El futuro a la vuelta de la esquina

Opinión / Carlos Verucchi / En Línea Noticias (Twitter: @carlos_verucchi)

Los rankings de universidades o de otros organismos, instituciones, comercios, deportes, producción industrial o cualquier otra actividad que tenga al menos algún parámetro cuantificable, son moneda corriente en Estados Unidos y países del primer mundo desde hace tiempo.

En Argentina resultan novedosos y a veces llamativos. La semana pasada se divulgó un ranking de universidades del mundo que desató, como no podía ser de otra manera, gran controversia. Es que por primera vez la Universidad de La Plata aparece por encima de la UBA. El resto es más o menos conocido o repetido. La UNICEN sigue cuarta, tal como se había posicionado en años anteriores, aunque en otros rankings esta posición puede variar ligeramente.

Lo que cambia en este caso es el modo de medir la capacidad de cada unidad académica. Si bien en todos los rankings del mundo la producción científica es la que decide prácticamente el puntaje asignado a cada universidad, en este caso el ranking se conformó en base a un único indicador: el número de citas totales de cada universidad rankeada durante el año anterior. Criterio que obviamente favorece a las universidades más grandes (por tener mayor cantidad de investigadores en su staff), pero que a la vez resalta el mérito de la UNICEN al posicionarse por encima de muchas unidades académicas que tienen mayor cantidad de investigadores, sean éstos de la propia universidad, del CONICET, o del organismo que fuere.

En Estados Unidos, la posición obtenida cada año decide el valor de la matrícula que se cobrará a los estudiantes el año próximo y en cierta medida la capacidad de inserción laboral de los graduados. En Argentina, la posición en el ranking es anecdótica. El rector de la UNICEN, en declaraciones a Página 12, afirmó que la universidad no hace nada para estar arriba en dicho ranking. Quiso decir, obviamente, que las políticas de la universidad no se definen con el objetivo de alcanzar posiciones más altas en un ranking sino con criterios más generales.

No son pocos, en el ámbito académico, los que desestiman la metodología de puntuación o los estándares que se utilizan para la ponderación. Ir en contra de los criterios con los que se establecen las posiciones de cada universidad sería como pretender hacer ciencia por fuera del sistema científico. Es que no hay nada más globalizado que la actividad científica, tal vez el único ámbito donde no existen las diferencias raciales, políticas, ideológicas o religiosas. Hacer ciencia por fuera de ese sistema consensuado mundialmente sería como pretender jugar al fútbol sin atender las directrices de la FIFA.

A la comunidad universitaria argentina le cuesta abandonar el viejo modelo de universidad napoleónica y aceptar los nuevos paradigmas. A esta altura, la relación entre capacidad científica del aparato de ciencia y técnica de un país y el potencial de crecimiento económico resulta indiscutible en todos los países menos en el nuestro.

Pero veamos, ¿qué es una cita? ¿Qué significa que una universidad tenga más citas que otras? Cada vez que se escribe un artículo científico (el famoso paper), los autores hacen referencia a trabajos anteriores de otros autores, de este modo buscan justificar o sostener los aportes que tratan de mostrar en su trabajo. Que un artículo tenga más “citas” indica que fue más relevante, que dio origen a más trabajos de investigación, que fue, en definitiva, más útil para el proceso de generación de conocimiento.

Tal como venimos sosteniendo desde esta columna desde hace tiempo, las distintas facultades de la UNICEN vienen desarrollando en silencio un trabajo a largo plazo que tarde o temprano tendrá impacto significativo en el desarrollo de la región. Depende del ámbito político encontrar la manera de explotar ese potencial de la mejor manera posible.

Como decía Borges, el futuro no es lo que va a pasar mañana, es lo que nosotros vamos a hacer.

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