Panorama: El oficialismo abraza cactus, Juntos gasta a cuenta
La pelea por los precios: Controles reales, dimensión simbólica. La metáfora de Manzur y los 9 puntos flotantes del Massa. Juntos ya debate el post 14.
Por Andrés Lavaselli
Con dosis similares de despliegue real e instalación simbólica, el oficialismo intenta edificar, para lo que resta de la campaña, una dimensión ausente hasta ahora en el dispositivo del Frente de Todos: Una épica peronista, indispensable para sostener el despliegue territorial que, se esperanza, le permita acortar distancias en la Provincia. La oposición, en cambio, da por descontado el fracaso de ese plan, se prepara para nacionalizar la disputa bonaerense y ya gasta a cuenta.
“Es nuestra bala de plata, en esto se nos va la vida”, dicen en el oficialismo sobre intento de frenar la última disparada del precio de los alimentos, que se registra desde septiembre, tras algunos meses de frágil estabilidad. La coincidencia con el período electoral alienta en algunos teorías conspirativas (con las grandes productoras de alimentos como Arcor o Molinos en la mira) aunque otros lo atribuyen a la pura dinámica económica. Pero todos coinciden en una cosa: Es una iniciativa “desesperada”, la apuesta mayor de aquí al 14 de noviembre.
Se trata de una batalla extremadamente compleja. La provincia carece de inspectores para fiscalizar, Nación también y los municipios, que sí tienen el personal, quedan entrampados en la disparidad de poder con las grandes cadenas y la reticencia a ir contra el pequeño comercio que aguantó como pudo la pandemia. Además, ninguno tiene el poder de clausurar a quien incumpla: La ley de abastecimiento, tal como está –Kicillof intentó reformarla en 2014 y no pudo-, no prevé la clausura de los incumplidores, sino apenas las advertencias y la aplicación de multas, que por otra parte son apeladas y rara vez se pagan.
Aun así, los controles se harán y hay expectativa en lograr algún tipo de freno al ritmo inflacionario que le dé aire al gobierno para diseñar un plan más consistente, para ese fenómeno específico y para el resto de la economía. Mientras, detrás de este frente se dan movimientos políticos significativos. Kicillof recuperó centralidad: Fue notorio que Roberto Feletti, el funcionario encargado de los precios, promocionó su reunión con él y no la que mantuvo con Martín Guzmán. A Matías Kulfas, su jefe en los papeles, no se sabe si lo vio. El Gobernador además rearmó interlocución con la Vicepresidenta y se montó en un tema que propicia coincidencias con Máximo Kirchner, algo que no sobra en esa relación. También los une el enfoque sobre el desafío principal de la pos pandemia: Salir con un acuerdo con el FMI, pero negociando duro.
“En el norte, decimos que en las elecciones hay que salir a abrazar hasta a los cactus”.
La dimensión simbólica de la pelea es casi tan importante como la real. De eso se habló en la reunión del viernes en la Casa Rosada entre el Presidente, el Gobernador, Sergio Massa, algunos intendentes y los ministros más importantes de ambos gabinetes. El jefe de Diputados desplegó sus mapas de calor electorales para determinar dónde ir a buscar los votos que le faltan al oficialismo. “Hay 9 puntos dando vueltas”, dijo. No son votantes duros, así que de paso respaldó la campaña del “Sí” que diseñó Antoni Gutierrez Rubí, el catalán que llegó de su mano a asesorar a CFK sobre cómo seducir a la porción oscilante del electorado. El jefe de Gabinete, Juan Manzur, uso una metáfora elocuente: “En el norte, decimos que en las elecciones hay que salir a abrazar hasta a los cactus”. Ese despliegue territorial, que no existió en las PASO y que Máximo Kirchner volvió a reclamar en esa reunión contra las veleidades de la campaña entendida como batalla televisiva, es la política le faltó al FdT en las PASO. Pelear contra empresarios poderosos por lo precios de los alimentos para los pobres provee el discurso para ese despliegue militante.
Del otro lado, en Juntos, miran la historia económica argentina y se convencen: No va a funcionar. Allí dan por descontado el triunfo, sobre todo nacional y aunque “pueda haber alguna pérdida de puntos en provincia”. Para evitarlo, los 24 días de campaña que restan en territorio bonaerense tendrán a Horacio Rodríguez Larreta como un protagonista casi tan importante como Diego Santilli. Estará en 35 ciudades, parte de las 50 que concentran el 80% de los votos posibles. Patricia Bullrich también girará, y Martín Lousteeau.
Esa “nacionalización” no solo responde a la idea de trasladar capital simbólico a Santilli. También sirve para contener internas. Es que en Juntos parecen adelantarse los tiempos. El acto que encabezará Manes en Ferro, con su invocación implícita a la figura de Raúl Alfonsín- tiene que ver con la carrera presidencial tanto como con preservar un perfil diferenciado en esta campaña. Por eso también estará Gerardo Morales. Cerca de Santilli preferirían que esperen hasta el 15 de marzo. “Diego les dijo que después corran todos, pero son imparables”, se resignan cerca del candidato. La alusión no solo es para los radicales, también para Ritondo, que con respaldo explícito de María Eugenia Vidal volvió esta semana a agitar su intención de pelearle a Santilli la candidatura de 2023. (DIB) AL
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