El fin de la toma de tierras y la novela del cierre de listas

Columna de opinión del periodista Sergio Di Pino
Algo de gestión y mucho de desgaste. Luego de tres meses de iniciada la toma de tierras en un sector lindero al barrio Lourdes, la Justicia ejecutó la orden de desalojo y el Municipio recuperó un predio al que sus propios funcionarios no dudaron de calificar como “inutilizable”.
La medida se llevó a cabo el último viernes. En los terrenos fiscales ya no quedaban ocupantes. Las últimas familias, que no habían llegado a un acuerdo con la Mesa de Diálogo o de forma directa con el Municipio resistieron- por algunas semanas- las severas condiciones climáticas con improvisadas tolderías o a la intemperie. Pero la crudeza del invierno fue demasiado. No aguantaron y se retiraron. Lo hicieron mucho antes de la fecha establecida por las autoridades para llevar a cabo el desalojo.
El paisaje de lo que meses atrás fue el refugio desesperado de decenas de familias sin un techo, ya era un lugar desolado cuando los funcionarios y operarios municipales llegaron con sus maquinarias. Apenas quedaban un par de carpas, vestigios de aquella lucha que expuso el drama de amplios sectores de la comunidad para acceder a un lugar en donde vivir.

En medio de un fuerte operativo, las topadoras avanzaron sobre los lotes demarcados y derribaron los esqueléticos cimientos. Con la limpieza y nivelación de los terrenos, se “sepultó” la toma colectiva de tierras, un hecho inédito en la historia reciente de Olavarría.
“Se acordó un trabajo a largo y mediano plazo. Se habló con las familias y comprendieron que esta no era la manera. Nadie quiere la toma como una forma de presión. Se hizo y se está haciendo un trabajo social con visitas a las familias. En algunos casos se han comenzado a entregar algunos terrenos o materiales y vemos cuales son las situaciones de vulnerabilidad de cada familia” remarcó ante los medios de comunicación, el secretario de Desarrollo Humano y Calidad de Vida, Diego Robbiani, mientras monitoreaba los trabajos del personal municipal.
Allegados a los vecinos que permanecieron hasta los últimos días de la toma, opinaron lo contrario: “En algunos casos tuvieron respuestas muy parciales como la entrega de algunos materiales de la construcción. Pero a la mayoría le ganaron por cansancio” confesaron.

En una entrevista que Ezequiel Galli brindó a la Cátedra de Periodismo Político de la Facultad de Ciencias Sociales de la UNICEN, el Intendente reconoció que el “problema habitacional es enorme” pero advirtió que “la solución no es cometer delitos, hacer tomas o hacer lo que a uno parezca porque tiene un problema habitacional” dijo.

El gobierno municipal salió airoso en términos políticos y simbólicos, si la evaluación de la toma se limita a la cuestión del corto plazo. Primero porque logró el desalojo pacífico del predio. Y segundo, porque le dejó una sensación, a buena parte de su electorado, de no haber hecho grandes concesiones, más allá de lo lejos que quedó el axioma “dentro de la ley todo, fuera de la ley nada”, lanzado al inicio del reclamo.
Una señal de debilidad del gobierno, hubiera provocado el rechazo de amplios sectores de la comunidad, para quienes ocupar un lote equivale a “querer una casa o un terreno sin trabajar”. Atribuir la imposibilidad de acceso a una vivienda a la “falta de esfuerzo” y dedicación al trabajo, puede resultarnos, a todas luces, una simplificación. Pero nadie puede negar su eficacia discursiva. En su reduccionismo radica su potencia ideológica.
Pero si la mirada apunta al largo plazo, la toma de tierras desnudó que la problemática habitacional en Olavarría ya no se reduce a situaciones puntuales. Al igual que en los grandes centros urbanos, el déficit de viviendas adquiere una verdadera dimensión colectiva. Un drama que se agravó en los últimos años, con el incremento de la pobreza y la marginalidad. Si lo ocurrido en el barrio Lourdes no logra poner en alerta a la dirigencia y la moviliza a buscar soluciones estructurales, este tipo de situaciones serán cada vez más grandes y frecuentes.
En el fondo, se trata de asumir que la problemática habitacional es una deuda estructural. Y que es el Estado, en todos sus niveles, quien debe intervenir ante un mercado inmobiliario completamente dolarizado, que transformó el acceso a la tierra en un “commodity” y lo desplazó de su valor estratégico como “bien social”.
Olavarría no es ajena a este proceso y las dificultades de sus vecinos para acceder a una vivienda son cada vez más notorias. Pese a este contexto nacional, la atención debe centrarse en las posibilidades locales. Además de avances para la regularización dominial, se necesitan acciones sostenidas que faciliten el acceso a nuevos lotes con servicios, ayuda para la entrega de materiales, tenencias precarias o fortalecer un banco de tierras municipal.

