Familias y familias

Escribe: Angélica  Diez, Misionera  de la  Inmaculada  Padre  Kolbe, Olavarría.


La familia es el lugar donde Dios viene al mundo al encuentro con los hombres, recientemente  lo  recordamos  en  Navidad. Celebrando  la  fiesta   de  la Sagrada  Familia lo  hacemos pensando  y  ofreciendo  por  nuestras  propias  familias .En Jesús, María y José́ se  puede  contemplar  el esplendor del verdadero amor  de  lo  que  es  y  se  vive  en  una  familia .¿Qué  diremos en la  vivencia  cotidiana de  la  realidad  de  nuestras  familias? Nos  urge pedir  ayuda: “Familia de Nazaret, que  nuestras  familias sean un lugar de comunión, de oración, pequeñas iglesias domesticas”.

            Celebrando  a  la  Sagrada  Familia pensamos  en  todas  las  familias del mundo. Hoy  día, la familia es despreciada, es maltratada, y lo que se nos pide es reconocer lo bello, auténtico y bueno que es formar una familia, ser familia hoy; lo indispensable que es esto para la vida del mundo, para el futuro de la humanidad (…) Todas las familias, tienen necesidad de Dios: todas, ¡todas! Necesidad de su ayuda, de su fuerza, de su bendición, de su misericordia, de su perdón. Y se requiere sencillez. ¡Para rezar en familia se requiere sencillez! Cuando la familia reza unida, el vínculo se hace fuerte. El verdadero vínculo es siempre con el Señor” (Papa  Francisco).

            La familia  de  Nazaret,  Jesús,  María  y  José. “…ellos “rezaban, trabajaban, se comunicaban; ¿tú, en tu familia, sabes comunicarte, o eres como esos chicos en que la mesa, cada uno con el teléfono móvil, está chateando? Debemos retomar la comunicación en familia: los padres con los hijos, con los abuelos, los hermanos entre sí… Es una tarea que hay que hacer”. (Papa  Francisco).

             Tenemos  presente  a  nuestras  familias; tantas  personas, nombres,  rostros,  vidas de luchas  y logros juntos , nos  confiamos  a “La  Familia”. Que  mirándolos   a  ellos  “podamos  tomar  conciencia  del carácter sagrado e inviolable de la familia, de su belleza en el proyecto de Dios. Que ellos sean modelo para nuestras familias, a fin de que padres e hijos se sostengan mutuamente en la adhesión al Evangelio, fundamento de la santidad de la familia”. (Papa Francisco, Amoris Laetitia, 325).

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