Kicillof tensa con Máximo pero también cooperan; las internas también atraviesan a la oposición


Por Andrés Lavaselli

La semana que arranca estará marcada por la consolidación de la batalla por el liderazgo del peronismo entre Axel Kicillof y Cristina y Máximo Kirchner, pero la dinámica de esa pelea está lejos de ser lineal: las necesidades de la gestión imponen colaboraciones poco conocidas pero efectivas entre ambos bandos, tanto a nivel nacional como en Provincia. Como parte de un clima de época, la necesidad de redefinir liderazgos y perfiles partidarios azuza también una batalla en PRO entre Mauricio Macri y Patricia Bullrich con el territorio bonaerense como escenario, y a la vez fuerza a tomar definiciones a un sector de los libertarios y al radicalismo.

Así como tiene decidido no concurrir a la foto del 25 de Mayo (o cuándo sea que se escenifique ese pacto que no obliga a nadie a nada más que a sonreír y decir “whisky”), Kicillof cree que Máximo no asistirá el sábado próximo a su mayor gesto de autonomía hasta ahora, el plenario de la agrupación que lanzó Carlos Bianco, su principal espada política. Pero igual le mandará una invitación al líder camporista. Esa ambigüedad es parte de la lógica de la disputa: forzar al otro a romper si es su voluntad, en un contexto en que el resto del peronismo –y los ciudadanos de a pie- pueden decodificar como “funcional a Milei” una pelea por el poder interno.

El kicillofismo está aún en trabajo de parto y plantó ese acto como una muestra de su voluntad de existir, lo que por sí solo obligará a La Cámpora a recoger el guante. Bianco diseñó una convocatoria amplia, que preanuncia un llamado a sectores del PJ expulsados por el kirchnerismo. A la vez, las tres apariciones al hilo de Cristina Kirchner, que habló más en estos 15 días que en los cuatro meses y medio de gobierno libertarios previos, son parte de un intento de recuperación de la centralidad que desafía a Kicillof, sobre todo si desemboca en la conducción del PJ nacional, partido que comenzará a jugarse este martes.

Pero a la par de esos aprestos de guerra, hay colaboración. Kicillof habla con los senadores por la provincia, “Wado” de Pedro y Juliana Di Tullio, que son camporistas, para puntear la estrategia de resistencia/morigeración de la Ley Bases.  El foco está puesto en el RIGI: al Gobernador le preocupan el impacto de ese régimen de inversiones en la industria bonarense. La intervención es indirecta: se tienden puentes con otros senadores para que traten de influir en la redacción de algunos artículos, porque todo lo que provenga del kirchnerismo será rechazado. Lo mismo hizo la CGT con la reforma laboral: la atenuó vía Miguel Pichetto y Nicolás Massot.

En la provincia también hay sinergias. En la Casa de Gobierno están agradecidos por el acompañamiento de legisladores alienados con La Campora (Tignanelli, Bozzano, Di Chiara entre otros) en el bloqueo de la pretensión del ruralismo de sancionar una nueva ley que morigerara el aumento de impuestos. Fue un juego de pinzas coordinado con el Ejecutivo. Hay más: Mayra Mendoza, la intendenta más cercana a Máximo –se la menciona como candidata del sector a la Gobernación- estará en Casa de Gobierno junto a otros alcaldes camporistas para el acto con el que Kicillof marcará el pago de la segunda cuota del fondo de asistencia a municipios.

Vale el foco en esa jornada en apariencia de anodino trámite institucional, porque será algo más: marcará también diferencias en la oposición. Los alcaldes PRO, que están furiosos con el sistema de reparto de esa plata que negociaron sus cada vez más ex aliados radicales, pegarán el faltazo. Pero la UCR se hará presente. Es un camino divergente que se podría repetir en el tratamiento del proyecto  para crear una empresa pública de medicamentos: la UCR, con matices, evalúa dar un sí, sobre todo porque lo piden intendentes con hospitales locales detonados por las subas de precios de las farmacéuticas. El PRO ya adelantó un “no” inamovible.

La foto de Karina Milei con diputados de PRO el día del paro de la CGT, más allá del contenido del encuentro, alentó otras operaciones en provincia: es una imagen de cercanía que alentó a los libertarios de Nahuel Sotelo a reforzar la operación para unificar bloques. Desde la comandancia de PRO fruncen el ceño: parece demasiado pronto para un movimiento que solo se dará en coordinación el Congreso, advierten. Quedó, más allá del rechazo, expuesta la voluntad de un sector de avanzar con la fusión.

De fondo, hay una puja de poder que tendrá en el armado electoral una primera definición. Karina Milei hizo trascender que no quiere ser candidata a diputada nacional por la provincia, lo que encareció mucho las acciones de José Luis Espert, protagonistas de rumores sobre su entronización a ministro de Economía que él desmiente con poco énfasis. El dilema lo tiene PRO: ahora son varios los que creen que el modo con que se definan las listas depende de cómo llegue Milei. Si se sostiene en los niveles de aceptación actuales, es probable que no necesite siquiera alguien con su apellido en las listas para ser una carta ganadora.

Mientras, hay dos proyectos sobre como tramitar los meses hasta que eso suceda: el de Mauricio Macri y el de Patricia Bullrich, él con resquemores y paso lento, ella con pretensión de fusión ya. El Expresidente ganó una pelea interna por la presidencia del partido y la Ministra cree que el anuncio de Karina de coordinar agendas parlamentarias la favorece. Patricia encabezará un encuentro el sábado que viene en Esteban Echeverría en el que aparecerá Diego Valenzuela, su principal aliado en provincia. También estará Sebastián Pareja.

Macri viene de agitar una candidatura de Néstor Grindetti para diputado nacional en la Provincia. Es una carta para pulsear con el armado que quiere llevar a Diego Santilli a discutir un lugar de primacía en esa lista, que probablemente deba negociarse con Milei. Macri no definió cuando asume la presidencia nacional de su partido, pero esa cuña sumada a acto de Patricia podrían desordenar la fuerza a nivel distrital, donde la renovación de autoridades está pautada para el año que viene. Es que en respuesta Cristian Ritondo, que tiene un acuerdo con Diego Santilli (el acercamiento lo opera el diputado Agustín Forchieri) para presidir la fuerza a nivel bonaerense, amenaza con vaciar la Asamblea de PRO, el premio consuelo que obtuvo Bullrich cuando debió resignarse a la presidencia. (DIB) AL

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