Casualidad o no tanto, al día siguiente del desalojo en el barrio Lourdes, el intendente Ezequiel Galli encabezó un acto con el que lanzó la inscripción y puesta en marcha de la primera etapa del plan “TU.VI”, un programa para la construcción de veinte viviendas en el barrio Pickelado durante el 2021 (había sido postergado el año pasado).
La iniciativa, apunta a un segmento de la población de Olavarría imposibilitada de acceder a un crédito hipotecario, pero que cuenta con un respaldo económico para cubrir el monto mínimo de licitación y sostener una cuota mensual superior a los 30 mil pesos. La obra, implicará una inversión municipal de más de cien millones de pesos (la segunda etapa está prevista para el 2022 e incluye otros 20 hogares) y es planteada por el Municipio como un “puntapié inicial” para empezar a dar respuesta a la necesidad habitacional: “Hoy es un día muy importante para nosotros porque creemos que es el comienzo de un plan integral de viviendas que esperemos se sostenga en el tiempo y a través de las gestiones que continúen en el Municipio” destacó el intendente Ezequiel Galli durante el anuncio.
Con solo tomar un dato oficial, se advierte lo lejos que se está de revertir el problema: en el Registro de Demanda Habitacional del Municipio había, al mes de junio, más de 2600 anotados.
Cierre de listas: entre la urgencia de la política y la apatía social
A menos de un mes para el cierre de listas, el clima electoral comenzó a ganar terreno entre la dirigencia política. Oficialismo y oposición habían evitado – hasta ahora- mostrar preocupación por un tema que está lejos de ser relevante para una ciudadanía agobiada a causa de los graves efectos ocasionados por la pandemia.
Pero en política mandan los tiempos y el inusual contexto del coronavirus apenas hizo que el calendario electoral se postergara durante un mes. El sábado 24 de julio, los frentes electorales deberán presentar sus precandidatos, de cara a las primarias de septiembre.
En Juntos por el Cambio, las tensiones se centran en la interna del PRO que es un verdadero “hervidero” en la provincia de Buenos Aires. El telón de fondo, es la disputa por liderar la coalición opositora entre el ex presidente Mauricio Macri y el jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, de cara al 2023. Ni la reunión de la Mesa Nacional de Juntos por el Cambio ni el encuentro entre los dos máximos líderes del Pro, sirvieron para bajar la tensión y ordenar el armado amarillo.

La cumbre de Olavarría entre los intendentes del interior “no radicales” y Horacio Rodríguez Larreta, realizada la semana pasada, en la que Ezequiel Galli fue anfitrión y protagonista, significó un giño de los alcaldes a las aspiraciones del jefe de la Ciudad de desembarcar en la Provincia, con Diego Santilli como candidato. “Santilli es de origen peronista y es un cuadro que va a permitir ampliar la base política” reconoce un dirigente local.
La movida inicial de Larreta se consolidó, en la semana, con otras dos fotos que logró junto a intendentes del Gran Buenos Aires, Julio Garro (La Plata) y dirigentes de la agrupación “La Territorial”. Un posible enroque con la ex gobernadora María Eugenia Vidal, quien de jugar electoralmente lo haría en la ciudad de Buenos Aires – pese a la insistencia de Mauricio Macri para que compita en Provincia y deje en la Ciudad a Patricia Bullrich- podrían despejarle aún más el camino.
La única resistencia está centrada en la figura del intendente de Vicente López, Jorge Macri. El primo del expresidente, se apareció por sorpresa en Olavarría “para hacerse respetar” y no se resigna a ser candidato, pese a que varios jefes comunales del denominado “Grupo Dorrego” parecen haberle soltado la mano. También se sacó fotos junto a Patricia Bullrich y algunos intendentes aliados ¿Se trata de un último pataleo o insistirá con una lista propia? La cuestión podría complejizarse, aún más, si decide bajarse pero mantener la resistencia “a la postulación porteña en la provincia” con un respaldo a la candidatura de Facundo Manes, que es impulsada por el radicalismo.

