Massa y Kicillof impulsan una mesa política con Cristina para evitar una fractura electoral


Por Andrés Lavaselli

El presidente Javier Milei sostiene niveles de popularidad aceptables en el Conurbano, una perfomance la estabilización de la inflación podría consolidar en el mediano plazo. El dato enmarca la novedad política de las últimas horas: Cristina Fernández, Sergio Massa y Axel Kicillof exploran la posibilidad de un entendimiento que permita definir una estrategia electoral común para el año que viene. Es un proceso incipiente y con final abierto, que convive con la interna que sigue al rojo vivo, pero que podría implicar una especie de tregua impuesta por la necesidad compartida de asegurar la supervivencia política.  

Hay dos datos confirmados que certifican que ya existe algún nivel de coordinación. 1) Hace 15 días, cuando se reunieron a solas en el Banco Provincia, Kicillof y Massa coincidieron en la necesidad de establecer una mesa política con representación de los tres sectores. Objetivo: evitar un estallido interno y definir listas 2025. Consciente de que hoy no es un buen interlocutor para convencer de nada a Cristina (sigue enojadísima con él), acordaron que el líder de FR la convocaría. 2) Rubén Eslaiman, diputado massista que frecuenta la intimidad de Tigre, presentó un proyecto para eliminar las PASO en PBA con la venia explícita de Kicillof y de Cristina.

Y también hay una incógnita central: “¿Qué opina CFK? ¿Acepta rehabilitar una mesa similar a la que funcionó hasta 2023 que, en esta instancia de la interna, blanquearía a Kicillof como el líder de una facción en pie de igualdad con la que ella misma comanda y con el massismo? ¿Qué rol cabría en ese esquema a Máximo Kirchner? Una encuesta que difundió el jueves Alejandro Catterberg, de Poliarquía, aporta racionalidad política a un horizonte de convergencia. Dice que Milei mide casi 38% en el Conurbano. Por eso, una división en la oferta electoral puede resultar riesgosa para el PJ, aún con CFK como la dirigente que mejor rankea en ese territorio.

La discusión por las herramientas aporta algún indicio de que el tema está en agenda en la cúpula del peronismo UxP, pero no más que eso: antes está la definición respecto de alcanzar algún nivel de acuerdo sobre el armado de listas, bajo algún formato. En lo concreto, con todo, existe una preferencia del massismo por eliminar las PASO. Es un movimiento que en teoría también seduce a Cristina, porque pone a Mauricio Macri en peor posición de negociación con Milei. “Kicillof nunca quiso internas”, dicen en La Plata. Aporte del gobernador a la “pacificación”: hace circular que jamás definiría un desdoblamiento del tramo bonaerense de la elección sin consultar a CFK y a Massa.

Toda esta novela tiene un episodio nacional: es el Congreso el que debe definir si las PASO se eliminan para los cargos de ese nivel. Es complicado que ocurra, pero podría suceder: en el entorno de Kicillof leyeron el respaldo de la senadora K Lucía Corpacci al pliego de Ariel Lijo como un indicio de acuerdo entre el cristinismo y los libertarios, que comprende también la caída de las internas. Si eso ocurre, será más fácil eliminar esa elecciones en la Provincia, una votación para la cual el oficialismo en laLegislatura podría estrenar una convergencia con los libertarios que reportan a la Casa Rosada, además del bloque de LLA que diseñó en su momento Sergio Massa y vota siempre a favor de Kicillof.

Como se viene contando acá, en Provincia la eliminación de las PASO forma parte de un paquete de discusión más amplio que comprende otros cambios electorales, como la eliminación del límite de dos mandatos para intendentes y legisladores, que desde el año próximo se aplicaría a los segundos desde el año próximo. Se solapa con el debate por el Presupuesto y la Ley de Impuestos, y con la cobertura de cargos institucionales. Kicillof dio pistas de que hay avances al enviar los pliegos de más de 200 jueces y discales al Senado: es un paso que difícilmente se da sin un entendimiento previo.

Las conversaciones para una eventual confluencia electoral en el peronismo, convive por ahora  con una interna que solo suma nuevos capítulos y más tensión. Los cruces entre Mayra Mendoza, la intendenta de Quilmes y Jorge Ferraresi, su par de Avellaneda, exponen que todo sigue roto. El kicillofismo continua con el armado de las mesas política distritales que irritan al camporismo. Y computa como un éxito que solo crucen en público a Kicillof dirigentes del núcleo íntimo del Patria (Mendoza, Wado de Pedro, Máximo, Julián Álvarez, Oscar Parrilli). En el cristinismo se jactan de la centralidad política que volvió a alcanzar su líder, dueña otra vez de la polarización con Milei, rol del que corrió a Kicillof. Dato evidente, cerca del gobernador aceptan que la potencia electoral de CFK no tiene parangón, aunque su hijo haya dicho en dos oportunidades en la última semana que nos será candidata. Casi nadie lo cree. (DIB) AL

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