el camino correcto” y consideró que existen “otras alternativas que no son el confinamiento”.
¿Los indicadores sanitarios de las últimas semanas eran suficientes para justificar las aperturas que dispuso el Municipio? O por el contrario, la meseta alta de contagios y los niveles de ocupación hospitalaria ¿requerían medidas restrictivas como las decretadas por las autoridades nacionales y provinciales?
Una interesante reflexión sobre esta disyuntiva, brindó el secretario de Salud, Germán Caputo, durante la entrevista con Radio Olavarría: “En el Hospital me dicen hay que cerrar todo y cuando voy yendo para la Municipalidad veo y pienso que no puede quedarse la gente sin trabajar” sostuvo.
Las dificultades para alcanzar ese equilibrio “entre lo sanitario, lo económico y lo social”, que tanto ha pregonado el intendente Ezequiel Galli, han llevado a las autoridades a una serie de contradicciones que es necesario analizar, aun cuando el confinamiento ordenado por Nación y Provincia, haga suponer que el debate quedó viejo.
En primer lugar, la decisión de dar marcha atrás con la suspensión de actividades en gimnasios y natatorios, fue un punto de inflexión en el modo de relación entre el Municipio y los diferentes sectores de la comunidad.
El cambio de postura de las autoridades locales, impulsó a la organización y el reclamo de actores productivos o sociales, afectados por las medidas restrictivas. Aquella determinación, les ofreció expectativas para influir en las decisiones locales que, en otro momento, parecían obturadas por el cumplimiento estricto de lo normativo.
El antecedente que fijó la reapertura de gimnasios y natatorios, no solo se convirtió en un parámetro para calificar al resto de las disposiciones como justas o injustas: también se transformó en un articulador de demandas heterogéneas dentro de una cadena de equivalencias (aunque no tengan nada en común, están dirigidas a un mismo punto).
A modo de ejemplo, los gastronómicos lograron extender el horario de atención hasta las 23:00, con la misma metodología de negociación. Y a las protestas de los trabajadores de los cines y de los organizadores de eventos, se les sumó, esta semana, el reclamo del Consejo Pastoral.
En representación de las Iglesias evangélicas, los pastores presentaron un documento al Intendente con el que pidieron llevar a cabo los servicios religiosos en templos o lugares cerrados. Con un pormenorizado petitorio, hicieron un racconto de los derechos constitucionales de los argentinos, en sus libertades individuales, de reunión y para “profesar y practicar libremente su culto”. Y uno de los ejes de su argumentación fue, precisamente, el haber recibido “un trato desigual” respecto a otras actividades.
En uno de los apartados de la misiva, detallaron: “nótese que se ha procedido a la apertura de bares, restaurantes, gimnasios y demás lugares de esparcimiento, (decisión que celebramos y no nos oponemos), prohibiendo ilegítimamente la reapertura de los templos, abnegándose un derecho fundamental como lo es la libertad de culto y su pleno ejercicio, más aún cuando siempre se ha cumplido con los protocolos municipales instaurados, no habiendo en los cultos un alto nivel de contagio de COVID-19 conforme las estadísticas” señalaron.
Esa búsqueda del tan anhelado equilibrio, abrió la discusión – filosófica y política- sobre la ecuanimidad de las decisiones del gobierno municipal. La marcha atrás con las restricciones a gimnasios y natatorios, acrecentó la creencia de diferentes grupos sobre sus capacidades para influir en las disposiciones de la administración local. Aunque sea una discusión que hoy permanezca en suspenso, regresará, inevitablemente, una vez finalizada la cuarentena estricta. Aquella excepción municipal, será un punto de comparación con el que se medirá al resto de las medidas que adopte la comuna.
La vacunación y un nuevo desafío: ir a buscar a los no inscriptos
Autoridades de la Región sanitaria IX, brindaron, el último viernes, un informe sobre la vacunación contra el Covid-19. En la presentación, dieron cuenta de los hitos alcanzados a lo largo de los primeros cinco meses y apuntaron a la necesidad de ir en la búsqueda de aquellas personas, pertenecientes a los grupos prioritarios, que aún no han completado la inscripción.
“Son buenos los números pero se pueden mejorar” sostuvo el titular del organismo, Ramiro Borzi, sobre las cifras que se desprenden de la campaña.
