AUDAZ E INGENIOSO TÚNEL DE ESCAPE DEL «CHAPO»

ALMOLOYA, México (AP) — El reo más famoso de México recorría su celda: primero a la letrina, después a la ducha y luego a la cama. Con cada vuelta alrededor de la pequeña habitación, el narcotraficante Joaquín «El Chapo» Guzmán revisaba el piso de la regadera oculto tras un pequeño muro, debido a que incluso los criminales encarcelados reciben cierto nivel de privacidad.

En su última vuelta, Guzmán se sentó en la cama y se quitó los zapatos. Luego caminó de regreso a la regadera, se agachó detrás de la pared y desapareció.

Fue el principio de una odisea de escape sacada de las páginas de una obra de ficción. La prensa tuvo el martes una oportunidad de echar un vistazo al túnel profundo y sofisticado que permitió que el líder del cártel de Sinaloa, cuyas redes de narcotráfico se extienden hasta Europa y Asia, alcanzara rápidamente la libertad el sábado en la noche.

Funcionarios gubernamentales permitieron el miércoles que la prensa tuviera acceso a la celda de Guzmán. El reo estaba ubicado en la celda 20 en el ala de mayor seguridad de la cárcel del Altiplano, en una zona subterránea. Un total de 22 puertas de acero, la mayoría de las cuales sólo abren hasta que la anterior se cierre, separaban a Guzmán del exterior. Así que eligió otro camino.

Un cuadro de concreto en su ducha parecía haber sido empujado, y no cortado ni desprendido con un cincel. Era relativamente delgado, de apenas 7 o 10 centímetros (tres o cuatro pulgadas) de espesor. No tenía varillas, sino alambre sumamente delgado.

En declaraciones a la prensa afuera del almacén a donde llega el túnel, el senador izquierdista Alejandro Encinas criticó los estándares de construcción de la cárcel.

«Yo estaba a cargo de la construcción de dos cárceles en el Distrito Federal y no se hacen así», señaló.

En contraparte, las autoridades gubernamentales han sostenido que la prisión cumple con los más altos estándares internacionales de seguridad.

Un video dado a conocer por las autoridades en el que se ven los últimos momentos de Guzmán en su celda, y el acceso de la prensa al túnel, dan una dimensión real de la hazaña de alta tecnología a tres pisos de profundidad, donde los que planearon y edificaron el túnel se las ingeniaron para abrirse paso entre tierra y piedras hasta el punto preciso en la celda del reo donde las cámaras no alcanzan a ver.

Monte Alejandro Rubido, comisionado de seguridad nacional, dijo el martes que, hasta el momento en que Guzmán desapareció, su recorrido era considerado normal para alguien que vive en unos cinco metros cuadrados (60 pies cuadrados) y que cuenta con tan sólo una hora al día en el exterior para realizar ejercicio. Pero no fue para nada usual cuando levantó una loza de concreto en el piso de la regadera y descendió a un mundo subterráneo cálido y húmedo construido por el hombre, donde lo esperaba una motocicleta unida a dos carretas sobre unos rieles.

Guzmán recorrió, ya sea en la motocicleta o en una de las carretas, el kilómetro y medio (una milla) del túnel construido a una altura apenas suficiente para que alguien apodado «Chapo» (que significa de corta estatura) pudiera mantenerse de pie sin golpearse la cabeza contra el techo. Cuando llegó al final, subió por una escalera de madera a lo largo de un pozo amplio con marco también de madera y un sistema de poleas que había sido utilizado para mandar herramientas al túnel. Luego de ascender 17 peldaños llegó a un pequeño sótano, donde un generador eléctrico de color azul y del tamaño de un auto compacto brindaba la electricidad para iluminar y bombear oxígeno a lo largo de la ruta de escape.

A partir de ahí, Guzmán caminó hacia una escalera más corta y ascendió tres escalones a medida que el aire se adelgazaba y la temperatura descendía sensiblemente. Una vez que sacó la cabeza por encima del piso de tierra, subió tres escalones más para ubicarse en una bodega sin terminar construida para ocultar el elaborado sistema.

Los equipos de construcción dejaron allí vigas de madera, rollos de malla de acero, litros de fluido hidráulico, tubos de PVC y una sierra eléctrica de disco. Una carretilla maltrecha repleta de arena fina yacía justo al lado de la apertura en el suelo. Un par de mesas improvisadas de madera y una banca completaban los muebles de la bodega, junto con unos estantes con brocas de taladro, una sierra circular para cortar madera, una jarra de cemento líquido para unir tubería y una botella de aceite de motor.

Siete pasos más y el hombre que el gobierno mexicano aseguraba que no podría repetir su escape de prisión en 2001 cruzó una puerta corrediza de acero hacia una fría noche en el altiplano al oeste de la capital.

Por primera vez desde su captura más reciente el 22 de febrero de 2014, Guzmán estaba libre.

No fue un proyecto improvisado. Aparentemente no se escatimó en gastos, aunque la prioridad era trabajar de prisa.

Un túnel tan sofisticado normalmente tomaría de 18 meses a dos años para completarse, dijo Jim Dinkins, ex director de Investigaciones de Seguridad Nacional del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas de Estados Unidos. Pero Guzmán sólo estuvo encarcelado 16 meses.

«Cuando es para el jefe, uno probablemente trabaja a alta velocidad», señaló.

El periodista de The Associated Press Christopher Sherman reportó desde Almoloya y E. Eduardo Castillo desde la Ciudad de México. El periodista de la AP Mark Stevenson en Almoloya contribuyó con este despacho.

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