Carlos Verucchi / Letras y números

Crimenes

El matemático y escritor Guillermo Martínez es uno de los escritores argentinos más leídos en la actualidad. ¿Llegará a Olavarría este año?


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Las ciencias exactas y la literatura se llevan como perro y gato. Viven en permanente tensión y muy rara vez logran reconciliarse. Es muy frecuente encontrar abogados que escriban, o psicólogos, historiadores, incluso médicos. Un matemático, en cambio, un físico o un ingeniero sólo pueden volcarse a las letras si antes renuncian a sus vocaciones originales ―pensemos en Sábato, por ejemplo―.

 

Es que sus roles en la sociedad son en cierto modo antagónicos: unos son los apologistas del progreso, persiguen adelantos científicos y técnicos que permitan a los hombres vivir mejor, suscriben postulados positivistas que no por anacrónicas dejan de tener vigencia en el capitalismo moderno. Los otros, los escritores, tienen, por tradición, la tarea de poner en tela de juicio cualquier supuesto “adelanto” o progreso.

 

Cabe preguntarse, tal vez, qué habría pasado si a mediados del siglo XIX, en plena Revolución Industrial, los hombres hubieran escuchado las denuncias desesperadas de Charles Dickens, el gran novelista inglés, respecto a las atrocidades que el auge de la tecnología estaba provocando en las grandes ciudades de Europa.

 

Pero toda regla tiene su excepción. Guillermo Martínez es un escritor y matemático argentino nacido en Bahía Blanca en 1962 con una exitosa carrera como narrador y también como matemático. Como novelista se presentó en la década del 90 con la celebrada “Acerca de Roderer” ―traducida posteriormente a varios idiomas― y continuó con “La mujer del maestro”, de 1998 y más tarde con “Crímenes imperceptibles”, de 2003, llevada al cine por Alex de la Iglesia como “Los Crímenes de Oxford”.

 

En sus novelas se percibe el interés por identificar el rol que el determinismo juega en el universo. ¿Hasta qué punto estamos condenados por una maquinaria que nos arrastra como meros engranajes? ¿Es posible “modelar” matemáticamente la realidad? ¿Qué y cómo es, si existe, ese “orden superior” que manipula el destino de los hombres? Son estos, solamente algunos de los interrogantes que dejan en el lector una puerta abierta a la reflexión.

 

Pero es en sus ensayos donde se manifiesta de un modo más explícito su formación como matemático y escritor. En 2003 publicó “Borges y la Matemática”, un intento de leer a Borges en clave algebraica, una manera original de recorrer la obra del gran escritor argentino desde la rigurosa disciplina de la lógica. Más tarde publicó, en coautoría con Gustavo Piñeiro, “Gödel para todos”, ensayo en el que acerca al público no especializado algunos detalles del famoso teorema de la incompletitud que pone en duda nada menos que los cimientos de la Matemática.

 

Guillermo Martínez goza del privilegio de ser el único autor argentino (además de Borges), al que “The New Yorker”, la revista literaria más prestigiosa del mundo, le dedicó una página. El texto publicado se trata de uno de sus primeros cuentos, “Infierno grande”, publicado originalmente en 1989. “Infierno grande” es un cuento inevitable para la literatura argentina contemporánea en el que se trata, de manera elíptica, la tan remanida temática de la última dictadura militar. Texto sumamente recomendable para estos tiempos en los que los horrores cometidos durante el autodenominado “proceso de reorganización nacional” son puestos en duda o minimizados.

 

Tanto como ensayista o como narrador, Guillermo Martínez constituye una de las voces más destacadas de la literatura argentina contemporánea, su lectura resulta altamente recomendable.

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