Infierno o responsabilidad

Por Carlos Paladino 

“El más oscuro rincón del Infierno está reservado para aquellos que conservan su neutralidad en tiempos de crisis moral” – Dante Alighieri (“La Divina Comedia”)

La Divina Comedia trata de la epopeya religiosa medieval que Dante Alighieri lleva a cabo, recorriendo un camino espiritual que pasa por distintas estaciones; el Infierno, el Purgatorio y el Paraíso. Es una imputación a los que abandonaron el sendero que conduce a la luz emanada de la Gloria del Señor. Es una censura a la corrupción, fundada en los diversos estadios del pecado.  Los hombres lujuriosos, los avarientos, los glotones. También entran en el compendio de los pecadores; los violentos, “los fraudulentos y los renegados favorecidos por Dios y, a los traidores a Dios mismo, que quisieron y realizaron el mal conscientemente” En la puerta al Infierno hay un escrito que dice: “Abandonar toda esperanza, quienes aquí entráis” Allí van a parar todos los mal intencionados, y la puerta está abierta a cualquiera, sin medir su condición; comerciantes, políticos, religiosos, etc. Aunque más no sea, por ser una de las grandes obras literarias escritas, conviene leerla. Está claro que el poeta incluye a aquellos que, pudiendo implicarse en la mejora de la decadencia moral de una sociedad; prefieren la indiferencia ante el problema reinante. Su dogmatismo se exacerba al destinarles el rincón más oscuro del palacio del Satanás.

La sentencia es aplicable, entre otras cosas, a la pasividad (hacer la vista gorda) de los hombres que, abiertamente, se dejan avasallar. El caso, se ajusta a nosotros, los argentinos.

Los pueblos, con su sabiduría folklórica, no precisan de descripciones tan elaboradas como la de los poetas, los trovadores, etc., para describir una determinada situación, la observación diaria hace una síntesis e impone sus definiciones, por ejemplo: “La culpa no es del cerdo, sino del que le da de comer”. Es lo mismo; pero, más toscamente enunciada. “No debemos culpar a ciertas personas por sus fallas; muchas veces, la responsabilidad no es de ellos, sino de quienes les dan las órdenes que ellos deben cumplir” (Refranes populares).

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Qué lo adelantado, tiene la intención de ver porque lado le entramos al quiebre en el que caen los pueblos exprimidos y gozados por una cúpula política y gubernamental establecida, arcaica, ineficaz y, para colmo, acostumbrada a ejercer la hipocresía democrática; bueno, de eso, los lectores no tienen dudas. No es novedoso en nuestras ediciones semanales. Y procuraremos ser redundantes en tanto esta inercia nos siga consumiendo. Insistimos en advertir, que ya son muchos los años vividos aguantando el incumplimiento republicano, nada menos, que de parte de quienes se la pasan recalcando los beneficios del sistema. Porque los efectos de las cosas que a diario resultan de la relación con esos dirigentes; son inadmisibles a la comprensión de aquellos que soportan el peso del país, con el esfuerzo que ello significa, desde lo laboral, lo económico, lo impositivo; sumados, a las arbitrariedades cometidas desde el Poder, invocando, nada menos, que a la Justicia. Nunca ha sido tan halagüeño ser un delincuente y un estafador de las cajas del Estado. No hay que indagar mucho para encontrar ejemplos; hace unos días, cayó una denuncia sobre el “Juez Federico Villena por lavado de dinero en la compra de una vivienda” La obtuvo por un valor de US$ 400.000, siendo el doble su valor real. Figuran otros bienes en la pesquisa efectuada al juez federal; asimismo, lo recordamos por haber ordenado “devolver a Karina Moyano” (hija de Hugo Moyano) “medio millón de dólares y 600.000 pesos que estaban congelados en una causa que investigaba fondos del narcotráfico” (La Nación, 15/5/2022). ¿Alguna vez, nos preguntamos, el clan Moyano (vital sindicato adepto al presidente Alberto Fernández), no estará envuelto en algún delito gordo? La jactancia del Dante, nos indica que estos fulanos ya tienen reservado un lugarcito, en el rincón más oscuro del Infierno. Es la misma Justicia Argentina que, a través del fiscal de la causa conocida como “Fiesta de Olivos” ateniente a Alberto Fernández y la señora Fabiola Yáñez, comunicó haber aceptado la cantidad de 3 millones de pesos, ofrecida por los encausados. No importa el valor de la demanda; lo importante es comprobar cómo actúa la impunidad política en un juicio de escandalosa repercusión   pública, que enloda el más alto rango al que puede aspirar un ciudadano argentino. Para razonar mejor el hecho, conviene recordar los retos aviesos del señor Fernández, con respecto al incumplimiento de las normas de prevención sanitaria motivadda por la pandemia. Quien es el culpable: ¿el chancho o quien le da de comer? El presidente de la Nación no es uno cualquiera del vulgo, es comprensible que se manifiesten sobre él, ciertos miramientos especiales, dada su investidura; pero, de ahí a que se auto impute el valor de sus sanciones, la diferencia es absurda e insultante. En realidad, el presidente se cobró una multa a la que le puso precio. Los organismos de la Justicia, seguramente, no obrarán de igual manera con los ciudadanos del montón. Condicionados por un trajinar perjudicial que dura hace varias décadas y que no se ha podido torcer; nosotros, los manoseados, en un tiempo no muy largo, estaremos obligados a ahorcar los malos hábitos de una democracia en situación de inmoralidad y corrupción. Menuda tarea nos toca en suerte, desde una confusa e incómoda posición instalada en lo intrínseco de la trama política actual.

