Julio Conte Grand: “Es nuestra responsabilidad que la IA en la justicia sea utilizada para proteger al factor humano”
Por Julio Conte Grand (Procurador General de la PBA)
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El procurador General de la PBA, Julio Conte Grand, señaló varios aspectos históricos sobre el proceso de la denominada nueva revolución industrial que está viviendo la humanidad con la IA (inteligencia artificial). En ese sentido en sus palabras de apertura del XXI Congreso de funcionarios Judiciales que se desarrolló en la ciudad de Olavarría, señaló que, “No se va a producir por generación espontánea, es responsabilidad de cada uno de nosotros, que las nuevas tecnologías sean utilizadas en la función judicial para proteger o perjudicar al factor humano.”
Por Julio Conte Grand (Procurador General de la PBA)
La humanidad se encuentra transitando profundos cambios culturales y tecnológicos, derivados de lo que algunos pensadores han denominado cuarta revolución industrial, la cuarta revolución industrial a diferencia de las anteriores, no representó una tecnología determinada, se caracteriza por la desmaterialización de los procesos y la consolidación de un sistema de interconectividad super intensiva fundado en el procesamiento instantáneo de inmensas masas de información, Big Data.
Ordenadas a escala global y en tiempo presente, esta inmediatez, esta desmaterialización, esta velocidad, yo diría esta instantaneidad, es la característica de los tiempos actuales fruto de esa transformación que se ha producido a partir de poco después de mediados del siglo pasado.
Una transformación que tomó una velocidad inusitada, a partir de la primera construcción fabricación y de alguna manera diversificación comercial de un componente que fue reduciéndose en su tamaño y aumentando exponencialmente en su capacidad de conducción de información que son los chips y microchips.
Circunstancia que provocó para los analistas, algo que efectivamente se ha producido que es el impacto de la llamada ley de Moore en materia de transformación tecnológica y cultural. Es decir, esta modificación exponencial más que geométrica, que luego fue tan tremenda que obligó a reformular aquella ley de Gordon Moore, transformándola en una nueva que es la descripción de la llamada ley de Juan, doce veces por doce veces constantemente, fruto de la capacidad conductiva de estos elementos que se fueron incorporando.
No es casual que a esta altura la posibilidad de la construcción de esos chips y microchips sea uno de los aspectos que se examinan para poder determinar cuál de los países en el mundo tiene mejor posición geopolítica en términos del futuro.
La diferencia con anteriores procesos, me refiero a la cuarta revolución industrial, procesos de transformación tecnológica es precisamente ese mecanismo de manejo de volúmenes de información en tiempo real y en escala planetaria y las consecuencias que se producen por vías diversas.
La primera revolución estuvo marcada por la mecanización, la segunda por la electrificación y la tercera por la automatización, cada una de ellas han ido sumando componentes en este proceso de incorporación histórica que es la evolución de la humanidad. En todas estas revoluciones industriales subyacen cambios culturales que en contrario de lo que puede considerarse no son consecuencias de los cambios tecnológicos sino causas de aquellas.
Como bien lo ha explicado Alessandro Baricco en su obra The Game «El juego» las revoluciones culturales operan cambios tecnológicos, cambios tecnológicos e industriales. Estos cambios tecnológicos e industriales son un emergente de la revolución cultural, del cambio cultural, que además son acordes a la profundidad de aquellos cambios culturales y ciertamente se producen reflujos sucesivos en virtud de los cuales los cambios técnicos y tecnológicos generan a su vez transformaciones culturales.
En un proceso virtuoso o no, cuestión que habré de dirimir al final de la exposición. Hay que tener presente que la esencia de la cuarta revolución industrial como dije no es una tecnología determinada, como sucedía con los anteriores procesos. Pero en su contexto se han desarrollado algunas herramientas tecnológicas como, la inteligencia artificial, la computación en la nube, el internet de las cosas, la impresión 3D, la secuenciación de ADN, Blockchain, Realidad aumentada y virtual, robótica avanzada, biotecnología, computación cuántica, entre muchas otras.
Hoy nos convoca la inteligencia artificial que es muy importante, por cierto, pero la mención de todos estos componentes emergentes de la revolución industrial nos demuestra que el fenómeno es de una profundidad y trascendencia aún mayor.
Algunos proyectos gestados como consecuencia de esta realidad, no han evolucionado en forma imaginada, tal como se lo esperaba. No obstante, sus innegables alcances ante previsibles limitaciones de formatos como el caso de la plataforma chat GPT, el metaverso, entre otros o la curiosidad de que los robots suelen portar sesgos de quienes los diseñan.
Ante ello se ha reclamado como fino criterio la necesidad de acompañar con inteligencia humana y emocional para lidiar con la inteligencia artificial.
Se ha admitido en forma generalizada que el mundo en realidad está transitando a una edad madura de la cuarta revolución industrial y a la vez de algún modo, solapadamente, la fase germinal de lo que podríamos denominar, hoy aquí no sé si por primera vez, pero si hasta donde yo conozco por primera vez, la quinta revolución industrial.
Esta quinta revolución industrial es la revolución industrial de la inteligencia artificial, en sus modalidades predictiva por la utilización de algoritmos y generativa, ha producido una transformación mayúscula en el relacionamiento humano, que se avizora en el horizonte se avizoran aspectos que todavía no se pueden discernir inquietantes.
Por otro lado, visiones extremas respecto de las consecuencias de la globalización, favorables o desfavorables, no se han verificado en los hechos sin perjuicio de la consolidación del proceso de universalización.
