¡Estamos a la buena de Dios!
Escribe: Carlos Paladino.
Sudamérica no ha podido despojarse de la pobreza, acuciada, entre otras culpas, por el ejercicio sostenido de conquistadores y dictadores. Una fuerte y oportuna inmigración europea, a los países más australes del continente, fue la que a fuerza de ideas innovadoras y tesón al trabajo, modificó el mismo rumbo señalado para el resto de las naciones latinoamericanas.
Al puerto de Buenos Aires, arribaron liberales, anarquistas, gremialistas, insurgentes; pero, fundamentalmente. hombres y mujeres escapados de una miseria a la que, por nada del mundo, querían volver. El escenario austral fue propicio para esos fines y las generaciones fueron superando las precariedades. Argentina, expresó ese clamor por sobre el de todos los otros. ¿Por qué abandonamos el camino que supimos trazarnos, aún soportando los clásicos altibajos que sufre cualquier país? No es tema para dilucidar ahora.
Nos provoca una inmensa satisfacción leer libros que hablan del pasado. Sirven para aprender y conocer los hechos y circunstancias que formaron la historia Argentina. Ver, por ejemplo, los muchos viajeros que llegaron a América, la recorrieron vastamente y en libros la describieron y plasmaron sus sensaciones, sus emociones comparativas con la cultura y costumbres de sus lugares de origen. «No obstante la riqueza natural de América del Sud -escribió un visitante por los años 1800 – hay pocas regiones donde se vea tanta mendicidad. La abundancia de alimento impide morirse de hambre, pero la pobreza de la clase baja aparece siempre en sus ropas y su inmundicia. Multitudes vagan por las calles de Buenos Aires, pues hay pocos establecimientos de caridad para su sustento, que no hallan sino poca piedad, pues los recursos pecuniarios de la clase media son agotados por las supersticiones de la iglesia, o para mantener a sus miembros más viles e indignos.»
Es evidente que el visitante extranjero no profesa la religión católica; pero, si nos sustraemos del contexto, del tiempo transcurrido y de la lógica evolución; el relato revive una pobreza estructural que subsiste en Latinoamérica. Nada o casi nada ha cambiado en 200 años. Una pobreza que acomete y arrasa con ancianos, jóvenes y niños (ver Informes de UNICEF) distantes de la política inescrupulosa impuesta a un pueblo conquistado al que se lo conforma con mendrugos. El incremento de la pobreza en Argentina es garrafal e incontrolable. Ningún país puede jactarse de no tener en su sociedad un cupo de pobreza; la diferencia pasa por destinar administración y recursos para que, al menos, no se desmadre. .
Al gobierno argentino le sobran crisis. Unas legadas y otras que se crean e instauran en la sociedad. Heredó una incontrolada crisis económica, acrecentada por una pandemia que le cayó como «peludo de regalo» y una crisis sanitaria que no dispone de vacunas anti Covid-19 para continuar con el deshilachado cronograma previsto. Plan manejado por inexpertos en salud, y avezados en privilegiar a correligionarios y amigos a conveniencia. El Ministerio de Salud no pudo o no quiso interferir en la distribución de las dosis y de este modo se fueron marginando las actividades esenciales, se reemplazaron los turnos solicitados por personas vulnerables, se saltearon a los docentes y demás. El resultado inmediato fue un Consultorio VIP y una juventud irresponsable, ensoberbecida y franquiciada «de arriba» que decidió a quienes se podría inocular. Cantidad de prioritarios por actividad o por su edad, fueron suplantados por amigos políticos de ayer y de hoy y, por muchachitos camporistas que, al margen de no necesitarlas, se fotografían a cara limpia con mirada desafiadora, poniendo un brazo para la inyección y con la mano del otro, haciendo la «V» de la victoria, gesto adoptado por el peronismo.
