Entrevista a Teresa Sanseau: “…el dominio del lenguaje incide en la capacidad para pensar y aprender”


Entrevistas / Carlos Verucchi / En Línea Noticias (Twitter: @carlos_verucchi)

Teresa Sanseau nació en Salliqueló, ciudad que está casi cayéndose de la provincia de Buenos Aires hacia el Oeste, y vino a vivir a nuestra ciudad de muy joven. Estudió letras en la UBA y cursó estudios de postgrado en la Universidad del Salvador. Durante muchos años dictó el taller de escritura con el que los estudiantes de Ciencias Sociales inician su carrera en la UNCPBA.

Hoy comparte con nosotros su mirada sobre la importancia del lenguaje y de la comunicación oral y escrita.

A partir de sus trabajos de investigación desarrollados en la Facultad de Ciencias Sociales de la UNCPBA, puede concluirse que los estudiantes, al ingresar a la universidad, presentan algunas dificultades a la hora de interpretar un texto o de enunciar verbalmente un concepto. Esta característica ha sido detectada, por otra parte, en muchas otras universidades y carreras. ¿De qué manera estas debilidades condicionan el desempeño de los estudiantes? ¿Es posible determinar en qué medida esta deficiencia incide en las altas tasas de fracaso en carreras universitarias?

Como señalás, los estudiantes presentan dificultades a la hora de interpretar un texto y de enunciar un concepto. Detectadas estas dificultades, muchas universidades nacionales implementaron Talleres de Lectura y Escritura, la UBA posiblemente fue de las primeras y nuestra Facultad de Ciencias Sociales, UNCPBA, lo hizo también apenas fue creada. El Taller es anual y se denomina “Taller de Producción de Textos”. Se puso en marcha para facilitar la articulación entre el nivel secundario y el universitario y para que los estudiantes pudieran responder a las demandas de las diferentes cátedras. Se observa que los ingresantes, acostumbrados a la uniformidad de textos que se manejan habitualmente en la escuela media, se ven desorientados frente a textos de retórica más compleja y de lenguajes técnicos específicos, que exigen mayor cooperación por parte del lector.

Los estudiantes necesitan acceder a mayores niveles de dominio del lenguaje, de manera que éste incida en mejorar la capacidad para pensar, aprender y comunicar por escrito. La escritura exige la construcción de conocimientos, que implica poner en marcha procesos de aprendizaje, para poder participar en la cultura discursiva de las diferentes materias. También es importante considerar el concepto de “afiliación académica e institucional” que tiene que ver con la inserción del estudiante en el ámbito universitario. Aprender su “oficio de estudiante”, un aprendizaje sin el cual fracasa porque, o es eliminado, o se autoeliminaría. Necesita apropiarse del conjunto de nociones y estrategias necesarias para participar, como señaláramos, en la cultura discursiva de las diferentes disciplinas.

Usted afirma que acceder a mayores niveles de dominio del lenguaje mejora la capacidad de pensar. Sin embargo, pareciera que en la actualidad, tanto las formas de expresión oral como escritas evolucionan hacia una simplificación extrema, los recursos retóricos que se utilizan en las comunicaciones cotidianas se vuelven cada vez más rudimentarios. ¿Esto podría afectar el desarrollo intelectual de las nuevas generaciones?

Podemos observar que a menudo los jóvenes restan importancia a la comunicación oral y escrita, porque consideran que se pueden comunicar más fácilmente a través de otros medios, con el uso de diversas tecnologías. En los diagnósticos realizados en los últimos años con los ingresantes a la Facultad, hemos podido corroborar, en muchos casos, estudiantes con un nivel de comprensión lectora “literal”, con serios problemas como falta de cohesión y coherencia en la exposición, pobreza léxica y errores gramaticales. Uno de esos errores observados, que no se da sólo en los estudiantes, es la falta de correlación en los tiempos verbales.

