La mediocridad política, trae desasosiego
Por Carlos Paladino
Sólo pueden mirar de sol de frente, quienes osan clavar su pupila sin temor a la ceguera.
José Ingenieros.
“En vez de quejarte por las piedras en el camino, aprende a sortearlas”. Es gallardo y viable el refrán; aunque es un desafío que encubre temple y braveza en el espíritu de las personas que intenten realizarlo. Llegada la hora de tomar decisiones terminantes, los pusilánimes faltarán a la cita. Tampoco es una misión para hombres colosales. Son esgrimas que requieren los pueblos encadenados – sobre todo – al arrebato de mandatarios despóticos, inmorales, desfachatados sin reservas, delante de nuestros ojos. Si aprendieron algo sobre el respeto mutuo, la justicia, la solidaridad las guardaron bajo candados y la llave no se lo prestan a nadie. Perdón, estas “virtudes” tienen un destinatario, que es el Grupo Colegiado Privilegiados, como damos en llamarlo nosotros. Espacio integrado por ganadores y perdedores; la repartija de cargos, de plata y de insolencia no distingue los colores partidarios. De esas piedras nos tenemos que desprender. Hay quienes con esas piedras construyen y, otros que no dejan piedra sobre piedra. A estos destructores hay que echar abajo.
El ciudadano, en momentos cruciales como el que está sufriendo, está cada vez más descreído de la política y de los políticos en boga. Se apoltronaron en sus sillas y pese al envejecimiento de gestión que muestran, no se dan por aludidos de que la gente ya no los aguanta más. A algunos por corruptos, prepotentes e ineficaces, a otro tanto, por vegetar en cargos importantes desde la implantación de la nueva democracia, sin trascender. No ceden un milímetro en sus pretensiones de continuar. Se saben mediocres protegidos por el sistema. Los mediocres; responsables de mandatos de destacada preeminencia, conocedores del piso blando que los sostiene, se ligan entre ellos y esa falta de valor conjunta en desmedro del cumplimiento y la sensatez, termina ocultando un polvorín pronto a estallar. Es sustancial tener en cuenta el miedo al sudor que les causa otro tipo de trabajo. Y, la verdad, ya pudren.
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La mediocridad yacente en el gobierno, en los congresistas y futuros candidatos a dirigirnos, es una copia desmejorada de los ya conocidos. El horizonte que nos ofrecen es para estar en actitud vigilante. Observen que la insuficiencia política se convulsionó ante el nombre Milei. Se imaginan ustedes al amontonamiento peronista, formado por izquierdistas y su falange extremista, marxista, maoísta, guevarista; el kirchnerismo, y su variante La Cámpora,; el Instituto Patria (Pensamiento, Acción y Trabajo para la Inclusión Americana) fundado por la señora Kirchner, que más allá de sus objetivos se ha convertido en una suerte docta de nueva doctrina kirchnerista, cuyo importante intelectual Ricardo Forster, aconseja conexo al Frente de Todos: “Sin unidad estaremos frente a un retorno brutal de la derecha” (Radio AM 750 – 16/4/22; a los movimientos paqueteros, etc., y más etc., ¿trabajando “para promover la candidatura presidencial de Javier Milei ”?. Bueno eso se lee, se ve y se escucha, en el desconcierto politizado general. Los odiadores irreconciliables con el capitalismo destructor de la dignidad humana, haciendo campaña proselitista en favor de un candidato que los aborrece; es algo extraño; pero, recordemos que estamos hablando de política argentina, donde somos espectadores constantes de traidores que venden su alma al diablo, con tal de conservar la dieta y prestigio (?). Estos personajes, vaya casualidad, son los que aparatosamente desde un escenario o medio de difusión vociferan acerca de “recuperar la cultura del trabajo”
