Libros | La monotonía y el hastío como inspiraciones literarias

Fermín Acosta es un joven escritor nacido en Olavarría en 1990. “Bajo lluvia, relámpago o trueno”, su primera novela, fue premiada por el jurado en la Bienal de Arte Joven de Buenos Aires 2019 y publicada por Editorial Entropía.

Libros / Carlos Verucchi / En Línea Noticias (Twitter: @carlos_verucchi)

Fermín Acosta es un joven escritor nacido en Olavarría en 1990. Actualmente está radicado en Buenos Aires y se desempeña como docente universitario e investigador en la Universidad de Buenos Aires y la Universidad Nacional de las Artes. También es guionista y realizador de cine. “Bajo lluvia, relámpago o trueno”, su primera novela, fue premiada por el jurado en la Bienal de Arte Joven de Buenos Aires 2019 y publicada por Editorial Entropía. En Olavarría se encuentra a la venta en Librería El Puente.

En Línea Noticias conversó con el autor sobre su obra y sus nuevos proyectos.

C.V.: Contanos cómo recibiste la noticia de la premiación y de qué manera creés que impactará en tu futura carrera literaria.

F.A.: A la noticia la recibí por etapas y hace exactamente un año. La convocatoria de la categoría Novela de la Bienal de Arte Joven funciona por instancias. En enero de 2019 me avisaron que había quedado seleccionado entre ocho personas por un jurado integrado por la editorial Entropía y por los escritores Selva Almada y Félix Bruzzone. Habían llegado alrededor de 450 manuscritos en una convocatoria online para finalización de proyectos de novela. Yo venía trabajando en este manuscrito en un taller con el escritor Julián López.  Una vez que nos reunieron a todos en el Centro Cultural Recoleta, tuvimos durante tres meses y medio una tutoría con Hernán Ronsino y allí encontramos la posibilidad de dar cierre a todos los proyectos que habíamos presentado. En mayo, y en un concurso cerrado para nosotros ocho, el jurado seleccionó la mía como la ganadora y me puso muy contento. La editorial Entropía tiene un catálogo excelente y es una editorial muy prestigiosa. El trabajo con ellos fue muy placentero. Es mi primera novela y en la que trabajé muy intensamente y casi en completa soledad. La verdad es que no tengo idea de lo que viene, aunque estoy seguro de que la escritura es el camino que quiero seguir de ahora en adelante. Tener un primer libro en librerías, supongo, abre puertas para los que vienen, es algo así como una carta de presentación que se hace lugar entre una miríada de publicaciones nacionales e internacionales.

C.V.: ¿Cómo ha sido tu relación con la literatura? ¿Cómo fueron tus inicios como lector? ¿Qué autores nacionales o extranjeros pensás que te marcaron o que podrías considerar como tus influencias?

F.A.: Es una relación de muchos años. Leo desde muy chico. Sin embargo, mi vocación por la lectura viene desde los catorce o quince años, cuando pude comprar mis primeros libros e ir armando una biblioteca personal. Mi carrera principal fue la de cine, que estudié en la Universidad de Buenos Aires. También cursé una maestría en Estudios Literarios Latinoamericanos en Universidad Tres de Febrero. Mi formación como escritor se la debo fundamentalmente a mi biblioteca. Creo que es la única manera de aprender a escribir: armarse de una selección personal de libros de escritores y escritoras que te acompañen. En materia de literatura nacional, puedo decir que la lectura de escritoras y escritores como Sara Gallardo, Libertad Demitrópulos, Elvira Orpheé, Silvina Ocampo, Mujica Láinez, Arnaldo Calveyra, Diana Bellessi, Mirta Rosenberg o Leopoldo Brizuela estuvo muy presente a la hora de diseñar la geografía inestable sobre la que intenta moverse mi escritura. También soy muy fanático de la literatura norteamericana escrita en el sur, también llamada Gótico Sureño: Katherine Anne Porter, Eudora Welty, Carson McCulleres, Flannery O’Connor y Faulkner. No descarto que la lectura de teoría (desde estudios literarios, pasando por estudios de género, audiovisuales, la teoría queer o  la teoría visual) pueda ser también un lugar donde bucear para pensar la propia escritura literaria.

Otro lugar fundamental para trabajar mi proyecto fue la clínica de Julián López, gracias al que pude darle forma a la novela, encausar la escritura y tener la lectura atenta que necesitaba para trabajar la historia.

