La pandemia devastadora: ¿Quién se ocupa de nosotros?

Escribe: Carlos Paladino.
Si bien el fin de la pandemia es incierto, se condice en que sus consecuencias van a cambiar los planes y el ritmo del mundo. La geografía ocupada por los países más desarrollados será la menos afectada; si, a la que arraiga a pobres y los pobres extremos se le añaden las inclemencias del cambio climático (inundaciones, sequías, etc) la inferencia será más cruel. Impactan sobre la producción de los alimentos básicos, y la hambruna crecerá.. Por desgracia, en esta situación se halla una porción importante de personas que sufrirán los efectos despiadados de la pandemia. Además del retraso mental de los niños, el daño será notable en la juventud, los ancianos, las mujeres, los pueblos indígenas, la población afrodescendientes y las personas discapacitadas. Latinoamérica se encuentra comprendida en este flagelo. En Cuba, por ejemplo, las noticias nos dicen que circulan cinco variantes de coronavirus. Esperan los últimos resultados de su propia vacuna, Soberana 2, que comenzó a ser aplicada en el personal sanitario, no obstante la desconfianza que produce. Las protestas surgidas de los barrios más pobres, – inusuales en el régimen cubano – , quizás tengan que ver con el descontrol del virus. Brasil, con su precariedad social, soporta más de 330.000 muertos desde que comenzó la pandemia. Señales de lo que la pobreza e indigencia causan en la gente. También, contribuyen al descalabro, posturas políticas que suenan incomprensibles, como el de Venezuela que no quiere las AstraZeneca que recibiría a través del sistema Covax de la OMS. El presidente maduro dijo: «No va a entrar ninguna vacuna al país, ni debe ser enviada, que no haya sido autorizada por nuestros institutos científicos nacionales» El gobierno aduce los efectos secundarios de las dosis, la otra versión dice que no recibe vacunas del Comax por las deudas que el país mantiene con la OMS. La controversia quedaría resuelta por la intermediación del opositor Juan Guaidó que «dedicaría 30 millones de dólares a pagar esas vacunas». El conflicto quedó solucionado. Pero, ¿se puede retrasar una vacunación que ya viene postergada, por las tendencias ideológicas de sus mandantes? México mete pelea al virus que ya ha matado a 200.000 contagiados, convirtiéndolo en el tercer país en cantidad de muertos por Covid; según datos de la semana pasada. Acepta las del mecanismo Covax y ha negociado la compra de 250 millones de dosis de Pfizer, AstraZeneca. Sputnik y las chinas CanSino, Sinovac y Sinopharm. Aguarda que la espera no se alargue en demasía.
Al FMI no le conviene la ruina planetaria; pierde con ella, no presta ni cobra. Su preocupación hace que esté induciendo a que se cobre un impuesto «temporal» a los ricos para acelerar la vacunación mundial. Expresó que «la principal arma que tenemos para revitalizar el crecimiento son las vacunas.». Opina que si la vacunación se apura «y llega a todos, los beneficios sanitarios, sociales, económicos y financieros serían enormes. Pone sus fichas en la vacunación global porque «puede ser el proyecto público mundial de mayor rendimiento jamás identificado». Se trata de un gravamen temporal a las multinacionales. Está todo por verse. Lo claro es plasmar la importancia que reviste una planificación vacunatoria mundial sostenida.¿El capitalismo salvará al mundo?
