Primer acto de sinceramiento gubernamental


Por Carlos Paladino

La incertidumbre se develó. Al fin dejó de ser duda y ya es certeza. Todos lo sabíamos, todos los sospechábamos, pero, faltaba ser aseverada. Y quien mejor que la misma protagonista lo confirmara; no con una declaración, sino con un enunciado sin solemnidad, directo y concreto. ¡Sepan todos, acá mando yo! ¡De ahora en más mando yo! Y se mandó un discurso en cadena – con el estilo que le conocemos – que sobrevoló y repercutió en el mundo financiero.

¿Fue un «golpe» institucional?…No, porque el presidente de antemano acordó con ella y esto estaba dentro de las posibilidades de que pudiera suceder y, porque el que avisa no traiciona.

Cristina Kirchner ejerció el rol presidencial desde el primer minuto, sólo faltaba anunciarlo con hechos relevantes. La señora vicepresidente, en su fobia sin miramientos, en su euforia e insensatez, se obnubila y no controla lo que dice, adonde lo dice y ante quienes lo dice. Miren que manera de lanzar su pronunciamiento, – acompañada de sus mohines acostumbrados, sus gestos y miradas teatrales buscando complicidad, efectos que, por supuesto logró -, expresó con seguridad absoluta «No podemos pagar la deuda porque no tenemos plata». Plata , que ella dejó y la malgastó el gobierno anterior (Macri). No pagar la deuda externa es una opción válida y coherente para la conducción peronista, De ningún modo nos puede sorprender. Tal testimonio público fue dicho en momentos en que el Presidente Alberto Fernández pretende concertar un acuerdo con el FMI a través del Ministro de Economía.

¿Puede esperarse una abdicación o dimisión del señor Fernández? No le cabe esa alternativa, «De acá no se va nadie», habría dicho la vicepresidente en cierta ocasión y, si lo ordenó Cristina, es «palabra santa». Un detalle: la locutora comunicó el final de la reunión en la ciudad de Las Flores, con el discurso de la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner. ¿Un furcio?. Puede ser: la emoción que flotaba en el ambiente disculpa un error.
La actitud de la Señora Vicepresidente, fue un acto de sinceramiento. Las dudas respecto a quien nos manda dejaron de ser un tema controversial. Si no te gusta, sabés lo que tenés que hacer.

En esta arremetida que despeja dudas acerca de quien ostenta el poderío real del partido gobernante, el famoso apotegma del General, «El hombre es bueno, pero si se lo controla es mejor» , no se aplica en este caso. ¿Cristina Fernández de Kirchner es más grande que Perón?. En cuanto a Alberto Fernández, podemos decir que ocupa el lugar que mejor le va; el de operador de alguien.

El señor Alberto Fernández siempre ha funcionado como un «operador». Ascendió en el escalafón político sirviendo como operador. Ingresó a la política grande de la mano de Domingo Cavallo, representante de una «derecha» ignominiosa para el trabajador argentino, porque en ese tiempo quedó aislado de la protección sindical peronista que vio y calló como miles de trabajadores eran despedidos, vía la política de privatizaciones instaurada por el gobierno estatista y popular.

Pasó mucho tiempo, pero, las consecuencias nefastas aún se reflejan en las personas e instituciones. Accedió a cargos en entidades públicas importantes para el desarrollo económico y en todas dejó sus significativos coletazos. El señor Alberto Fernández, ejecutor de programas «derechistas», pactó con la vicepresidente hacerse funcional a las políticas «populistas», afines a Nicolás Maduro, Evo Morales, Lula da Silva, la Cuba de los Castro y demás. En el orden internacional, procura ligarnos más a China y Rusia

Si alguna vez el Presidente de la Nación imaginó poder despojarse de influjos inconvenientes y construir un «rancho aparte» consolidando el «Albertismo»; la intentona no traspasó la puerta de la ilusión. Yacía rodeado de los cuadros políticos ante los cuales se comprometió. Cada intento de autodeterminación resultó contrastado por movimientos que lo volvieron al pragmatismo kirchnerista.¿Acaso, no tiene razón Cristina en ponerlo en vereda y regresarlo al cauce del proyecto original?. Claro que sí, ella no programó un plan para que él creciera, para eso tiene en mente otros cuadros. Él sigue siendo un operador de intereses superiores; demasiado lejos llegó haciendo lo único que sabe hacer. ¿No se conforma con lo logrado, había cosechado méritos para ser Presidente? Lo hubiera pensado antes de acompañar un proyecto tan espúreo para la política pública y la dignidad humana. El presidente se auto encerró en un túnel tortuoso, tenebroso y del que difícilmente salga de manera augusta.

El presidente requiere del apoyo de amigos políticos, por eso, aunque se retuerza de dolor, disimula y justifica los desmanes del gobernador Insfran, precisa los votos formoseños. Y de forma similar procede con Máximo, con Massa y demás. Con Cristina debe llevarse bien, por gratitud, porque si contradice a la señora está crucificado y, porque prometió no pelear más con Cristina. La realidad indica que la relación entre ambos tiende a desenvolverse dentro de una incógnita hipócrita. Una sociedad malsana e imprescindible si quieren ganar las elecciones, La vice, por ahora, no puede dejar librado al azar al presidente si quiere mantener mayoría en el Senado, lo necesita, también, para tirar en yunta contra el Poder Judicial y quedar «libre de culpa y cargo por la vía judicial». Además es la jefa de las juventudes politizadas donde se encuadran Máximo y flia., la Cámpora y cantidad de viejos militantes que no van a laburar jamás en empleos privados, porque «es mucho trabajo» y, por ende, les tendremos que dar de comer toda la vida. Los que suman protagonismo, son los conocidos insurgentes revalorizados por esta conducción, que predican la teoría generacional de la construcción de un «hombre nuevo», que trabaje y produzca para el sistema socialista. La idea fija del trabajo digno, duro, sacrificado y sostenido, no los incluye. Ellos son los teorizantes de la revolución socialista. Son los agentes intelectuales de la revolución.

Estaríamos acertado si decimos que el señor presidente buscó sólo la aguda situación por la que atraviesa. No obstante está en juego el futuro de la nación. Alberto Fernández no puede asumir en soledad la inflación, la pandemia,,la pobreza (en aumento), la falta de trabajo (en aumento), la negociación con el FMI (un dilema), etc, estando en una posición de descrédito y vulnerabilidad que irá en aumento. según pasen los días. El pequeño grupo que lo respalda son amigos que a medida que vaya perdiendo el escaso poder que conserva, lo irán apartando de sus preferencias. Tratamiento usual en la política argentina. Ser amigo del presidente es garantía de perder espacio político en las próximas elecciones.

Como sea y con quien sea que lo ayude, la figura democrática del presidente argentino debe permanecer. Claro que, debe dejarse ayudar. El círculo que lo ha rodeado no le deja margen de acción patriótica. La señora Cristina Kirchner y las facciones copartícipes, ya delinearon el norte que la lleve a un liderazgo continental antiliberal. Reemplazar el vacío dejado por venezolano Comandante Chavez, sería algo que la conformaría.

Algo satisfactorio deja en claro este menjunje. El gobierno populista se sinceró y ahora tenemos destino

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