Navidad, Dios con nosotros

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En Navidad festejamos la humildad del Hijo de Dios hecho hombre. En Jesús, Dios ha mostrado su rostro humano para salvarnos y amarnos desde la tierra. Dice el papa Francisco: “Este es el asombro de la Navidad, que Dios se hizo carne, y en la fragilidad de nuestra carne ha cambiado la historia. Por ello, ante nuestras fragilidades, caídas, problemas, y pecados no debemos sentirnos fracasados sino dejar la iniciativa a Jesús, que nos dice: “Por ti me hice carne, por ti me hice como tú”. (…) El evento más grande de la historia comienza del modo más pequeño. Una jovencita es elegida en un pueblo a orillas de un país que está sometido a un imperio. Dios envía su ángel a una casa humilde, y allí decide iniciar la redención del mundo entero. Tras el momento de la Anunciación, María comenzó un camino de fe. “En el “sí” de María está el “sí” de toda la historia de la salvación”. (Papa Francisco). “Mientras se encontraban en Belén, María dio a luz a su Hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre porque donde se alojaban no había lugar para ellos” (Lc 2, 1-14). “Miremos al Niño, miremos su cuna, contemplemos el pesebre, que los ángeles llaman la «señal». Es, en efecto, el signo que revela el rostro de Dios, que es compasión y misericordia, omnipotente siempre y sólo en el amor. Se hace cercano, tierno y compasivo, este es el modo de ser de Dios: cercanía, compasión, ternura”. (Papa Francisco). ¡Feliz Navidad! Dejémonos abrazar por la ternura de Dios. “Dios desea tanto abrazar nuestra existencia que, infinito, por nosotros se hace finito; grande, se hace pequeño. He aquí la maravilla de la Navidad: la inaudita ternura de Dios que salva el mundo encarnándose” (Papa Francisco).

() María Teresa Pasos, consagrada a la Virgen, Tandil.

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