María del Rosario de San Nicolás

Escribe: Alicia Holgado.  Santa Lucía. Obispado de San Nicolás de los Arroyos.


Hoy 25 es un día de fiesta, un día en que San Nicolás huele a rosas y miles de peregrinos se acercan a rezar a la Madre. Porque el 25 de septiembre de 1983, María se manifestó a una simple  ama de casa, la señora Gladys Motta. Una manifestación que cambiaría no solamente su vida, sino la de su comunidad, la de nuestro Obispado de San Nicolás y la de creyentes de todo el país.

            María expresaría mensajes  y citas bíblicas que esta mujer, a pesar de su escasa instrucción, repetiría una y otra vez. Mensajes como: “Soy la Patrona de esta región”“Eres puente de unión. Predica mi palabra”, antecedieron a  “No estoy donde debo estar, quiero estar en la ribera del Paraná”. Con este dato, se ubicó la imagen de María con un Niño en brazos y un manto celeste cubriéndola. Una imagen arrumbada en un campanario, que en realidad al inaugurarse el templo de San Nicolás de Bari, en 1884, había sido donada por el Vaticano con la bendición del Papa León XII. El regalo se había debido a que el Curato de San Nicolás de los Arroyos debía tener de Patrona a Nuestra Sra. del Rosario.  En 2017, nuestro actual Obispo de San Nicolás, obtuvo la autorización vaticana para no difundir más los mensajes que la Virgen expresa a la creyente Gladys Motta.  Hasta aquí la historia. Pero ¿Qué suscita esta advocación de María? ¿Es aparición? ¿Es manifestación? No tengo las respuestas. Pero sí  doy testimonio que un  sinnúmero de peregrinos llegan a su santuario. Hay conversiones. Hay reconciliaciones. En pueblitos cercanos como en el que yo vivo, los creyentes rezan su Novena, levantan ermitas, visitan a la Madre cuando pasan por San Nicolás o en esta fecha caminan para “el campito”.

Entonces, cuando huelen las rosas,  María ya no es solamente una imagen olvidada en un campanario: Es la Madre que nos recibe maternalmente. Nos lleva de la mano para, como en la Anunciación, vivir con Ella el Encuentro con el ángel, escuchar a Dios en su Promesa   y asumir  la Responsabilidad de llevar a Jesús a los demás.

            Cuando huelen las rosas, María camina hacia Isabel para colaborar con ella. Y desde el Evangelio, a 39 años de su manifestación en San Nicolás, nos habla para mostrarnos su sinodalidad: es con los otros que la Promesa cristalizará;  es caminando hacia una meta; es sirviendo  al hermano como se construirá la comunidad  de amor donde Jesús se hará presente.

            Que hoy, cuando  San Nicolás huele a rosas, a  través de esta advocación, escuchemos a María que nos dice: “Hagan lo que Él les diga” y nos resuenen las palabras que, desde la Cruz, nos grita el amor de  Jesús: “Hijo: Aquí tienes a tu Madre”.

                                    (* )Alicia Holgado.  Santa Lucía. Obispado de San Nicolás de los Arroyos.

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