La UCR encontró en la figura del neurocientífico, la referencia que le ha faltado durante años: un candidato de consenso que pueda ser competitivo para ganar protagonismo en el frente electoral. El problema es que Manes aún no dio el sí para encabezar una eventual nómina de diputados, aunque los líderes del centenario partido confían en que aceptará la propuesta.
A su vez, resta saber qué pasará con los demás aliados de Juntos por el Cambio. La líder de la Coalición Cívica, Lilita Carrió, volvió a insistir con el llamado a la unidad. “Tenemos que perdonar, sacarnos las broncas”, sostuvo. Pero también advirtió sobre el “destrato” a los socios del PRO. El cuadro se completa con lo que puedan hacer Emilio Monzó y Joaquín de la Torre.
En ese marco de indefinición, es difícil saber aún que pasará a nivel seccional. Todo dependerá de si Juntos por el Cambio puede sostener una lista de unidad o si el PRO irá a internas con la UCR. Durante la entrevista con los estudiantes de la Cátedra de Periodismo Político de la Facultad de Ciencias Sociales, el intendente Ezequiel Galli sacó chapa de sus triunfos electorales en 2015 /17 /19 y dijo que esos logros no estuvieron acompañados por una presencia local en la Legislatura bonaerense: “nos merecemos tener lugar en la discusión y poder ofrecer alguien del espacio” sostuvo. Desde el radicalismo seccional, algunos voceros consideran que “el reproche es intra-PRO y no hay que trasladarlo al interior de la coalición”.

Aunque los principales actores seccionales coinciden en que Olavarría merece un lugar central en la nómina, las diferencias se centran con los nombres en danza (Hilario Galli o Diego Robbiani), siempre en un hipotético escenario de unidad. “Ezequiel debería tener el nombre de una mujer a mano” coinciden varios dirigentes del JxC. Esa opción, le permitiría al radicalismo (apoyado en los intendentes de la UCR y la diputada nacional Alejandra Lordén) colocar al actual senador de la UCR, Alejandro Cellillo, dentro de los dos primeros lugares de la nómina y descomprimir la interna en la Séptima.
Curiosamente, el Frente de Todos aparece mucho más ordenado. La conformación de una Mesa Política de la Provincia de Buenos Aires contiene a los principales espacios que conforman la coalición de gobierno. Además de Axel Kicillof, la integran Máximo Kirchner, Sergio Massa, Eduardo de Pedro, Gabriel Katopodis y Santiago Cafiero. Estos dirigentes tendrán la “lapicera” para el armado electoral bonaerense. En el plano público, es notoria la apuesta a un rol protagónico del presidente Alberto Fernández y del gobernador Axel Kicillof, con anuncios de gestión, obras y con un fuerte eje en la campaña de vacunación.
A nivel seccional, aún no hay definiciones pero las discusiones se centrarán entre los referentes de La Cámpora, los intendentes y el massismo. La séptima sección es una de las claves para el oficialismo provincial de cara al objetivo de conquistar la mayoría en el Senado Bonaerense. A nivel general, el Frente de Todos necesita tres legisladores para nivelar fuerzas y llegar a un escenario de 23 a 23, donde Verónica Magario, vicegobernadora, pueda desempatar con su voto doble. Hoy esos tres escaños están en manos de Juntos por el Cambio y la proyección de una elección polarizada los invita a pensar, de mínima, en ganar una de esas bancas.

Ese escenario podría complicarse si comienza a crecer una “tercera vía”, de la mano de Florencio Randazzo. El ex ministro del interior, estaría dispuesto a pasar con “la ambulancia” y levantar a los heridos de los frentes electorales mayoritarios para ofrecerles transitar por la “ancha avenida del medio”. Las opciones “antigrieta”, suelen tener un nucleo de votantes que permiten sumar algunos puntos en los comicios.
De crecer a nivel seccional, algo que hoy parece complejo porque sólo ha podido articular con el vecinalismo, el randazzismo podría convertirse en una opción que le dispute votos al Frente de Todos y que complique su llegada al piso del 33%, cifra necesaria para ingresar a un legislador.
En el plano local, el concejal de Renovación Peronista, Germán Aramburu, volvió a mostrar su descontento hacia el modo de construcción de los referentes locales del Frente de Todos. Afirmó en una entrevista, que “La Cámpora tiene buenos militantes pero les falta amplitud”. Desde el entorno de Renovación Peronista, agregaron que “existen conversaciones con Randazzo pero también con dirigentes del Frente de Todos de otros lugares” y señalaron que la apuesta es “por un proyecto político serio que permita construir. Queremos seguir jugando en política pero no a cualquier precio. Si no es ahora será en 2023” explicaron.

A menos de un mes para el cierre de listas, todo puede pasar. Para el común de la población puede parecer un tiempo escaso, pero en política significa una eternidad. Es el momento de la “rosca” y las luchas internas por el poder. De discusiones pero también de la búsqueda de consensos. Y esa carrera a contrarreloj traerá acuerdos, miserias y desplantes.
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