Ellas
Escribe: Lic. Marcela Blaufuks
Olavarría cumple un año más. Mi ciudad por adopción. Crecí aquí, tengo mi familia, estudié y desarrollo mi carrera como educadora. Pienso en mi lugar. Recorro su historia, su geografía, sus instituciones. Y me detengo en su gente. Estoy convencida que los lugares los hacemos las personas con nuestra presencia, con el trabajo, con la humanidad que desplegamos. Y pienso en ellas, mujeres poderosas que se cruzaron en mi vida gracias a mi profesión.
Soy docente y entre tantos espacios en los que trabajé, me desempeñé como directora de la Escuela 8 “Gral. San Martín” por varios años. Dentro de mis compromisos comencé a participar en la Asociación Cultural Sanmartiniana. Y allí, como un regalo, las conocí: Beatriz, Carmen, Silvia y Nélida. Si ellas, mujeres que me inspiraron, me regalaron su saber, mujeres generosas, íntegras.
Me cuesta encontrar las palabras cuando quiero describirlas, prefiero pensar en lo que significan, lo que representan y así construir un espacio para recordarlas. Pienso en el presente, la velocidad en la que vivimos, lo dinámico de lo cotidiano y decido hacer un alto. Pensarlas y reconocerlas.
Beatriz Ramos de Volonté y su pasión por “ser maestra”. La Escuela Normal y otras escuelas
tuvieron el privilegio de su presencia, su trabajo apasionado, su entrega a la formación. Su tarea se
extendió hacia la Comunidad. Participó incansablemente en la Cruz Roja, asesorando y
acompañando a cientos de niños. Recuerdo verla llegar a la Escuela 17 a dar sus charlas de
Educación Vial que era otro de sus desvelos. Por años formó parte de comisiones y realizó tareas
que pretendieron aportar a la formación ciudadana. El Cooperativismo, la importancia de lo colectivo
era otro valor que defendía. El acompañamiento a los Ex combatientes de Malvinas y su respeto
inmenso y, el amor hacia la historia nacional, el estudio de nuestros próceres, San Martín, Belgrano,
Sarmiento. Secretaria por años de la Asociación Cultural Sanmartiniana, Beatriz honró cada fecha
en el calendario, porque consideraba que la memoria se hace con palabras y con hechos. Nos
comprometía, como educadores, a ser protagonistas trazando el camino no sólo con argumentos
sino con pasión y accionar
Carmen Haydee Politti de Piriz. Recordarla es pensar en la escuela rural y el amor con que hablaba de su pueblo, Recalde. La conocí mayor, pro tesorera de la Asociación. Me sentaba junto a ella en las reuniones, nos divertíamos mucho. Ingeniosa, alegre, generosa. Amiga de sus amigos, gran viajera. Paciente, creía todo en la vida llegaba cuando había entrega, trabajo y una cuota de suerte. Sensible, compartíamos historias, ella las vividas, yo mis sueños, mis anhelos. Recuerdo su entusiasmo por agasajarnos con sus atenciones. Siempre valoraba con palabras precisas a cada uno y recordaba con amor inmenso a María, su hija que partió antes. Destacaba el valor de la familia y la educación. Demostraba su compromiso con los valores sanmartinianos respetando a cada uno, participando y cuidando con su presencia el espacio asignado.
Silvia Artacho. Al pensar en ella se me presenta su figura, siempre erguida, luminosa, extremadamente cumplidora del deber, empática. Amó su profesión de enfermera, que desarrolló por años en el Policlínico Ferroviario. Estricta pero afectiva, siempre nos visitaba en la escuela, trayendo consigo una carpeta que ella misma se ocupaba de construir con artículos, fotos, observaciones Siempre delicada, nos convidaba un caramelo antes de cada reunión, era su mimo, su atención. Participaba con alegría de encuentros, actos y eventos, disfrutando de la gente y su compañía.
Nélida Zanetti de Salvade. Socia fundadora de la Asociación. Pensar en ella es revivir sus comentarios, sus escritos, sus apuntes, el ejercicio de la lectura que en cada reunión compartía con nosotros. Su amor hacia la historia. Rigurosa, comunicativa, generosa en sus observaciones. Siempre dispuesta a compartir, jamás faltaba a los eventos sociales acompañada de su esposo. Compartíamos charlas sobre aspectos de la gesta sanmartiniana, siempre aportaba novedades, por sus viajes, por sus estudios. Recuerdo que contaba su gusto por la música, cómo estudiaba nuevas obras clásicas para tocar en su piano, el amor por los animales, sus sensibilidad y compromiso. Nunca olvidaré su trato delicado, su respeto y valoración hacia la educación. Docente incansable, inquieta que permanecerá en las aulas de la Escuela Normal y en el recuerdo de quienes la conocimos.
Se acerca como expresé, un nuevo aniversario de Olavarría, elijo creer que personas como ellas nos construyen, nos forman, nos constituyen. Y así, intento no dejarlas partir del todo. Me gusta pensar que permanecen en nosotros, en aquellos que pudimos disfrutar de su compañía, escucharlas, mirarlas y, aprender. Escribir y recordarlas es una excusa para que otros se adueñen de sus historias, se inspiren y vuelvan a creer en valores como el compromiso, la participación y la educación. Esos valores que nos ayudan a construir un lugar amigable, inclusivo en el que vale la pena vivir.
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