Estafas sin contacto: cómo evitar que sustraigan el dinero de nuestras tarjetas de crédito y débito
Por Lucas Moyano (*)
Desde hace ya un tiempo no es necesario que entreguemos nuestras tarjetas de crédito en mano para efectuar un pago. Ni siquiera que carguemos nuestro PIN o brindemos algún otro tipo de dato. Ello es gracias a una tecnología llamada «sin contacto».
La tecnología «contactless» se utiliza hace algunos años en la Argentina como una evolución en el uso de las tarjetas de crédito y de débito, que incorporaron un chip que permite las operaciones (pagos) inalámbricas por proximidad. Tan sólo se necesita acercar la tarjeta al lector para realizar una transacción.
También se encuentra esta tecnología en dispositivos inteligentes, tales como -por ejemplo- teléfonos y relojes.
Esta tecnología facilita las operaciones de compra. Y es verdad que es más cómoda; aunque evidencia una brecha en términos de seguridad por la cual es más fácil clonar la tarjeta o hacer pagos sin que nosotros tengamos que autorizarlos.
La operación se hace a través de una transmisión inalámbrica. Y un criminal puede interceptarla, ya que es factible clonar la tarjeta y, de esa manera ilícita, hacer operaciones sin que los propietarios de las mismas se den cuenta.
Cómo actúan los criminales
Con el «contactless» los delincuentes encontraron una forma de obtener un pago sin que el titular de la tarjeta se dé cuenta.
Es cuestión de acercar la tarjeta a cualquier medio de pago activado y ya se realiza la operación.
Los autores de este tipo de delito informático utilizan lectores de «contactless» para robar información y dinero.
Estos dispositivos, que pueden comprarse fácilmente, permiten realizar un cobro simplemente acercando la tarjeta al lector sin que el titular se dé cuenta.
Las situaciones donde pueden ocurrir este tipo de hechos son, generalmente, lugares concurridos, tales como partidos de fútbol, festejos o ferias. Espacios donde el delincuente -aprovechando esa oportunidad para pasar desapercibido- tan sólo necesita acercarse con el lector de datos lo suficiente a la billetera, cartera o mochila de un desprevenido usuario para que se detecte su tarjeta. Y así, el dinero se va sin que el damnificado lo note.
Cómo se previene
El uso de billeteras de protección RFID (Radio Frequency Identification) o NFC (Near Fiel Communication) bloquea las transmisiones entre cualquier dispositivo y las tarjetas, impidiendo que alguien tome los datos de los «plásticos».
El protector de tarjeta se usa cuando no las están utilizando. Evita que puedan ser clonadas y, también, sirven para impedir compras de las que recién se toma conocimiento cuando se revisa el resumen de tarjeta.
Para el que no pueda adquirir estas billeteras se recomienda lo siguiente: envolver las billeteras donde las tarjetas están guardadas o las propias tarjetas en papel aluminio; o guardar las tarjetas en lugares más protegidos o menos accesibles que el bolsillo del pantalón o el exterior de una mochila, teniendo en cuenta que la transmisión de los datos se da por cercanía.
También es útil colocar dos tarjetas juntas, con sus caras enfrentadas y una de ellas girada al revés. Esto crea un campo magnético que actúa como una barrera contra los lectores de datos.
Es importante, además, no entregar la tarjeta al momento de hacer pagos y nunca perderla de vista. Y finalmente, siempre hay que revisar los resúmenes bancarios.
(*) Titular de las fiscalías 22 y 19 del Departamento Judicial Azul. Autor del libro: «Ciberdelitos. Cómo investigar en entornos digitales».