Espera y Esperanza


El Adviento es una preparación a la Navidad y, por lo tanto… «es un tiempo de espera y de esperanza»,es una llamada incesante a la esperanza: nos recuerda que Dios está presente en la historia para conducirla a su fin último y a su plenitud, que es el Señor Jesucristo. Dios está presente en la historia de la humanidad, es el ‘Dios con nosotros’. Dios no está lejano, está siempre con nosotros, hasta el punto de que muchas veces llama a la puerta de nuestro corazón». (…)  «El Señor camina a nuestro lado para sostenernos, no nos abandona nunca; nos acompaña en nuestros eventos existenciales para ayudarnos a descubrir el sentido del camino, el significado del cotidiano, para infundirnos valentía en las pruebas y en el dolor». (…) «En medio de las tempestades de la vida, Dios siempre nos tiende la mano y nos libra de las amenazas. Esto es bello». (Papa Francisco).

            «Dios es un Dios que viene, que viene continuamente: ¡Él no decepciona nuestra espera! Nos hará pasar, tal  vez, algún momento en la oscuridad para madurar nuestra esperanza, pero nunca decepciona. Siempre está a nuestro lado. A veces no se hace ver, pero siempre viene». (…) «Vino en un momento concreto de la historia, y se ha hecho hombre para tomar sobre sí nuestros pecados. La fiesta de la Navidad conmemora esta primera venida de Jesús en un momento histórico». (…) “Vino a Belén, vendrá en el fin del mundo, pero cada día viene a nosotros en una tercera modalidad: viene cada día a visitar a su pueblo, a visitar a cada hombre y mujer que lo acoge en la Palabra, en los Sacramentos, en los hermanos y en las hermanas”. ¿Pensaste alguna  vez  que ese es Dios cercano?

            “Ya  estamos  a  la  puerta de  Navidad,  que  podamos  experimentar  una  alegría  constante porque viene  el  Señor  de  la  Vida. Que  nuestra  oración  sea  perseverante, y dejemos que sea el Señor quien nos muestre lo que hay que hacer, muy a menudo es la oración la que nos da la intuición de la salida. El Señor nunca permite que surja un problema sin darnos también la ayuda necesaria para afrontarlo, siempre nos da la intuición, la ayuda, su presencia, para salir de él, para resolverlo. (Papa Francisco).

            Espera  y  Esperanza entrelazadas  nos  llevan a expresar de lo más  hondo  del  corazón  un  sentimiento  de  gratitud,  de  agradecimiento porque, como  decía el Papa Benedicto XVI, “…el Señor desea venir siempre a través de nosotros, y llama a la puerta de nuestro corazón: ¿estás dispuesto a darme tu carne, tu tiempo, tu vida? Esta es la voz del Señor, que quiere entrar también en nuestro tiempo, quiere entrar en la historia humana a través de nosotros. Busca también una morada viva, nuestra vida personal. Esta es la venida del Señor.  Esto es lo que queremos aprender de nuevo en el tiempo del Adviento: que el Señor pueda venir a través de nosotros”.    

            Espera  y  Esperanza  se  hacen  realidad en el encuentro continuo con el Señor. Estar con el Señor nos llevará a preparamos desde  ahora, a la eternidad: ¡para  siempre  en  Dios!

               (*)  Angélica  Diez, Misionera  de la  Inmaculada  Padre  Kolbe, Olavarría.

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