Las apreciaciones sobre el Javier Milei peronista, se motivaron averiguados ciertos antecedentes y, por inequívocos comentarios salidos de su boca. En principio, Javier Milei con su discurso desaforado contra la “casta política”. y su convicción de lo que va a hacer si gana la presidencia, ha movido la inquietud positiva de mucha juventud y en otras franjas etarias; signos que se evidencian en el crecimiento que dan las encuestas. Para el partido gobernante todo aquello que le pueda restar votos a Juntos por el Cambio es codiciable. Además, las bravatas y las extravagancias del libertario son del tipo que gusta al peronismo. Es una cuestión de piel. Javier Milei es tentador para el FDT, por ser capaz de atacar el abuso del gasto público como ellos no se animan. Algo similar a Carlos Menem cuando dijo, “Si les decía lo que iba a hacer no me votaba nadie” En una de esas…quien dice, ¿no? Ha expresado varias veces que el mejor gobierno argentino fue el de Carlos Menem. Por eso dialoga con Domingo Cavallo, el ejecutor del Plan de Convertibilidad aplicado en su gobierno. En este caso, prevalece en Javier Milei, su dejo económico por encima de la casta corrupta enraizada en la administración menemista. Asimismo, el embajador en Chile, Rafael Bielsa, lo ha mencionado como uno de sus colaboradores de valor. Guillermo Nielsen, extitular de YPF, mantuvo relaciones laborales con Milei. Ambos funcionarios del Frente de Todos. Otro FdT amigo, es Sergio Massa. Dentro del equipo que le monta la campaña figura Carlos Kikuchi, que fuera jefe de prensa de Cavallo. En apariencia – Javier Milei – ha cosechado pergaminos que no lo hacen un “espontáneo” en la política.
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En el espacio liberal que se supone más democrático y republicano, caso el Pro, la UCR, la Coalición Cívica, López Murphy y algún otro allegado, también la mezquindad dijo presente. Dialogan mucho, se pelean poco, coinciden en la defensa de las instituciones, pero, los tire y afloje se notan, porque no acallan ni esconden sus agarradas. Ocurre que día a día la figura de Mauricio Macri, sin postularse a nada, todavía, ha quebrantado las pláticas – en apariencia – tranquilas y civilizadas, que dejaban trascender. Vienen advirtiendo que el expresidente aún conserva prestigio internacional y una fuente interesante de adherentes dentro del país. Esto coarta la pelea por la presidencia en más de uno. Por supuesto que se cuidan en no degradarlo por los resultados de su presidencia, por lo que representa y a sabiendas que los adalides del partido amarillo, están donde están por tracción de Macri. Única y nueva agrupación política, fuera de los partidos tradicionales clásicos que logró destronar, con la cohesión del radicalismo, la CC de Elisa Carrió, etc., al ensoberbecido kirchnerismo, cuando era inimaginable un resultado como el que se dio. Mauricio Macri ha engrosado su perfil pese a las críticas surgidas de su mismo entorno. Recordamos a Emilio Monzó, excelente presidente de la Cámara de Diputados de la Nación, cuestionando seriamente al presidente, a los pocos meses de la estruendosa derrota ante el FDT. La dicotomía entre el Pro y los radicales está instalada desde el arranque. Y, ahora, por si fuera poco, entró a mediar fuerte con sus conceptos morales, la eterna y conflictiva señora Elisa Carrió que, invariablemente debe colocar algún petardo que concentre el sonido en ella. No es cuestionable el aporte que ha realizado al Congreso durante su trayectoria; ni lo es su integra honestidad. Virtudes difíciles de hallar en una sola persona. No obstante, necesita fortalecer la atención pública en ella. Durante un tiempo desaparece del accionar diario y cuando ve que no puede ser materia de consulta u opinión autorizada, reaparece rimbombante a imponer sus criterios, valiosos, por cierto. La antecede el impacto que causó en el avispero el anuncio de su alejamiento definitivo de la política. Es cierto que muchos pidieron por ella; y volvió con su espacio propio, ya que su particular modo de pensar la política, le