La revolución frustrada
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Escribe: Carlos Verucchi
Libros / Carlos Verucchi / En Línea Noticias (Twitter: @carlos_verucchi)
Jorge Masetti nació en Avellaneda poco antes de que se iniciara la famosa Década Infame. A muy temprana edad se acercó al periodismo a través de medios como Tribuna o El Laborista. Adhirió al peronismo en un primer momento pero luego, a partir del conflicto entre Perón y la Iglesia Católica ―y en virtud de sus convicciones religiosas―, se alejó definitivamente.
Frecuentó redacciones y mesas de café con Rodolfo Walsh y Rogelio García Lupo. Con poco más de veinte años se largó a la aventura de conseguir la gran nota, esa que lo pondría en la primera plana de todos los diarios del mundo. Consiguió algo de dinero, ayudó él mismo a pagarse el viaje, y con una nota escueta de Ricardo Rojo, amigo personal del Che Guevara, se lanzó a la aventura de entrevistar a los guerrilleros barbudos que hacían la revolución cubana en la Sierra Maestra. Dio mil vueltas hasta que logró que lo guiaran hasta la selva. Entrevistó a Fidel y al Che con una grabadora a cinta. Bajó de la sierra y cuando intentaba salir de Cuba lo detuvieron y le quietaron las cintas. Otra vez en libertad eligió volver a la Sierra Maestra y repitió las entrevistas. Las transmitió por radio para que después de varias escalas llegaran a Buenos Aires. Después fue famoso, había logrado lo que nadie antes pudo.
Cuando triunfó la revolución, el Che se acordó de aquel joven argentino que lo había entrevistado en la selva. Lo convocó para que dirigiera la agencia de noticias con la que el gobierno revolucionario pensaba revertir las mentiras tendenciosas de la United Press o la Associated Press: Prensa Latina. Dirigió la agencia durante sus primeros años y después sintió que estaba para algo más. La Revolución lo necesitaba en otro lado. Inició entrenamiento militar, demostró buenas condiciones para la vida dura de campaña, para el manejo de las armas.
Un día el Che lo llamó para hablarle de cierto proyecto que tenía en mente. El objetivo sería el país de ambos: Argentina. Masetti, que a partir de entonces pasaría a ser el Comandante Segundo, debía meterse por el norte en la selva salteña con un grupo de guerrilleros reclutados en Cuba algunos, en Argentina, otros. Debían constituir la avanzada y el reconocimiento del lugar y de los pobladores para que el mismísimo Che Guevara se les uniera, más tarde, con más soldados. El objetivo final, obviamente era provocar un foco rebelde en el Norte del País y desde ahí bajar hacia los centros urbanos más importantes.
La experiencia fue efímera y fatal: la mitad de sus pocos soldados desertaron, el resto fue descubierto y quedó atrapado y perdido en la selva. El ministro del Interior de Illia puso todos los recursos disponibles de Gendarmería para la búsqueda. Los guerrilleros, dispersos, sin armas y sin alimentos, sin el apoyo de los lugareños, fueron cayendo uno a uno. Masetti nunca fue encontrado. Se supone que murió en algún momento de aquel año 64.
El Che no se dejó amedrentar por el fracaso de la misión. Tres años después la iniciaría él mismo un poco más al norte, en la selva Boliviana. La suerte le sería tan esquiva como a Masetti.
Nunca antes se había repasado completa la historia de Masetti, ni su participación en Prensa Latina ni su aventura guerrillera en Salta. Hernán Vaca Narvaja, periodista y escritor nacido en Córdoba en 1968, recopila toda la información dispersa y la reúne en una biografía de gran interés: “Masetti, el periodista de la revolución”, publicada recientemente por Editorial Sudamericana. En la tapa del libro aparece con un pequeño grabador en la mano, al lado de quien en ese momento dejaba de ser Ernesto Guevara de la Serna para convertirse en el Che.
Lo interesante en este tipo de biografía es que no sólo nos remite al personaje principal sino que además muestra el contexto, el ambiente histórico y político de aquellos agitados años sesenta en Latinoamérica.
Un libro más que recomendable.
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