Un recorrido por la increíble vida de la heroína, mártir y santa, Juana de Arco
Por: Arq. Jorge Hugo Figueroa / Tiempo de lectura estimado: 4:04 minutos
Juana de Arco nació el 6 de enero de 1412 en la localidad de Domrémy-la-Pucelle, Francia. Era una zona donde la guerra de “Los cien años” (guerra en la cual se enfrentaron Francia e Inglaterra entre el 24 de mayo de 1337 hasta el 19 de octubre de 1453) se sentía pero no se vivía plenamente. Tuvo una infancia feliz hasta que a los 14 años comenzó a oír voces y a tener experiencias místicas relacionadas con la religión cristiana. Ella creyó que esas voces eran las del arcángel Miguel, Santa Catalina de Alejandría y la de Santa Margarita de Antioquía.
Al principio no entendía lo que decían aquellas voces, pero más adelante logró oírlas a la perfección. Le pedían que fuera con el ejército francés hasta Orleans, que era una de las zonas de combate que aún quedaba de la extensa guerra.
Así fue que Juana pasó de vivir en el campo a colaborar en la batalla.
Al principio los militares se reían de ella, pero en una oportunidad acertó el resultado de una batalla y así fue que comenzaron a tomar en serio lo que los mensajes revelaban.
Ésta nueva Juana, guerrera, no sólo servía a Francia, sino que primero servía a Dios.
Después de la batalla de Orleans, se pudo lograr una tregua y durante ésta, Juana pudo convencer a los ingleses que Carlos VII fuera el monarca de Francia. Así fue que se pudo coronar el 17 de julio de 1429 en la catedral de Reims.
Luego de su coronación, Carlos VII y Juana comenzaron a tener posturas muy distintas respecto de la guerra. Mientras que el monarca quería firmar la paz a cambio de ceder territorios y derechos de los franceses a Inglaterra ella decía que las voces le indicaban continuar las batallas hasta terminar con los invasores ingleses.
El rey se dejó aconsejar por Juana (ya que aún era considerada una enviada divina), pero los contingentes que les enviaban eran cada vez más escasos y el ejército francés comenzó cada vez a perder más batallas.
El 23 de mayo de 1430 fue capturada por los borgoñones, una facción de nobles franceses pero aliados de los ingleses. El rey de Francia, Carlos VII, podría haberla salvado pero decidió ignorarla.
Sus compañeros de combate intentaron liberarla pero no tuvieron éxito. Los borgoñeses la entregaron a los ingleses y posteriormente fue procesada por el obispo Pierre Cauchon.
Se la declaró culpable y el Duque Juan de Bedford ordenó quemarla en una hoguera en Ruan, el 30 de mayo de 1431.
Juana de Arco tenía sólo 19 de años cuando fue asesinada.
26 años después (1456), un tribunal inquisitorial autorizado por el papa Calixto III examinó el juicio, anuló los cargos en su contra, la declaró inocente y la nombró mártir.
Pasaron 44 años (dentro del siglo XVI) y la convirtieron en símbolo de la Liga católica.
Luego de unos 300 años (1803), Napoleón Bonaparte la declara símbolo nacional de Francia.
Fue beatificada (declarar que un difunto, cuyas virtudes han sido previamente certificadas, puede ser honrado con culto) en 1909 y canonizada o declarada Santa, el 16 de mayo de 1920. 488 años y 24 días después de haber sido cobardemente quemada viva por el poder de turno.
Juana de Arco es uno de los nueve patronos secundarios de Francia y ha seguido siendo una destacada figura popular y cultural desde el momento de su muerte gracias a que muchos escritores, artistas y compositores se han inspirado en ella.
Es sumamente recomendable ver la película dirigida por Luc Besson (director de películas como “Nikita”, “El quinto elemento” o “Valerian y la ciudad de los mil planetas”). El siguiente es el tráiler:
El genial canta autor, Leonard Cohen (autor de temas como “Hallelujah” o “Everybody knows” o “Todos lo saben”) escribe e interpreta ésta canción llamada “Joan of Arc”
Madonna es otra artista que interpreta un muy bello tema acerca de Juana de Arco.
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