Libros / Rosenthal en apuros

En la segunda parte de la saga en torno a la periodista Verónica Rosenthal, Sergio Olguín desarrolla una interesante historia que transcurre en el interior del país.


Sergio Olguín retoma la historia de su anterior novela “La fragilidad de los cuerpos”, publicada por Tusquets en 2012, con “Las extranjeras”. La periodista Verónica Rosenthal decide tomarse vacaciones después de las peripecias que debió atravesar en Buenos Aires como consecuencia de una de sus investigaciones y se instala en una pequeña población en las afueras de Tucumán. Allí conoce a dos jóvenes extranjeras que se dedican a recorren el mundo y decide seguir junto a ellas hacia el norte del país. Sin embargo, un crimen atroz se interpone ante sus propósitos y obliga a la periodista de Nuestro Tiempo a suspender sus vacaciones para iniciar una nueva investigación que, como no podía ser de otra manera, la llevará a lo más rancio y escabroso del poder.

No es casual que Olguín elija a la provincia de Tucumán como escenario de esta novela. En Tucumán, Salta y otras provincias del Norte Argentino, es donde más latente permanecen ciertos rasgos de la antigua estructura feudal heredada de España. Provincias en las que jóvenes de la alta sociedad se permiten, con el consentimiento apenas encubierto de jueces y gobernantes, disponer sin tapujos de la vida de mujeres que, a diferencia de ellos, carecen del respaldo que da un apellido respetable.

La trama se vuelve aún más interesante cuando, desde Buenos Aires, se desprenden coletazos de anteriores investigaciones de la famosa periodista a quien muchos recordarán en la piel de Eva de Dominici, actriz protagónica de  “La fragilidad de los cuerpos” cuando hace unos años fue llevada a la televisión en formato de miniserie.

Hay dos elementos en la narrativa de Sergio Olguín que se ofrecen como una constante en todas su obras: el vertiginoso ritmo narrativo (que deja sin aliento al lector y lo empuja a saltar de un capítulo a otro sin pausa), y una extremada crudeza (que a veces raya lo pornográfico) a la hora de contar las libertinas inclinaciones sexuales de algunos de sus personajes.

Sergio Olguín ha traído aire fresco a la literatura argentina de estos años. Entre tantos ensayos de pretendido vanguardismo, entre tantos experimentos que intentan justificarse en una ilusoria originalidad, el autor nacido en 1967 en Buenos Aires se limita a narrar utilizando herramientas básicas y conocidas: la alternativa más confiable a la hora de garantizar una buena novela.

Y eso no es todo, sabemos que Verónica no se va con esta novela, hay más de ella todavía.

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