Luján nadie obliga

Escribe: Angélica  Diez, Misionera  de la  Inmaculada  Padre  Kolbe, Olavarría.


Ph: En Línea Noticias /

            El 8 de mayo se celebra la Festividad de la Virgen de Luján, patrona de la Argentina. Su devoción es una de las más populares en países latinoamericanos. En 1763 se inauguró el primer santuario, pero la celebración anual corresponde al 8 de mayo de 1887 cuando el Papa León XIII celebró la coronación canónica de la imagen, con la asistencia de altos dignatarios de la Iglesia Romana y del Cabildo Eclesiástico Metropolitano.

            El peregrinar a la basílica en su honor es   realmente  masivo  de  todas  las  edades  y  con  todos  los medios. ¡Cuántos  vienen por  primera  vez  o  retornan  a rezarle a la Virgen, a pedirle, a agradecerle! La “Madrecita  gaucha de  Luján”es  una escultura que mide tan sólo 38 centímetros y está realizada en terracota (arcilla cocida). ¿Quién  viene  a ver y  estar  con  la  Madre? Nadie obliga. La  peregrinación que se hace  nace  del  corazón  y se experimenta con los ojos, el oído, y la  ternura  derramada y   recibida de María de Luján.  Ella  es  la madre que une. Que nos habla de querer al otro, de  recibirlo  como  compañero  de  ruta : a ese  hermano paralítico que  viene empujando su silla de ruedas; a esos padres con  sus  hijos empujando el cochecito con el  más  pequeño dormido ; a  ese  abuelo  que  es  ayudado a  caminar  porque  quiere  venir “aunque  cueste”  a  dar  gracias¸ a  esos  jóvenes  que se  expresan  a  través  del canto  y  el  entusiasmo… La  peregrinación es  una  columna  imposible  de  contar ;todos  con un  único  deseo: llegar, estar y  contemplar en  silencio,  con lágrimas que  muestran  lo  que  el  corazón siente y desea…

            Nadie  obliga a  ir a Luján, pero  se  sabe  que “Alguien”  espera  y  recibe : la  Virgen  gaucha  y  el  Negrito  Manuel  Es la ternura  de  la Virgen que  recibe   a  todos y la  ternura del testigo ocular del milagro y primer custodio de la sagrada imagen  que se quedó allí con Ella sirviéndola como «ama y señora» hasta el día de su muerte en 1686. El  que  tuvo  una  intimidad  tan  grande  que  se  “atrevió  a  retarla” : “¿…  porque  te  escapás  a  la  noche”? “¿Cómo es que eres tan amiga de los pecadores, que sales en busca de ellos, cuando ves que te tratan tan mal?”,  mientras  que  con delicadeza  y  ternura  le  limpiaba  el  manto lleno de  pajas y  abrojos preparando un ungüento para  los  enfermos. El  esclavo  encontró a  la Madre  y  se  sintió  totalmente  suyo: “Soy de la Virgen, nomás”. Muerto en olor de santidad en 1686 descansa detrás de la capilla original, sobre la cual ahora se erige la basílica.

            Luján, lugar   de  encuentro  que atrae,  une y dona  esperanza… ¿por qué?  ¡Porque  Ella  quiso  quedarse y  hacer  de  Argentina  Su  casa!

(*)  Angélica  Diez, Misionera  de la  Inmaculada  Padre  Kolbe, Olavarría.

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