Juan Carlos Pallarols donó al Instituto Alexander Fleming una Rosa de la Paz, para homenajear a una amiga y transmitir fortaleza a los pacientes con cáncer

El reconocido orfebre entregó una obra que hizo a pedido de una amiga, quien quiso agradecer a los médicos que la acompañaron en el tránsito final de un cáncer de pulmón de células pequeñas. Se trata de un subtipo muy agresivo de la enfermedad, que se caracteriza por su rápido crecimiento.


“¿Me regalás una Rosa de la Paz?”. El artista Juan Carlos Pallarols se vio sorprendido por la pregunta de su amiga Marina y aún más cuando se enteró que no se la pedía para ella. La mujer, que transitaba las instancias finales de un cáncer de pulmón de células pequeñas muy agresivo, quería donar la obra del reconocido orfebre como una muestra de agradecimiento al equipo médico que la había acompañado durante su enfermedad. Desde fines de agosto, su legado es una realidad: la rosa se encuentra en el hall del ingreso al Instituto Alexander Fleming (IAF), en un sentido homenaje que también busca transmitir fortaleza a otros pacientes que afrontan el tratamiento de distintos tipos de tumores.

El escultor, que es el encargado de hacer los bastones presidenciales desde 1983 y realizó el cáliz que recibió el papa Francisco, conoció a Marina por trabajo. Ella lo convocó para elaborar las coronas de las reinas de la belleza para una compañía internacional y eso derivó en un extenso ida y vuelta de ideas de casi tres meses. Luego él le retribuyó el llamado cuando desde Disney le solicitaron que hiciera los zapatos de Cenicienta. “Apelé a su creatividad y ese segundo trabajo me hizo conocerla más. Ahí comenzó una amistad de muchos años, ella venía al taller porque quería cincelar. Su vocación era hacer joyas y aprendió bastante. Entre mates y charlas, surgió una amistad hermosísima de la que no he de olvidarme nunca, cuenta Pallarols.

Ese vínculo cotidiano y las recurrentes visitas al taller hicieron que Marina se involucrara con sus Rosas de la Paz. Se trata de una reconocida obra que el orfebre hizo por primera vez con balas usadas en la guerra de Malvinas. Después empezó a replicarla incorporando otros materiales, como por ejemplo municiones utilizadas en el conflicto de Afganistán. Hoy sus rosas, como la que luce en el Fleming, están forjadas con material bélico recuperado de gran parte de las guerras modernas, con el objetivo de reconvertirlo y hacer un llamado a tomar conciencia del profundo daño que generan en la humanidad.

“Actualmente hago dos o tres Rosas de la Paz por mes. Y ella me acompañó en muchas. El día 2 de julio pasado fue que me pidió que le regalara una para donarla al Fleming. Cuando le pregunté qué le quería poner, me dijo: ‘Con todo mi agradecimiento’”, relata y agrega que el día que la llevó al centro especializado en oncología, se la entregó al doctor Federico Coló, director médico del IAF, quien fue a mostrársela a Marina. “Se emocionó mucho”, recuerda.

Un mensaje de fortaleza

«Me gustaría que recuerden a Marina como alguien feliz. No tuvo una vida fácil, nuestra mamá murió cuando éramos chiquitos, después vinieron problemas económicos, y Marina siempre tuvo que pelearla. Pero salió adelante, siempre estaba haciendo cosas que le gustaban. Luchó siempre, fue aguerrida”, cuenta su hermano mayor, Lucas, quien también destaca los aprendizajes que le dejó el tiempo que la acompañó mientras ella transitaba su enfermedad en el Instituto Alexander Fleming.

“Yo no sé cómo hubiera reaccionado si a un amigo mío le pasaba lo que le pasó a Marina, porque uno está todo el día con sus propios problemas. Sin embargo, ella tuvo todos los días, hasta la última internación en la que falleció, amigos que estuvieron acompañándola media hora, una hora. Ahí me dije: ‘si a algún amigo mío le pasa algo, yo tengo estar cómo estuvo esta gente con Marina’. No sé si lo hubiera hecho, esto me hizo dar cuenta. Marina me dejó esta última enseñanza”, afirma y remarca que la decisión de su hermana de donar la Rosa de la Paz como muestra de agradecimiento “es porque estuvo acompañada y se sintió cómoda, a pesar de todos sus males”.

