Panorama bonaerense: Las peleas que las urnas no resolvieron
Las disputas internas en Juntos y el FdT, quedaron en primer plano. El poder legislativo es la primera batalla de esa disputa, previa a la pelea de fondo por el Presupuesto, los cargos y las re elecciones. Los nombre en danza en la oposición y el oficialismo.
Por Andrés Lavaselli
La política bonaerense está a punto de sumergirse en una serie de negociaciones cruciales para su futuro inmediato pero, como un calco de lo que ocurre a nivel nacional, las tensiones internas en las dos fuerzas dominantes, que el resultado de las elecciones del mes pasado en algunos casos no resolvió y en otros agudizó, plantea un escenario complejísimo. Aquí como allá, por lo pronto, el reparto del poder Legislativo es el primer terreno donde se librarán esas disputas.
Con el proyecto de Presupuesto e Impuestos ya presentado y otro –de viabilidad muy difusa- sobre el fin del límite a las reelecciones también ingresado a la Legislatura, la única coincidencia entre el Frente de Todos y Juntos es que esas discusiones deberán esperar, al menos un par de semanas, porque el parlamento que debe resolverlas primero tiene que adquirir su nueva fisonomía. Y es allí donde las negociaciones parecen estar enfocadas tanto en as internas propias como en la pulseada con el adversario.
En la coalición opositora, el tablero bonaerense se define, aún más que el nacional, por un rasgo fundamental: no hay líder claro, sino más bien una confederación de sectores en una situación de paridad relativa mayor que antes del 14 de noviembre. Intendentes PRO, legisladores vidalistas ligados a jefes territoriales del conurbano sin gobierno del Conurbano, el radicalismo con matices puertas adentro pero empoderado en general y una Coalición Cívica en la que Carrió ejerce sin miramientos su poder de veto se disputan la primacía.
En esas condiciones, cuesta encontrar un interlocutor que unifique posiciones y tramite la negociación del Presupuesto, que está vez incluirá a los cargos institucionales, con el oficialismo. Una de las disputas importantes es la que mantienen los dos dirigentes que aspiran a la presidencia del bloque en el Senado. Alejandro Rabinovich, funcionario de Guillermo Montenegro en Mar del Plata y Cristian Gribaudo, que fue parte del gobierno de Vidal. Al primero lo apoyan Diego Santilli, Cristian Ritondo y algún intendente más; el segundo es hombre de Daniel Angelici. Si bien en esta Cámara la vicepresidencia para el radical Alejandro Celillo preserva el equilibro, la presencia de un delegado de Angelici enfurece a Carrió, que ya planteó su veto. Su hombre allí es Andrés De Leo. Pero el debate en la oposición hay que entenderlo en tándem con lo que ocurre en Diputados, ya que allí, el bloque seguirá en manos del radical Maximiliano Abad, uno de los artífices de la candidatura de Facundo Manes.
La pelea está en otro lugar: La famosa vicepresidencia “con firma” de esa Cámara, un resorte clave en términos institucionales. Los contendientes son Adrián Urreli, que responde al alcalde de Lanús, Néstor Grindetti; Fabián Perechodnik, otro ex Vidal impulsado por Julio Garro y Daniel Lipovetsky, que podría llegar de la mano de Jorge Macri si Gribaudo no puede con Rabinovich. Ahora funcionario porteño, el alcalde en uso de licencia de Vicente López cree que podrá seguir al frente del PRO bonaerense, pero ya escuchó pedidos para ampliar esa mesa de conducción. Los radicales dirimen su interna nacional antes de fin de año, pero en la provincia, la novedad que se espera es el o los nombres para competir por la gobernación en 2023 con el puñado de candidatos PRO que ya están anotados.
Con la continuidad de la titularidad de Diputados prácticamente asegurada para el insaurraldista Federico Otermín, la misma vicepresidencia es objeto de una disputa interesante. Juntos dice que le corresponde con un argumento fuerte: el resultado electoral, que amplió su representación allí hasta los 42 miembros. Y otro menos institucional: si hubiesen unido fuerzas con el partido de José Luis Espert –Avanza Libertad- podrían hacber peleado por la presidencia del cuerpo, cosa que el liberal no quiso hacer. El problema allí es que Carlos “Cuto” Moreno, convertido en espada parlamentaria del gobernador Kicillof, exige seguir en ese sillón.
La conducción del bloque oficialista también es eje de muchas miradas. En principio, porque todo indica que no seguirá Facundo Tignanelli. El legislador de la tercera, que hasta ahora era considerado una especie de mano derecha del líder indiscutido de La Cámpora, Máximo Kirchner, en la provincia, quedó afuera en la elección y parece que no habrá ningún enroque de última hora para “salvarlo”. De hecho, tampoco hay indicios de que vaya a ir al Ejecutivo: “nadie pide por él”, dicen allí. Hay dos teorías sobre esa llamativa salida: una apunta a la relación tirante con Kicillof y otra a movimientos internos en La Cámpora, donde el ministro Andrés “Cuervo” Larroque talla fuerte. Lo interesante es que esto dio verosimilitud a la idea de que la presidencia quede para finalmente para Mariano Cascallares, intendente en licencia de Almirante Brown. No hay nada cerrado del todo, pero un dato adicional es interesante: de ese modo Cascallares queda descartado para reemplazar a Mara Ruiz Malec en el ministerio de Trabajo, un área que, al final, tal vez no sufra cambios. Cuando le ofrecieron ese puesto a Cascallares se pensó en un combo con el IPS, donde el radical Eduardo Santín recibe cuestionamientos de propios y extraños. Pero atención, Santín responde a Leopoldo Moreau, lo que a fines prácticos implica decir Cristina Kirchner. Así que su destino no se definirá en La Plata. (DIB) AL
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