El funcionario, precisó que más de 35 mil olavarrienses fueron vacunados (26 mil con la primera dosis y alrededor de 8.500 con las dos dosis) sobre un total de 50.500 inscriptos. La preocupación está puesta en unos 40 mil vecinos, que integran el universo de habitantes en condiciones de acceder a la vacuna, y que, por distintas circunstancias, no se anotaron a través del registro previsto por la Provincia.
En ese marco, las autoridades regionales anunciaron un “Plan distrital de identificación de población de riesgo” en conjunto con instituciones intermedias: clubes, sociedades de fomento, sindicatos o la Unión Industrial.
Una vez más, llama la atención que no exista participación de dependencias o agentes municipales. Aunque después del escándalo de las vacunas pérdidas, hubo algunas señales de acercamiento, la articulación siempre ha resultado compleja y condicionada por lo político.
En el marco de la última conferencia de prensa, el intendente Ezequiel Galli aprovechó para deslizar algunas críticas hacia el manejo de la campaña de vacunación: “Queremos que la gente se inscriba. Olavarría no llega a 50 mil inscriptos y también nos preocupa mucho el porcentaje de vacunados, con respecto a otros municipios de la región. Olavarría está en un 22% cuando hay municipios como La Madrid, Tapalqué o Alvear que están arriba del 30 o 40%. Vuelvo a poner a disposición el sistema vacunatorio municipal para hacerlo más ágil” enfatizó.
Ramiro Borzi, en tanto, había manifestado que las instituciones elegidas permitirán “difundir, identificar y ayudar a la inscripción de personas de riesgo. Tienen llegada a la sociedad y cuentan con base de datos” dijo.
Sobre las posibles razones que llevaron a miles de personas a no inscribirse, consideró que, en primera instancia, “hubo una campaña de difamación de ciertos sectores de la política que repercutió” pero advirtió que “no se puede discutir los esquemas de vacunación”.
El Municipio creyó que la pandemia le había dado un alivio y decretó una serie de aperturas para actividades sociales y productivas. En menos de una semana, aquellos anuncios quedaron a contramano de las medidas nacionales y provinciales y se evaporaron. Olavarría fue considerada como una localidad con riesgo epidemiológico y deberá cumplir un confinamiento estricto hasta el 30 de mayo.
Ante la confusión generalizada, las autoridades locales llamaron a una nueva conferencia de prensa e intentaron pasar en limpio los alcances de las restricciones. Al mismo tiempo, anunciaron medidas de ayuda fiscal (que ya venían preparando) pero que fueron comunicadas como respuesta a las limitaciones dispuestas por el presidente Alberto Fernández.
Durante la semana, los indicadores sanitarios dieron señales de preocupación (aumento de los contagios y altos niveles de ocupación hospitalaria) pero fueron relativizados por el Intendente en sus declaraciones periodísticas. A favor de Ezequiel Galli, la baja circulación en las calles permitirá reducir los contagios y no tendrá que pagar el costo político de una medida antipática para la sociedad.
El enojo social, emergió incluso antes del confinamiento. Hubo reclamos de distintos sectores que se vieron perjudicados por un “trato desigual” con respecto a otras actividades que fueron habilitadas por el Municipio. Con la autorización a gimnasios, natatorios y lugares gastronómicos, la comuna sentó un antecedente que, una vez que pase la cuarentena estricta, será recordado como punto de comparación de futuras disposiciones.
En el medio de este complejo panorama, la campaña provincial de vacunación reveló que un amplio sector de la sociedad aún no se inscribió en los registros oficiales. El lanzamiento de un “Plan distrital de identificación de población de riesgo” despertó otra silenciosa disputa con el Municipio que, una vez más, no fue tenido en cuenta para formar parte del operativo de sensibilización. El Intendente, no dejó pasar la oportunidad y cuestionó el retraso de Olavarría en cantidad de personas vacunadas, respecto a otros distritos de la región.
Mientras se producen estas discusiones políticas, Olavarría comienza a transitar por un nuevo confinamiento. Son días que nos remontan al inicio de la pandemia pero con un mayor desgaste económico y psicológico. Y nos imponen un nuevo desafío, mientras aguardamos la llegada de más vacunas.
Los comentarios están cerrados.