Además, ser joven no significa tener menos miedo que un viejo decrépito. El signo legendario de la «V» fue retomado por Winston Churchill en la Segunda Guerra Mundial para transmitir el triunfo sobre los ejércitos del nazismo y el fascismo. ¿El Partido Peronista también lo incorpora y lo exhibe como símbolo triunfal en su lucha contra los regímenes dictatoriales y antidemocráticos? Quizás haya que atribuirlo a una señal fácil de hacer
Desde el principio pudimos advertir el esquema chapucero del plan antivirus. El ministro Ginés Gonzalez García creía que «Si todo va bien, en agosto, septiembre, tenemos vacunados a todos los argentinos» ¿Llegaremos a tiempo? Hoy la perspectiva cambió, nos alertan seguir con los protocolos extremos porque no hay certeza de que este año alcance. Por si quedan dudas, se evalúa aplicar UNA SOLA DOSIS a cada persona para menguar un poco las posibilidades de contagio y cubrir mayor cantidad de habitantes, hasta el momento de la dosis definitiva.
¿Existe algún acierto científico en esto o, sólo se trata de una intentona desesperada por lo que le pueda pasar a un país sin protección? Es de esperar que sean medidas estudiadas. Este panorama se desenvuelve dentro de un escenario en donde el virus viene acompañado de cepas nuevas que, al decir consensuado, ocasionarán un rebrote viral de mayor intensidad que el anterior.
Por este medio dijimos que mientras los países buscaban neutralizar la responsabilidad que les cabe por el avance del contagio, nuestra la política dirigente atendía a la imperiosa necesidad de avasallar el Poder Judicial, recurriendo a cualquier estratagema que licuara los cargos y la exculpa honorable de la señora Cristina Kirchner; la VICEPRESIDENTE DE LA NACIÓN. Por añadidura se iba contra los cargos denunciados a sus asociados (unos cuantos amigos). El famoso y falible asesor político, Jaime Durán Barba al responder a una pregunta sobre la señora Cristina de Kirchner dijo que: «…desde su psicología, todo el mundo gira en torno a que la persiguen». Esta vez el consultor no se equivocó. De igual modo, preguntamos por qué negociamos solamente con la nación Rusa la compra de vacunas. Lo cierto es que se gasta plata a raudales en superficialidades políticas y no se atiende la salud de los argentinos.
Pero, de todos estos percances se desprenden gestos que ponen el falso ego argentino en su debido lugar. Le pega muy duro a nuestra altanera soberbia nacional – un rasgo ostensible que nos identifica -, ver como naciones con reducida extensión territorial, menos productivas y, con índices de ingreso por cabeza más flacos, han vacunado mayor cantidad de gente. Claro, no perdieron tiempo en idioteces como puede ser no contradecir a la dueña de las voluntades kirchneristas.
Al presidente Alberto Fernández le sobra inteligencia y análisis que no lo engañan ni lo confunden acerca del camino que estamos transitamos. Conoce la crisis económica y sanitaria que debe enfrentar a corto plazo. Lo más probable es que lo dejen solo, es un país presidencialista y por eso mismo le van a caer todas las malas juntas. Ël, también sabe que para la misión de poner la cabeza fue elegido. Q
uizás no imaginó que sería el responsable de semejante desorden económico, social e institucional. Aquél, su primer discurso promulgado con la suficiencia que le otorgaba un «gobierno de científicos», aquel mensaje arrogante echando culpas a la herencia recibida, aquel discurso de agradecimiento a la inefable señora Cristina de Kirchner con la cual cambiarían el sentido y el norte de Argentina, va quedando en una mera declaración de principios. Los preceptos enunciados vinieron en yunta con la corrupción. Nada sale como creyó y, puede comprobar en carne propia que es una víctima más del despotismo kirchnerista. Su discurso cambió de tono: «La pandemia – dice – nos obliga a saber que todos somos sujetos y sujetas de la solidaridad, del cuidado hacia el otro y la otra»
Afronta la realidad con humildad.
¡¡ Si al presidente de la nación lo dejan solo, nos dejan solos a todos !!Nos queda … cuidarnos del coronavirus por las nuestras y fomentar la solidaridad entre nosotros.
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