Tirar un bumerán y salir corriendo

Libros / Carlos Verucchi / En Línea Noticias (Twitter: @carlos_verucchi)
“Tirar un bumerán y salir corriendo para no estar cuando vuelve.” El axioma, extraído del último libro del escritor olavarriense Guillermo Del Zotto, se ajusta como anillo al dedo a la pretendida definición de poesía que intentábamos unos domingos atrás. La metáfora es perfecta porque conlleva, incluso, una parábola trazada por la línea imaginaria que describe ese pedazo de madera en forma de ve corta que tanto nos inquietaba de niños.
La buena poesía es justamente eso, lanzar el bumerán y no esperar a que vuelva. La buena poesía es provocar, estimular, perturbar, perder al lector para después salir corriendo y abandonarlo en su laberinto.
Del Zotto se regodea en ese arte como pez en el agua, sobrio, consistente, robusto en la armonía con la que teje sus textos. Atributos, todos éstos, que denotan madurez, evolución, crecimiento intelectual.
Fabricio Lucio, en el prólogo del libro, advierte a potenciales lectores sobre el riesgo que implica sumergirse en los “mundos Del Zotto”. Caminar por ellos exige transitar “caminos sinuosos”, atravesar regiones de las que no es sencillo salir, pero sabiendo que aquel que logre hacerlo resultará favorecido, enriquecido gracias a una sucesión interminable de observaciones inteligentes, de metáforas deliciosas, de reflexiones tan agudas que cortan, lastiman a veces.
La nueva producción de la editorial local “del altillo”, en realidad, contiene dos libros en uno. Una novela breve y original en su estructura (a punto tal que dudo que el autor acepte este encasillamiento) con rasgos autobiográficos y lejano parentesco con un diario de vida. El poeta en ciernes huye de desoladas y desarboladas calles olavarrienses para sumergirse en la bohemia capitalina, refugiarse en desvencijados escondrijos de un San Telmo ochentoso para beber del talento de su gran maestro, José Sbarra.
Este recorrido autobiográfico (importa poco cuánto hay de real y de ficticio en él), transita por corredores intelectuales y vivenciales. Antiguas lecturas, que en la juventud del narrador fueron decisivas, reaparecen iluminadas por la perspectiva que ofrece el tiempo y la evolución creativa y estilística que lo trajeron a este presente. Los capítulos de “Puntualidad, ceremonia, traducción” son misceláneas de una aventura de formación tanto personal como literaria. Constituyen instantáneas de un pasado que el autor logra recuperar con la dosis justa de nostalgia, poniendo en evidencia el poder trascendental que tienen detalles en apariencia intrascendentes.
Así, Del Zotto, diseña un arma letal contra el sinsentido que nos embrutece a diario, nos arranca de nuestra zona de confort y nos hace despertar de la mediocridad que acecha a la vuelta de la esquina. Y nos deja en el aire, como ese búmeran que esperará en vano el calor de la mano que acaba de lanzarlo. Por esa razón tal vez, precavido, el autor nos alerte desde el comienzo: “…Hay que avisar que no sabemos a dónde vamos por si alguien se quiere bajar acá”.
El contrafrente del libro no podía escapar al destino poético del autor. “Sombras tejiendo recuerdos. ¿Y qué?” vuelve sobre la mejor versión poética de los treinta años de carrera literaria que Guillermo Del Zotto esgrime como su más genuina satisfacción. Un conjunto de poemas y relatos breves que cuajan propuestas actuales actuales con poesía clásica. Que demuestran que aún ante las calamidades de una pandemia se puede hacer poesía, que permiten comprobar que siempre se podrá decir algo más sobre el amor: “Sigamos torpes, sobre todo en lo del sexo. Donde decir he aprendido es decir he muerto.”
Olavarría parece tomar un rumbo literario que está a punto de hacer ese click del que no se vuelve. La producción literaria de estos últimos años ha sido posiblemente una de las revelaciones más prometedoras. Olavarría va camino a convertirse en una ciudad con una impronta literaria destacada, una ciudad que atraiga a partir del delirio infantil y mágico que se esconde detrás de cuatro palabras bien elegidas. Guillermo Del Zotto, no sólo como autor sino también como formador de escritores, como editor, es sin dudas uno de los puntales de esa avanzada.
A pesar de la mirada que nos pone en alerta sobre el riesgo de quedar del lado ordinario de las cosas, la poesía de Guillermo Del Zotto es también una expresión de esperanza y rebeldía: “No nos cansemos de empujar la puerta / De quedar los dos del lado de adentro / De tener miedo juntos”. Leer a Del Zotto es como internarnos un fin de semana completo en un hotel cinco estrellas con spa y piscina cubierta. Pero en este caso la purificación es interior, los masajes descontracturan el alma, la frivolidad del tratamiento facial con barro queda sumergida en una inquietante y original mirada de esa realidad que nos asfixia, en una aguda perspectiva que nos despabila, nos sacude, nos desempolva, raspa sobre el óxido y deja a la vista una juventud perdida y recuperada.
El sábado próximo, el nuevo libro de Guillermo Del Zotto será presentado en el museo Dámaso Arce a las 19 hs.
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