otorga independencia para enojarse o aliarse con quien sostenga igualdades y, coincidencias. Y, no sólo que no es criticable, si no que debiera ser imitada., por ineptos sueltos. Este es un momento donde en Juntos por el Cambio, se necesita poner serenidad a la agitación interna. La señora Carrió, precisa fijar su disidencia y, a raíz de una fotografía de Macri junto a Donald Trump dijo: “me dio mucha vergüenza”, y recalcó, “a mí me va a seguir dando vergüenza como miembro de JuntosxCambio y como argentina”. Posee capacidad intelectual para haberlo expresado de un modo más diplomático; pero no, de alguna manera tiene que llamar la atención y problematizar los trabajos de unidad que se vienen intentando. Ella predica una moralidad que la política requiere con urgencia; no obstante, y aunque le de vergüenza, continuará en Juntos. Ahora, tampoco descarta la posibilidad de ser candidata en el 2023: “No me importan ni la victoria ni la derrota. Las banderas y los principios no los vamos a dejar de lado” (La Nación – 24/4/22). Principio de su viejo Partido Radical “Que se rompa pero que no se doble” No se opone a la inclusión de Milei en Juntos. En un encuentro casual en un canal de televisión Lilita y Milei se saludaron afablemente y entre “dimes y diretes”, la abanderada de la Iglesia Católica quiso marcar diferencias en cuanto a las ideas de libertad y le lanzó: “No te confundas, nene, yo soy liberal cristiana” y recibió como respuesta “Yo también soy cristiano” Y tiene razón, no solo los católicos son cristianos. La réplica del libertario no le causó gracia a Carrió, porque luego de saludarlo comento a sus asesores “Es el patito glo glo” por el cuento infantil que dice ·…nadie en la casa lo vio. ¿Vivirá en la chimenea?………Hizo alusión, sin necesidad, a la reserva que mantiene Milei sobre su vida privada. Lilita es Lilita. No le gustan los retruques
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El espectro político se ha apoderado de los nobles propósitos de los partidos y deambulan como alma en pena. Siguen tan confundidos, inseguros y egoístas como de costumbre. La mediocridad no resuelve el bien superior, la abnegación, el sacrificio y el patriotismo, premisas que deben superponerse a las mezquindades particulares. ¿Acaso no están para eso? Si hay que proceder a un acto de contrición, de compunción, pues, háganlo, con la mayor prontitud, no hay tiempo ni excusas para demorar las aflicciones del pueblo. Tal vez, los señores de la política no comprendan las angustias, la desesperanza que atraviesa el ciudadano argentino.
Nosotros no entendemos que la candidatura a presidente de la república esté sujeta al mejor postor. Algo debe impedir que los aspirantes surjan de cualquiera que quiera postularse. Entonces, de cuantos hombres probos, inflexibles, intolerantes con quien deba serlo disponemos Si los hay, seguro que son menos de los dedos de una mano. Nuestra Argentina, no es un lugar con las dificultades uniformes que manifiestan otros países. Tenemos una corrupción incomparable; una economía destrozada, una inflación que oscila entre las primeras cinco en el mundo. Argentinos en una pobreza ascendente, sin miras de reducirla, desacostumbrados a trabajar y a estudiar. Los emprendedores imposibilitada de crear trabajo por la falta de crédito, la inflación y un sindicalismo corporizado, cuya descomposición le impide frenar sus ansias de seguir ganando a expensas de los trabajadores. También, el próximo presidente habrá de vérselas con grupos siniestros que creen que una Argentina guerrillera es posible. Con deudas internacionales que es probable que no paguemos. Sería inmensamente larga la lista de contrariedades que tendrá que asumir el nuevo presidente y su equipo. Sea del color partidario que sea.
Una suma de peligros y conflictos que la mediocridad política deberá adoptar y resolver.
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