Legislar a la chacota

Escribe: Carlos Paladino.


En occidente, esencialmente, el advenimiento del nacimiento del niño Jesús, significa mucho más de lo que uno presume.  Podemos estar mal predispuestos, irritados, pero, algo interior nos suscita la comprensión y la reconciliación espiritual, aún con aquellos con los cuales la convivencia sería un trastorno. Al niño lo envió Dios: primero, en el rol de un mesías a predicar el bien entre los seres del mundo. y, luego, a sacrificarse para eximirnos de las culpas que no eran de su hacer. Ese tormentoso sacrificio conmovió al cristianismo y aún instala paz y reflexión en nuestras almas. Son días de hálito sosegado, por unas horas somos más buenos, más tolerante, Es el espíritu navideño que nos invade. Hasta se aplacan las energías más indómitas y agresivas. No obstante. con la fecha navideña, sin más, no alcanza para conseguir un estado más placentero de dicha, de complacencia para uno mismo y para los demás. Para lograrlo. las indicaciones que el hombre le da a las expectaciones de la vida, señalan si la orientación escogida para llegar a buen puerto, es la más conveniente. No se puede dejar todo supeditado a que Cristo es “el camino”, hay un quehacer responsable que cabe a nuestra exclusiva participación.   

Sería fantástico que así hubiese sido. Los individuos designados por nosotros en elecciones libres, para conducir el barco colectivo a un sitio esperanzador; a más de un mes de ese momento, han mostrado que, a medida que pasan los días, los errores que se van acumulando de manera disparatada. La natividad del Señor inquieta al hombre corriente; efecto que no percibe una pésima dirigencia política. No le importa, ni altera sus sentimientos.

No era nuestra intención en esta privativa fecha, hacer objeciones críticas relacionadas con del accionar político. Por lo tanto, tampoco, haríamos una nota extensa.

En publicaciones anteriores, fuimos narrando la suma de traiciones, de discordancias inútiles e inconducentes a ningún lugar. , que resultaron de peloteras estúpidas e inservibles. Los congresistas anduvieron pidiendo la palabra para agitar desde las bancas la sesión en curso, con cualquier condena, cualquier difamación, que quedara registrada y justifique el sueldo que cobran. Los problemas de tratamiento perentorios; aquellos que no pueden dilatarse; bueno, de eso ni amagues.  

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Si atendemos a la capacidad de los legisladores, la semana que transcurrimos, nos dejó una absoluta sensación de indefensión republicana. Especialistas en convertir lo fácil, en una cuestión engorrosa, difícil y sin aparente solución. Políticos que pasaron por una zaranda imprecisa, de los partidos políticos, antes de ser propuestos en las boletas para el discernimiento popular. Entonces, quisiéramos averiguar cómo aparecieron en el escenario político; qué créditos aquilataron en su trayectoria para ocupar el rango institucional que les confiaron. Con casi cuarenta años de democracia activa, los cargos de responsabilidad ya no se otorgan por el sólo hecho de ser consecuente con una camarilla o, por enchastrar paredes con consignas, o pegar carteles con caras desconocidas que ensucian la ciudad.   Conocimos gente que ascendió por contar con esas cartas de presentación o por ser amigo de tal o cual, y todavía siguen agarrados a sus puestos hasta el día de la jubilación que, al ser de un prócer, no puede ser comparada con la magra de un argentino que trabajó cincuenta años.  ¿Y el volumen de aptitud, y el talento, y el conocimiento, y la experiencia de idoneidad y honestidad? Esas probidades no sirven a los fines propuestos y los patentizamos en el poco tiempo que lleva este recambio. Dijimos de nuestra voluntad de no malgastar tantas letras, en una fecha de regocijo esperanzado. Aunque, algunos ocurridos no los podemos dejar pasar.

Por aquello que sabiamente expresa “Los pueblos débiles y flojos, sin voluntad y sin conciencia, son los que se complacen en ser mal gobernados” (Jacinto Benavente), es que expondremos ciertos especímenes, que tomaron notoriedad por lo absurdo de sus argumentos, como por lo inadmisible de sus responsabilidades.

Tenemos el caso de los tres legisladores (no expondremos detalles sobre nombre y partidos) que faltaron a una sesión de trabajo, (con excusas tan grotescas como ridículas para gente de ese nivel intelectual) cuya ausencia implicaba el riesgo de cargar un gravamen económico (por qué, no) que aquejaría el patrimonio de muchas personas que lo obtuvieron trabajando e invirtiendo. Un impuesto, que, seguramente, será destinado a pagar las tareas improductivas de la legión inútil que vegeta en el Estado y, además, cubrir su ineficacia (¿chorreo?) Señores, fueron seleccionados para auxiliar a un país subyugado por una crisis gigantesca.  Otro caso es el de la siempre relevante señora Fernanda Vallejos, de la cual no recordaremos sus proyectos anteriores. Ahora pretende defender (¿la soberanía nacional?) “El pueblo argentino – clama – quiere justicia y que el FMI nos indemnice por los daños ocasionados”. Dos preguntas; daños causados por nosotros los argentinos y, ¿es un tratamiento razonable para ser tratado seriamente por los organismos pertinentes? Creemos que fue una joda. Ofelia Fernández, es una legisladora, que merece ser seguida atentamente. Por ahí, estamos ante una preclara en ciernes. “Presentó un proyecto en la Legislatura para que el protector solar sea considerado medicamento” y sea repartido en forma gratuita. Deben ser ciertos las explicaciones que expone acerca del daño que puede causar en la piel de las personas que se exponen al sol. Convendría hablar con la señora Ofelia – por decir algo al pasar – y anoticiarla de que hay Obras Sociales que trabajan con sus afiliados en base a determinado vademécum, donde, seguramente, faltarán algunos remedios importantes.  Además, ¿el Estado actual, que tiene que ocuparse de una vacunación que le demanda una pandemia cada día más exigente, y anda escaso de insumos; debe hacerse cargo de gastos de esa naturaleza? La casa invita.

La política argentina está acabando, con lo poco de dignidad que nos queda.   Pese a todo es nuestro deseo, que pasen una Feliz Navidad y un próspero Año Nuevo.

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