C.V.: Para aquellos que no hemos tenido aún la posibilidad de leer tus textos, ¿cómo presentarías tu literatura?

F.A.: Es una pregunta muy difícil. Me gusta mucho una frase que usó Félix Bruzzone para definir la trama: western gótico y brutal. Creo que hay una voluntad muy fuerte de invención de un habla propia en un terreno hostil, de pensar el ritmo y la respiración del texto. La novela cuenta la historia de tres mujeres y un tuerto que cruzan la provincia en carro con un muerto a cuestas. Me gusta pensar que también tiene algo de teatral, como el campo,  el paisaje o los hechos y personajes que se describen en la trama.  Creo que la literatura que más me gusta es la que se despega de ciertos modos del habla cotidiana y hacia allí intenté ir. No sé si puedo decir que lo haya encontrado o si me perdí en el camino, pero eso se lo dejo a los lectores. Me interesaba mucho contar una historia de género fantástico que fuera de un lugar a otro como una fábula o travesía en un territorio ajeno, como una novela de aventuras.

C.V.: A la hora de escribir tu primera novela tomás a Olavarría (o a la Pampa) como el ámbito donde se desarrolla. ¿Qué significa la Pampa para los que  hemos nacido en ella y qué significa para la literatura Argentina actual?

F.A.: Creo que es algo que está inevitablemente en el texto por el hecho de haber crecido y tenido mi educación sentimental acá. La geografía no es necesariamente la de Olavarría o el territorio pampeano, de hecho, en el libro se borra toda marcación geográfica y temporal con el fin de que no sean adheridas a una referencia histórica porque no me interesaba ese registro tan anclado a la realidad. Sin embargo, creo que fue una suerte de campo de resonancias que tuve muy presente, como un lugar fantasma al que volver con la imaginación. En mi caso, creo que la fuente más fuerte de inspiración estaba ligada a la monotonía y el hastío que puede producir un paisaje tan igual a si mismo siempre.

La llanura pampeana es fuente de inspiración para la fundación de la literatura nacional, desde la escritura de Sarmiento, Echeverría, pasando por el escenario de la gauchesca, el grupo Sur (algunos cuentos increíbles de Borges, Silvina Ocampo o Bioy Casares), la literatura de Sara Gallardo (en una novela imprescindible como Enero) hasta las experiencias más radicales de la literatura contemporánea, como el caso de Gabriela Cabezón Cámara. Si hay algo certero, es que se trata del escenario sobre el que se fundan la literatura y el imaginario nacionales. En mi búsqueda, era más bien el ejercicio ineludible de volver a un lugar del que me había ido cuando empezó mi vida adulta. En mi caso, no me interesa la escritura autobiográfica y es por eso que también el libro se ubica en algún lugar medio gris del siglo XIX. Me atraía mucho ese momento donde las fronteras territoriales aún se están delineando, donde el terreno se vuelve hostil e impredecible.

C.V.: ¿Qué relación encontrás entre el proceso creativo literario y tus otras actividades relacionadas con la docencia o el cine?

F.A.: En cierta medida, creo que están vinculadas. En el cine, el lugar que más me interesa es el de la escritura o la investigación. Por varios motivos, estoy dedicándome más al área de documental, que tiene mucho parecido con el campo de maniobras que exige la literatura: partir del mundo cotidiano, elegir un recorte, pensar en el terreno sobre el que uno quiere moverse, encontrar el registro, el tono, avanzar, editar. Hay algo del trabajo con la materia que, en mi caso, está bastante vinculado. Creo que si uno tiene el oído dispuesto, la docencia puede resultar en una fuente inagotable de recursos para escribir. Como modo de supervivencia, también he dado cursos de cine de terror gótico, de cine y género. Muchos de esos talleres requirieron largas horas de lectura e investigación de bibliografía en castellano y en inglés, de lectura de estudios comparados o estudios literarios que piensan el cine. Todo aquello me dio una batería enorme de recursos.

C.V.: ¿Cómo seguirá tu carrera literaria? ¿Tenés nuevos proyectos?

F.A.: Estoy trabajando en un proyecto de novela que cruza ciencia ficción y literatura fantástica. Hace unos meses recibí una ayuda del Fondo Nacional de las Artes para trabajarlo en una clínica con el escritor Julián López. Este año voy a dedicarlo a avanzar en esa idea. Espero encontrar el camino.

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