La globalización no ha derivado en la panacea utópica que anticipaban algunos pensadores ni en el derrumbe estructural que avizoraban otros.
A la par del fortalecimiento de los lazos comunitarios y las estructuras regionales crece el respeto de los espacios nacionales, sustentados en lazos culturales e históricos, cabe reconocer que es preciso elaborar un nuevo sistema que equilibre los intereses locales y globales.
En orden a esta dinámica devienen de máxima significación en juego armónico el principio de subsidiariedad y la doctrina del margen de apreciación nacional, reconocidos y utilizados hermenéuticamente por tribunales nacionales e internacionales y organismos internacionales.
Aunque en verdad no se puede considerar acabada la implementación del módulo comunitario y se verifican casos con impulso centrífugo, el fortalecimiento de los sistemas jurídicos internacionales ha permitido irradiar mundialmente la necesidad de respetar los derechos humanos y consolidar marcos institucionales que garanticen la convivencia nacional, regional y mundial.
No obstante ello, subsisten los atentados contra los derechos fundamentales, a nivel global y a nivel nacional, los conflictos focalizados a nivel global y a nivel nacional, la generación de nuevos incidentes de creciente y alarmante magnitud y el aumento del crimen transnacional.
Todo en paralelo a la fabulosa evolución de la tecnología y de la inteligencia artificial, es probable tal vez como resultado de una mezcla de parecer y deseo, lo confieso, que se pueda construir las condiciones de una sexta revolución industrial signada por la reconfiguración de los procesos y los sistemas a partir de su profunda personalización y humanización. Ello en coincidencia parcialmente en otra dimensión con el agotamiento de la neo posmodernidad, los desafíos del nuevo tiempo interpelan a partir de la necesaria consolidación de las instituciones y el vínculo virtuoso entre cultura y tecnología comprendiendo que tanto la tecnología como las instituciones son en definitiva manifestaciones de la cultura de las sociedades en un lugar y tiempo determinados y que el consenso es el instrumento ineludible para robustecer los vínculos ante personas y entre personas y grupos de personas y diseñar e implementar modelos idóneos para mejorar la calidad de vida individual y social y proteger en definitiva a todas y cada una de las personas, entre las que cabe decir estamos nosotros.
Como sea en la dinámica vertiginosa de los cambios, es imprescindible fijar, la atención en las responsabilidades propias y promover diseños orgánicos a tiempo para una oportuna implementación.
Siempre las instituciones aportan a los cambios y reflejan a su vez los mismos, por tal razón desde la perspectiva de las instituciones reviste significativa trascendencia examinar los cambios culturales, tecnológicos e industriales, y analizar la incidencia que estos tienen sobre las estructuras institucionales a fin de adecuar estos modelos con miras a su fin propio que es la garantía de una mejor convivencia una plena armonía y la consolidación de las condiciones para el desarrollo pleno de las sociedades, grupos intermedios y personas adecuadamente articulados como las partes entre sí y las partes al todo.
Este párrafo podría ser la reflexión que me animo a transmitir hoy a todos ustedes para poder analizar en profundidad la relación entre el factor humano y la inteligencia artificial como uno de los exponentes de esta quinta revolución industrial.
Para trabajar todos en conjunto en la construcción de esa sexta revolución industrial. Todo ello valorando las instituciones, no como meras formas sino como formas en sentido metafísico, es decir como formas que dan sentido a las sustancias idea que en la dimensión social implica la existencia de estructuras formales que ordenan a las sociedades en función de sus fines últimos y sus ineludibles cualidades históricas.
Las formas le dan la finalidad a la materia a partir de la sustancia, en la dimensión metafísica las formas instituciones les dan sentido a las sociedades en miras a sus objetivos comunes. De todo esto podemos de todo esto podemos inferir que la comprensión del funcionamiento de las instituciones a partir de los modelos definidos en cada tiempo y lugar impone un conocimiento de la realidad social y cultural y de los aspectos tecnológicos e industriales comprometidos.
Hoy nos convoca a este congreso de funcionarios del poder judicial de la provincia de Buenos Aires para reflexionar sobre el título siguiente; Función judicial: el factor humano y la inteligencia artificial. Por lo tanto, nosotros no tenemos que correr el riesgo de quedarnos a vivir en la quinta revolución industrial, de la inteligencia artificial.
Perdiendo de vista nuestro compromiso primario con la función judicial a partir de la consolidación del factor humano. Bien dijo el intendente, sabemos acá personas de distintas edades, yo no viví aquella edad que ahora voy a mencionar, pero durante el siglo XX cuando irrumpió la tecnología nuclear, la humanidad se enfrentó a una situación muy dramática, había al menos dos caminos. Un camino que se transitó que fue el camino de la utilización de la energía nuclear, nueva tecnología para la destrucción del ser humano, conocemos todo lo que sucedió sobre esta materia y otro camino que era y fue la utilización de la energía nuclear como tecnología para favorecer al ser humano individual y colectivamente.
Sin ello no existirían hoy herramientas para la prevención de enfermedades, para la detección de enfermedades a tiempo para la cura de enfermedades y por lo tanto para salvar vidas y garantizarle al ser humano mejores condiciones y durante más tiempo en esta tierra.
No se va a producir por generación espontánea es responsabilidad de cada uno de nosotros que las nuevas tecnologías sean utilizadas en la función judicial para proteger o perjudicar al factor humano.