La obra también busca emitir un mensaje de fortaleza, para aquellos pacientes que día a día transita el tratamiento de algún tipo de tumor en el instituto. En ese aspecto Lucas rescata el ejemplo de su hermana, porque nunca bajó los brazos. “Hasta el último día  estuvo consciente. Estaba pagando impuestos de la casa a las ocho de la noche. Se fue a dormir y no se levantó más. Ella tuvo una esperanza de vida hasta el último día”, destaca.

Tras participar del acto en el que se descubrió su obra en el Instituto Alexander Fleming, del que participaron familiares de Marina, Pallarols comparte un recuerdo similar y pondera la manera en que su amiga asumió la noticia de que su cuadro era irreversible. “No sé qué me va a pasar si a mí me dicen que me voy a morir en 30 o 60 días. Ella lloró mucho, pero se preparó para morir bien. Sabía cuál era su final, pero siempre lo último que hablábamos era qué íbamos a hacer al día siguiente. Siempre tenía un proyecto de mañana. Y yo creo que lo que aprendió Marina de lo que transmitieron acá fue esa fortaleza y tal vez la rosa acá sea una contradicción. Porque lo que nos fortalecieron acá, a Marina y a mí, fue el corazón”, piensa el artista.

Un subtipo de cáncer de pulmón de rápido crecimiento

El cáncer de pulmón es la patología oncológica que más muertes provoca en la Argentina. Según cifras oficiales, cada año fallecen en el país más de 8.600 personas por esta causa y se detectan 12 mil nuevos casos, lo que lo ubica como el tercero con mayor incidencia. En casi el 60% de los casos, el diagnóstico se hace cuando el tumor crece, ocupa espacio o comienza a comprometer estructuras anatómicas del pulmón, como los bronquios o vasos sanguíneos

“Se origina cuando las células normales de pulmón sufren una transformación maligna. Eso lleva a un crecimiento de las células sin control. Específicamente, este caso se trató de un cáncer de pulmón de células pequeñas (SCLC por sus siglas en ingles) que es un tipo de cáncer de pulmón entre otros. Se caracteriza por su rápido crecimiento y su asociación con el consumo de tabaco”, explica la doctora Carmen Pupareli (MN 101212), médica oncóloga del Instituto Alexander Fleming, quien formó parte del equipo que acompañó a la paciente.

Este subtipo no es de los más frecuentes y representa cerca del 20% de los tumores de pulmón. “Al momento del diagnóstico la enfermedad puede presentarse confinada al tórax o extendida más allá del tórax (la mayoría de los casos). Este caso tenía algunas particularidades por tratarse de una paciente joven, con escaso consumo de tabaco y presentarse con enfermedad confinada al tórax. Recibió el tratamiento estándar que consistió en quimioterapia y radioterapia y, luego, tuvo la oportunidad de participar en un ensayo clínico cuyos resultados fueron positivos”, agrega la experta.

Este año, en el congreso de la Sociedad Americana de Oncología (ASCO), se presentaron resultados alentadores para el cáncer de pulmón de células pequeñas con enfermedad temprana. Los pacientes que recibieron inmunoterapia luego de la quimio-radioterapia tuvieron beneficios en el tiempo en que el tumor vuelve a crecer. Se trata de un avance prometedor, pero que aún no fue autorizada para su uso masivo.

La mejor herramienta para reducir el impacto del cáncer de pulmón es la prevención. “El cáncer de pulmón ya sea de células pequeñas o no, se asocia claramente al consumo de tabaco. Por lo cual, los tabaquistas deberían tener una consulta con su médico de cabecera para conversar si corresponde realizar una tomografía para el diagnóstico precoz de la enfermedad. Por otro lado, deberían intentar dejar de fumar. Hay pacientes que pueden lograrlo por sus propios medios y otras que necesitan ayuda. Existen médicos especializados que puede ayudarlo”, apunta la experta y remarca la importancia de que se haga prevención para evitar el inicio del consumo de tabaco, sobre todo en la adolescencia.

En cuanto a la creación del artista Juan Carlos Pallarols que fue instalada en el Instituto Alexander Fleming, la doctora destaca el impacto positivo que tiene en el día a día. “La Rosa de la Paz es una obra de arte hermosa que embellece nuestro lugar de trabajo. En lo personal, me recordara siempre a una persona muy especial a quien acompañe en este camino”, concluye la doctora Pupareli.

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