Las epidemias, pestes, plagas, han sido determinantes para disminuir la población mundial. La historia nos dice de los rezagos dejados tras su paso. Un artículo basado en la consulta efectuada a historiadores del tema, del «The New York Times «de mayo pasado, escribía «Cuándo y Cómo Terminan las Pandemias» Durante 2.000 años la peste bubónica, a medida que se fueron sucediendo, modificaron el rumbo de la historia; murieron millones de personas. Asimismo, «cada epidemia amplificó el miedo que vino con el próximo brete» El mundo ha soportado «tres grandes oleadas de pestes»1) En el siglo VI; entre el 641 y 550, «La peste de Justiniano» afectó al Imperio Romano, Europa, Äfrica y Asia, con muertes estimadas entre 25 y 50 millones de personas. Sus efectos estaban presentes en el 750. 2) En la Edad Media, siglo XIV, «La epidemia medieval», que empezó en 1331 en China. Si a eso se le suma la guerra intestina del momento, esa Nación habría perdido la mitad de su población. Las rutas comerciales llevaron la enfermedad a Europa, África del Norte y Medio Oriente. Entre el 1347 y 1351, murió un tercio de los europeos. 3) El brote de mayor magnitud se dio en el final del siglo XIX y comienzos del XX. Principia en China en el año 1855 y se desparrama por el resto del mundo. En India, los muertos superaron los 12 millones. En Bombay a fuerza de incendiar barrios populosos la fueron combatiendo. Todavía no está definido que hizo desaparecer la peste bubónica. Tal vez, algo cambió en las ratas.
«La gripe de 1918 – cita la nota – se presenta hoy como el ejemplo de los estragos de una pandemia y el valor de las cuarentenas y el distanciamiento social» A pesar de la incorporación de las nuevas precauciones, la gripe no había finalizado y ya se había consumido entre 50 y 100 millones de vidas en el mundo entero. ¿Cómo y cuándo terminará la pandemia? Depende de la capacidad vacunatoria de los países. Aunque, el miedo, quedará incrustado por un largo tiempo. Una forma de dominar el miedo – ante la ausencia de una vacuna salvadora – es por medio de la insolencia al virus, desobedeciendo tanta restricción social y deseando un poco de libertad y placer, antes de que el coronavirus se quede con la vida. El tema es atrapante, pero, debemos abandonarlo.
Hoy, la gente cuenta con el beneplácito de la ciencia para apurar y neutralizar los contagios. Pero, para obtener el logro de los beneficios científicos, se requiere de plata. Mucha plata. ¿Es injusto?. Es probable, en todo caso después lo analizamos; lo cierto es que las personas necesitan ser inmunizadas al costo que sea. si buscamos reflotar el estancamiento. Y no nos referimos a vender el alma al diablo FMI) Los pronósticos que alentó el gobierno sabemos que no se podrán cumplir. El Estado necesita buenas relaciones diplomáticas con las economías mundiales y mucho dinero fresco para comprar vacunas, Políticamente, permanecemos empecinados en creer que podemos solos, ignoramos alternativas que lograrían mejorar nuestro aislamiento, sacar provecho de otras opciones beneficiosas para el país. Está en peligro la salud física, mental y social de los habitantes. La vacunación colectiva es uno de los requisitos esenciales logrados para la salud pública. Si no tenemos recursos, empecemos por ahorrar. Los países que estaban en un cuello de botella, como el nuestro, achicaron los sueldos dimensionados de la burocracia, de los funcionarios, de los políticos, del ñoquismo ineficaz y molesto. De las dádivas a la política, de los nuevos nombramientos. Las prebendas y coimas poco disimuladas y así podemos seguir y hacer un libro. Mientras los trabajadores de la actividad privada se arriesgan día tras día, los de la burocracia estatal condicionada por los sindicalistas bregan por la inactividad y como todo «taura con plata ajena» se asocian con aumentos; lógicamente en cada solicitud de incremento salarial, van incluidos los suyos. A nuestro gobierno ya no le alcanza con los impuestos engrosados, ni le alcanzará con el Impuestos a los Ricos; porque seguramente, irá a parar al barril sin fondo de los gastos políticos. Las vacunas distribuidas por el gobierno han servido como fuente electoral, antes que como paliativo de la salud. Una parte importante del Estado fue inyectado, la parte emprendedora creadora de impuestos, trabajo y empleos está siendo discriminada por un montón de jóvenes irreverentes que nos señalan sus privilegios. Claro, que con esa postura no disimulan su inutilidad, pero…?
¿No es hora de que comencemos a pedir un ahorro en las arcas públicas y que ese ahorro (que puede ser descomunal) se destine a vacunar a gente que contribuya, sin riesgos, a la recuperación y puesta en marcha de un país que, irremediablemente, va a su destrucción». Quienes que no seamos nosotros lo puede exigir. Los demandantes argentinos poseen facultades para hacerlo con integridad moral. .
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