Resolver estos problemas implicaría cambios curriculares, tanto en primaria como en el ciclo secundario. La escritura, a diferencia de la oralidad, que se aprende en el seno de la familia, es una tecnología de gran complejidad. Considero que si no se trabajan con rigor metodológico la oralidad y la escritura, sí podría correrse el riesgo de afectar el desarrollo intelectual de las nuevas generaciones. Recordemos que utilizamos el lenguaje para organizar nuestra experiencia, categorizar el mundo, dar sentido a nuestras actividades cotidianas, relacionarnos con quienes nos rodean y construir nuestra identidad social y cultural.

¿Es posible corregir esas debilidades a través de un curso de unas pocas horas semanales? ¿Qué estrategias emplean en el taller que dictan en la Facultad de Ciencias Sociales para intentar subsanar esas flaquezas?

El Taller abarca varias horas semanales y es anual. Por supuesto que exige un fuerte compromiso de parte de estudiantes y docentes para desarrollar habilidades de comprensión y comunicación, que permitan a los estudiantes acercarse a cualquier área del conocimiento humano. Partimos del concepto de “alfabetización académica”, que se viene desarrollando en el entorno anglosajón. Señala el conjunto de nociones y estrategias necesarias para participar en la cultura de las disciplinas, así como en las actividades de producción y análisis de textos requeridas para aprender en la universidad. Afirma que no es posible alfabetizar académicamente en una única materia ni en un sólo ciclo educativo e implica el hecho de que cada una de las cátedras abra las puertas de la disciplina que enseña, para que puedan ingresar los estudiantes en ellas. Es preciso considerar la enseñanza de la lectura y la escritura a lo ancho y a lo largo de la formación universitaria. La tarea es doble: apropiarse del sistema conceptual-metodológico y también de las prácticas discursivas características de las disciplinas, poniendo en marcha diferentes estrategias. Espacios discursivos y retóricos tanto como conceptuales.

La preocupación por los problemas que los estudiantes manifiestan a la hora de leer comprensivamente y producir escritos en respuesta a los pedidos, necesariamente debe ser compartida por los equipos docentes. Y esta preocupación compartida es la única línea de acción coherente para trabajar estos problemas. Aprender en la universidad no es un logro garantizado. Depende de la interacción entre estudiantes, docentes e instituciones. También de los intereses de los estudiantes, pero además de las condiciones que ofrecen los docentes y de las que brindan las instituciones para que ellos puedan poner en marcha sus actividades cognitivas.

Se han ensayado últimamente algunos intentos por consensuar e imponer un nuevo leguaje despojado de las desigualdades establecidas a partir de las diferencias de género. Se intenta reformar el lenguaje convencional de manera tal de darle una connotación inclusiva. Desde mi punto de vista, si bien todos estos intentos son sumamente loables, no terminan de imponerse debido a que resultan antinaturales en algunos casos, por no tener consistencia o no poder estandarizarse, en otros, por quitarle al idioma original cierta estética, cierta musicalidad, cierta respiración a la que nos hemos acostumbrado y nos resulta agradable. ¿Es posible, a esta altura de su evolución, introducir cambios tan decisivos en nuestro entrañable idioma castellano?

El español en Argentina tiene una identidad nacional -ya Borges lo analizaba en “El idioma de los argentinos”- Esa identidad está dada por las particularidades del uso del voseo, yeísmo, seseo, tonadas regionales, vocabulario de creación local -algunos procedentes del lunfardo-, vocablos que adoptaron otra acepción, incorporación de palabras propias de las lenguas indígenas… El lenguaje es creativo, constituye un valor social y está en constante evolución. Al utilizar el código del lenguaje se construyen discursos, en determinados contextos sociales, culturales e ideológicos, a fin de emitir un mensaje. Su circulación engendra efectos en el seno de la sociedad, dejan huellas que perduran, con efectos de inclusión o exclusión. Podemos considerar que el lenguaje inclusivo resulta un tanto artificial, pero, desde mi punto de vista, si permite incluir a grupos que no se sienten representados en nuestra sociedad, está cumpliendo una valiosa función. El paso del tiempo y los cambios lingüísticos darán la pauta de la persistencia, o no, del lenguaje inclusivo.

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