Solemnidad de la Anunciación

Por: Angélica Diez, Misionera de la Inmaculada Padre Kolbe, Olavarría.
La Solemnidad de la Anunciación coincide en muchos países del mundo con el Día del Niño por Nacer, que se celebra cada 25 de marzo y que busca conmemorar, promover y defender la vida humana desde la concepción en el vientre de la madre: un sí a la vida desde su concepción.
El Evangelio de san Lucas (cf. Lc 1, 26-38), nos narra uno de los momentos más importantes y hermosos de la historia de la humanidad: la Anunciación; cuando el «sí» de María al arcángel Gabriel permitió la encarnación del Hijo de Dios, Jesús. Es una escena que suscita el mayor asombro y emoción porque Dios, el Altísimo, el Omnipotente, a través del Ángel dialoga con una joven de Nazaret, pidiéndole su colaboración en su plan de salvación. “El misterio de la Anunciación es el momento “decisivo” en el cual la historia del hombre cambió completamente». (Papa Francisco).
“María está siempre allí, a nuestro lado, con su ternura materna”. “ Las oraciones dirigidas a ella no son vanas y Ella las escucha como Madre: “Mujer del “sí”, que ha acogido con prontitud la invitación del Ángel, responde también a nuestras súplicas, escucha nuestras voces, también las que permanecen cerradas en el corazón, que no tienen la fuerza de salir pero que Dios conoce mejor que nosotros mismos”. (…) “María nos defiende en los peligros, se preocupa por nosotros, “María está allí, rezando por nosotros, rezando por quien no reza. ¿Por qué? Porque ella es nuestra Madre”. (Papa Francisco).
Decía San Juan Pablo II: “Al pronunciar su «sí» total al proyecto divino, María es plenamente libre ante Dios. Al mismo tiempo, se siente personalmente responsable ante la humanidad, cuyo futuro está vinculado a su respuesta. Dios pone el destino de todos en las manos de una joven. El «sí» de María es la premisa para que se realice el designio que Dios, en su amor, trazó para la salvación del mundo”.
Maximiliano Kolbe, el gran apóstol de la Inmaculada escribía alentando a todos a acercarse a la Virgen: “Recuerda que, en la Anunciación, de buen grado, te acogió también a ti como hijo”. (Escrito Kolbe 1334). “La Inmaculada, queridos hijos, los bendiga en todo y siempre y en todas partes”. (Escrito Kolbe 903).