Pascua: es posible resurgir

Angélica  Diez, Misionera  de la  Inmaculada  Padre  Kolbe, Olavarría.


Pascua: es  posible  resurgir.  El pueblo de Israel, en su relación personal con Dios, descubrió que es  posible  resurgir desde esa  cercanía con Él, que es el único que conoce cada corazón y comprende todas sus acciones. El único capaz de ver más allá. Y no sólo de ver, sino de amar. Amar más allá de los méritos, de las cualidades, de las bondades.

         Nosotros, peregrinos  de  este  siglo XXI decimos  también que es posible resurgir y  “cambiar” los  parámetros escuchando a  otros. Cuentan  que  en Brasil una comisión de científicos se acercó a dos indios de una tribu recién descubierta y entre otras cosas les preguntaron: ¿Le rezan ustedes a Dios? Sí, claro que le rezamos, ¿Y qué le piden a Dios?, ¿Qué le vamos a pedir, si Dios nos da todo? Entonces, ¿Para qué le rezan a Dios? Le rezamos a Dios para agradecerle todo lo que Él nos da” (Lombardi).

            Es  posible resurgir desde aquel “… acto de amor de la cruz, confirmado por el Padre, cuando la luz deslumbrante de la resurrección, lo envuelve y lo transforma todo: de la traición puede nacer la amistad, de la negación el perdón, del odio el amor. Concédenos, Señor, llevar con amor nuestra cruz, nuestras cruces cotidianas, con la certeza de que están iluminadas con la claridad de tu Pascua”. (Benedicto XVI, Discurso al final del Vía Crucis Coliseo, Roma, 2 de abril de 2010).

            Porque  estamos  celebrando  la  Pascua  decimos  que es posible resurgir con  un  corazón  agradecido y,  establecer un modo nuevo de relacionarnos, de vivir como hermanos.¡Jesús ha resucitado! Vive, camina  a nuestro lado. Es presencia entre nosotros y su compañía nos interpela al servicio de los hermanos, Él vive  para que todos tengan vida y  quiere  hacerla  visible  a  través  del  amor  que  circula entre  nosotros. ¿Lo  intentamos  juntos? “Si el amor nos hiciera poner hombro con hombro, fatiga con fatiga y lágrima con lágrima. Si nos hiciéramos uno.  Unos con otros. Unos junto a otros. Por encima del oro y de la nieve, aún más allá del oro y de la espada. Si hiciéramos un bloque sin fisura con los seis millones -o  más- de rojos corazones que nos laten… ¡qué hermosa arquitectura se alzaría del lodo!” (Autor Anónimo).Feliz  Pascua. Feliz  resurgimiento.

(*)  Angélica  Diez, Misionera  de la  Inmaculada  Padre  Kolbe, Olavarría.

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