El regreso de Verónica Rosenthal

Libros / Carlos Verucchi / En Línea Noticias (Twitter: @carlos_verucchi)
Alguna vez, Sergio Olguín (Buenos Aires, 1967) aseguró que extendería la zaga de Verónica Rosenthal hasta llegar a las diez novelas. No por desmedido, ese proyecto deja de ser atractivo. Los lectores conocimos a Verónica Rosenthal cuando fue protagonista de “La fragilidad de los cuerpos”, publicada en 2013. Tal como le ocurrió al autor, a partir de ese momento no pudimos dejar de interesarnos por la vida de la periodista de “Nuestro tiempo”. A punto tal que “devoramos” sus aventuras siguientes: “Las extranjeras” (2014) y “No hay amores felices” (2016).
Después de un impase de cinco años, Alfaguara acaba de publicar “La mejor enemiga”, cuarta entrega (de diez si creemos en la decimalmente absurda propuesta del autor) de las aventuras de quien otorga condición femenina a un género ―el policial― tradicionalmente machista.
Sergio Olguín es consciente del despropósito de su insistencia con el personaje. Por tal razón, tal vez, concibe esta cuarta entrega más como un intento de retratar una época que de prolongar el interés por un personaje cuya vida, como la de todos, no deja de ser intrascendente y aburrida.
Muy valientemente, eso sí, Olguín se mete con tres temas picantes: el conflicto en La franja de Gaza, el aborto y el tan cuestionado en la actualidad rol de los medios de comunicación. Busquemos por ese lado el mérito de “La mejor enemiga”.
Una empresa de seguridad de gran prestigio en la ciudad de Buenos Aires es regenteada por un ex militar israelí que cometió crímenes de guerra en la Franja de Gaza. Un periodista desocupado decide investigar a fondo el tema y termina siendo asesinado. Ciertos papeles con información muy valiosa y una Tablet con fotos y videos comprometedores llegan a manos del equipo de periodistas de “Nuestro tiempo”, la trama ya es, claramente, la de cualquier novela policial.
Sin la pretensión de agotar cada uno de estos temas o de intentar ofrecer lecciones de moral, Olguín pone sobre la trama de su novela elementos con los que el lector podrá construir su punto de vista. El tema más jugoso gira en torno a la tan cuestionada actividad periodística o postura de los medios de comunicación frente a la disyuntiva: información al servicio de la comunidad versus rédito monetario que la actividad ―como toda actividad comercial― persigue.
¿Hasta dónde debe llegar un periodista durante un trabajo de investigación? ¿En qué medida un periodista empleado por un medio debe responder a las directivas de sus superiores? ¿Cómo ser un empleado eficiente y hacer periodismo serio al mismo tiempo? Dante Panzeri se ocupó, en la década del 60, de responder con mucha claridad este tipo de interrogantes. Rodolfo Walsh ofreció su vida con el fin de ensayar una posible respuesta. Pero los tiempos cambiaron, y ahora, más que inmolarse o perder un empleo, muchos periodistas se venden al mejor postor y adecúan su línea de pensamiento al perfil del medio que les ofrezca trabajo.
“Periodista es el hombre auténtico que orienta con su opinión la de los timoratos, falsificadores, hipócritas, imbéciles o talentosos carentes de tiempo y acceso a la información”, afirmaba Panzeri. Fueron muchos los discípulos que se enfocaron a orientar a los imbéciles y descuidaron a los talentosos, timoratos o hipócritas. La trama de “La mejor enemiga” induce al lector a repensar el rol del periodismo e intenta reivindicar cierto compromiso perdido.
Por otro lado, Sergio Olguín plantea, posiblemente por primera vez en la literatura después de haberse aprobado la ley de interrupción voluntaria del embarazo en nuestro país, las tribulaciones a las que se ve sometida una pareja ante la encrucijada de tener un hijo. Las restricciones que implica ser madre, cierta falta de maduración que se refleja en momentos cruciales y algunos vericuetos de la vida de esos que nos gusta calificar como “ironías del destino”, confluyen para darle al lector un interesante incentivo para meditar sobre el tema.
Con una trama inteligente que mezcla los postulados clásicos del género policial con problemáticas de interés actual, Olguín redondea una novela recomendable. Sale airoso, al menos por esta vez, en su propósito de prolongar la zaga de Verónica Rosenthal. Vamos por más.
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