Panorama político bonaerense: ¿Modo halcón o espejo roto?

La impericia o la astucia de Máximo Kirchner, cuya intervención en el Congreso funcionó como un inesperado epitafio del proyecto de Presupuesto que, se suponía, iba a ser el primer mojón de un acuerdo con el FMI,  disparó una incógnita mayor en la política bonaerense: ¿funcionará la “lógica del espejo”, la oposición se pondrá en modo halcón y le complicará el Presupuesto a Kicillof o, por el contrario, las particularidades de la provincia facilitarán un trámite que hasta ahora lucía bastante despejado.


Por Andrés Lavaselli

La impericia o la astucia de Máximo Kirchner, cuya intervención en el Congreso funcionó como un inesperado epitafio del proyecto de Presupuesto que, se suponía, iba a ser el primer mojón de un acuerdo con el FMI,  disparó una incógnita mayor en la política bonaerense: ¿funcionará la “lógica del espejo”, la oposición se pondrá en modo halcón y le complicará el Presupuesto a Kicillof o, por el contrario, las particularidades de la provincia facilitarán un trámite que hasta ahora lucía bastante despejado.

El Gobernador, dicen en La Plata, está dispuesto a hacer todos los gestos necesarios para tener la ley lo antes posible. Traducido: no hay ningún plan para elevar el tono del debate con la oposición. De hecho, en la intimidad del gobierno aseguran que ya se decidió que demandas como el Fondo de Infraestructura reforzado, más obras, un cambio en el CUD, el código para repartir la coparticipación, y una postergación del pago de la deuda por la ayuda financiera a los municipios durante el Covid tendrán respuesta favorable.

Del otro lado, en Juntos, campea un tono moderado. Al menos los coroneles bonaerenses se inclinan a pensar que en Provincia no hay espacio para un rechazo. Dos cuestiones sostienen el diagnóstico: 1) Los intendentes piden cerrar porque necesitan fondos (Jorge Macri, por caso, pidió ayuda hace unos días para Martín Yeza, el alcalde de Pinamar, que tiene problemas para pagar sueldos) 2) Por primera vez, Kicillof acepta negociar al menos las mitad de los más de 25 cargos que por tradición corresponden a la oposición.

Si a nivel nacional, la contracara de la derrota política del naufragio del presupuesto 2022 es la discrecionalidad en el manejo de una monumental masa de fondos, habilitada por la prórroga por decreto del de este año, en la Provincia la idea de Juntos es “no permitir la victimización” que, con toda lógica política, ensayó el Frente de Todos como discurso de salida de la sesión del viernes. “No podemos quedar como obstruccionistas, una cosa es lo que específicamente pasó en el Congreso, pero eso no debería ser replicado per se en la Legislatura”, dicen.

Es, sin embargo, un razonamiento que por ahora afirman con reserva los responsables bonaerenses de ese espacio. “Hay que esperar un poco a ver qué dice la conducción nacional, porque siempre puede haber un coletazo”, explica un vidalista que cree que, de todos modos, el 28 podría tratarse el proyecto, junto con la ley impositiva, en la cámara de Diputados provincial. Una señal importante será lo que ocurra el martes, cuando se debata el proyecto para subir el piso de bienes personales cuyo tratamiento impuso Juntos en el fragor de la sesión del viernes.

Si esa hoja de ruta finalmente se afirma, el debate bonaerense ocurrirá en dos tandas. Ahora, presupuesto, ley impositiva y la mitad de los cargos. De todo eso, un punto nodal más allá de las concesiones ya acordadas será el endeudamiento: el Gobierno quiere $90 mil millones de deuda nueva y refinanciar otros $120 mil millones, pero las condiciones de mercado en una hipótesis de no acuerdo con el fondopueden poner reticente a la oposición. Hay que hacer una salvedad, además: en provincia no hay deuda nueva sin nuevo presupuesto, a diferencia de lo que ocurre en nación.

Ese plan supone dos cosas que conviene destacar. 1) Aunque hay sectores del peronismo que preferirían acelerar, la ley para posponer la vigencia del límite de las reelecciones se debatirá recién a principios del año que viene. 2) Los cargos se debaten en dos tandas para, entre otras cosas, dejar a un lado la espinosa cuestión del procurador Julio Conte Grand, ya que un embate contra su figura podría tratar todo el escenario. Mientas, las charlas por el presupuesto permiten asomarse a otros detalles, no menores. Por ejemplo, el protagonismo discreto de Mariano Cascallares, que podría preanunciar su asunción como presidente de la Comisión de Presupuesto, un espacio con el suficiente espesor político como para evitar que migre a un destino ejecutivo. También, el insostenible doble rol de Juan Pablo De Jesús, que negocia como titular de ese espacio  y a la vez ejerce de vice jefe de gabinete en los hechos. Por qué sigue en su banca: simple, Martín Insaurralde no responde por el suplente que asumiría en caso de salir, un dirigente del riñón del marplatense Rodolfo “Manino” Iriart vetado por su coterránea Fernanda Raverta.

La ley de ministerios también forma parte del paquete que se trataría ahora. Kicillof, después de devolverle el status de ministro a Agustín Simone, un premio que es además una reafimación de autoridad del Gpobernador, puso en ojo en sillones que puede manejar son pasar por la Legislatura. Terminó de desplazar al radical moroísta Eduardo Santín del IPS, un movimiento que se adelantó aquí y solo se retrasó porque espera cerrar el reemplazo, la camporista Marina Moretti. Y Ahora mira al IOMA, cuya gestión tampoco lo conforma, aunque por ahora no habrá cambios de nombres. Es una concesión al ministro Nicolás Kreplak, que prometió poner un ojo especial en el Instituto.  (DIB)

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