El dulce nombre de María

El 12 de setiembre se recuerda el “dulce nombre de María”. En 1683, el Papa Inocencio XI declaró oficial una fiesta que se realizaba en el centro de España durante muchos años y que es la del “Dulce nombre de María”.

En relación a la Sagrada Escritura el evangelista San Lucas escribe el nombre de la doncella que va a ser la Madre de Dios: “Y su nombre era María”.

El Catecismo de la Iglesia Católica nos dice en el no. 963: “Que a María se le reconoce y se le venera como Madre de Dios y Madre del Redentor y más aún, es verdaderamente la madre de todos los miembros del cuerpo, cuya cabeza es Cristo”.

El nombre de María, traducido del hebreo “Miriam”, significa Doncella, Señora, Princesa. El padre Eliecer Salesman, en su libro “Mes de María” explica que María en el idioma popular significa: “La Iluminadora”. (S. Jerónimo M 1.23.780). En el idioma arameo significa: “Señora” o “Princesa” (Bover). En el idioma egipcio que fue donde primero se utilizó este nombre significa: “La preferida de Yahvé Dios”. (Éxodo 15, 20). Así que MAR-YA o MYR-YAM en egipcio significaría: “La Hija preferida de Dios” (Zorell).

El pueblo fiel la invoca con total confianza en cada Ave María: “Dios te salve, María … Madre de Dios ruega por nosotros …”. A Ella acudimos porque: “María es madre y una madre se preocupa sobre todo por la salud de sus hijos: nos ayuda a crecer, a afrontar la vida, a ser libres. Porque Ella es: “… la del corazón abierto por la espada, que comprende todas las penas. Como madre de todos, es signo de esperanza para los pueblos que sufren dolores de parto hasta que brote la justicia”. (…) “No lo olvidemos: la maternidad de María es el camino para encontrar la ternura paterna de Dios, el camino más cercano, más directo, más fácil, con esto que es el estilo de Dios: cercanía, compasión y ternura”. (Papa Francisco).

En este día recordamos y celebramos tantos “encuentros” personales y familiares que hemos tenido con María cuyo nombre pronunciamos con ternura y gratitud, con confianza y esperanza para transitar con y como Ella los caminos de la vida.