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El ámbito en el cual deberemos afrontar la selección de los candidatos que estén en condiciones potables de reconvertir el país a una situación de gobernabilidad democrática que casi no hemos experimentado; es un trabajo formidable que nos cabe arrogarnos. En el panorama actual, el pueblo ve sobresalir el despotismo; el anarquismo de determinadas asociaciones; la inseguridad que abarca a la sociedad entera; la tramoya; la intriga yacente en el gobierno que conspira contra él mismo; el egoísmo que saca a relucir la franja opositora que transborda en un desacuerdo inconveniente; el abuso económico que causa el desgobierno y, los otros factores negativos que se afrontan, de la mejor manera que uno puede. Cada ciudadano salva su ropa sin pensar en el vecino y así, la solidaridad social se escurre como agua entre los dedos. ¿La inflación? Bueno, eso no tiene arreglo, mientras no se quiera entender que la solución radica en el sacrificio en conjunto; de todos por igual. Fundamentalmente, la distinguida clase política, que ya es tiempo que exprese el valor del compromiso tomado.

Tanto el veredicto de Alighieri, como el popular; nos señalan que la culpa no es del chancho…, son arbitrajes sobredichos con la acertada conclusión de que, inexcusablemente, nuestra participación será un deber, un reto obligatorio. Si la política nacional desoye este reclamo democrático, otra alternativa no queda. También, se le acopla la necesidad de reconstruir la imagen argentina ante el resto del mundo. “La diputada española Cayetana Álvarez de Toledo, fulminó a Alberto Fernández – dijo a un medio cordobés – “Es un monigote” y “una marioneta”, aludiendo a la relación que mantiene con su vicepresidente. Agregó que Cristina Kirchner “lo humilla de manera permanente en público” y “el Presidente se deja humillar” … Cristina Kirchner está jugando a ser gobierno y oposición a la vez” (Noticia en Radio Mitre – 16/5/2022). Tampoco refuerzan la imagen presidencial sus dichos respecto al Censo Nacional reciente: “Es la primera vez que el Estado argentino pregunta sobre la identidad de género de cada argentino, cada argentina, cada argentine” La señora Álvarez, creemos, se extendió más allá de lo aconsejable en cuanto a las denigraciones emitidas; no obstante, ¿hicimos un censo costosísimo para justificar que existen los “argentines”? O, acaso, fue otro mensaje, buscando un resquicio para acortar las diferencias con a la señora Kirchner.

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El escenario que nos ofrecen los “salvadores de la república”, – como si el tiempo no hubiera pasado –, no promete un recambio de postulantes convincente, nada concluyente. Estamos al corriente de nombres como el de Javier Milei, Patricia Bullrich, y todos los que suponemos van a ir en torno de ganar las elecciones. Aún es temprano, pero, en los últimos días, aparecieron: el presidente Alberto Fernández que va por la reelección; el señor Sergio Berni, quien en el 2019 lanzó su candidatura a gobernador de la provincia de Buenos Aires, en el 2021 intentaba ser diputado del “distrito más populoso de la argentina” y, ahora, que no esconde sus pretensiones a ser presidente de Argentina. Dijo en A dos Voces – TN: “No hay mayor cargo de responsabilidad para transformar una realidad. Para eso me vengo preparando hace más de 30 años” ¡Tomá mate y avivate!  Otro que se anotó en la carrera, fue el ex funcionario y ex senador peronista, señor José Luis Pichetto que; a través de Juntos por el Cambio y “con partido propio”, mediará en la interna. Verá si logra conquistar a los peronistas defraudados del kirchnerismo.

Las opciones a definir están limitadas a: “reservar un pedacito en el peor lugar del Infierno” o, seguir el consejo de Dante Alighieri de no conservar “la neutralidad en tiempos de crisis moral” Es una decisión personal.

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