Cincuenta años igual


Libros / Carlos Verucchi / En Línea Noticias (Twitter: @carlos_verucchi)

Editorial Siglo XXI acaba de lanzar la edición conmemorativa de “Las venas abiertas de América Latina” a 50 años de su publicación en 1971. Libro emblemático si los hay, el ensayo de Eduardo Galeano modificó para siempre la percepción que los latinoamericanos tenemos respecto a la relación con el colonialismo europeo y el imperialismo norteamericano.

El ensayo narra el constante saqueo al que fueron sometidos los pueblos de América Latina durante varios siglos. Tal como el autor afirma en su ensayo, Dios le da pan al que no tiene dientes: quiso el azar que los metales que resultaban imprescindibles para el progreso de las naciones más poderosas y para llevar adelante la revolución industrial, se acumularan en las entrañas, en el subsuelo (metafóricamente las venas) de pueblos atrasados. Pero no solo con el valioso metal arrasaron los entusiastas del progreso sino también con la sangre de indígenas y esclavos negros que morían de asfixia en las minas, después de haber sido explotados salvajemente.

La generación de los años 70 tomó “Las venas abiertas” casi como una bandera, como una especie de arma que resultaba más mortífera para el enemigo que cualquier fusil. Miles de jóvenes, enardecidos de indignación por los argumentos categóricos del ensayo de Galeano, salieron a luchar contra la explotación de la que sus pueblos habían sido víctimas desde tiempos de la colonia.

“Escribí Las venas para difundir ideas ajenas y experiencias propias que quizás ayuden un poquito, en su realista medida, a despejar los interrogantes que nos persiguen desde siempre: ¿es América Latina una región del mundo condenada a la humillación y a la pobreza? ¿Condenada por quién? ¿Culpa de Dios, culpa de la naturaleza? ¿No será la desgracia un producto de la historia, hecha por los hombres y que por los hombres puede, por lo tanto, ser deshecha? Este libro fue escrito con la intención de divulgar ciertos hechos que la historia oficial, historia contada por los vencedores, esconde o miente. Sé que pudo resultar sacrílego que este manual de divulgación hable de economía política en el estilo de una novela de amor o de piratas. Creo que no hay vanidad en la alegría de comprobar, al cabo del tiempo, que Las venas no ha sido un libro mudo”, afirma el escritor nacido en Montevideo en 1940.

Con el tiempo, el libro fue traducido a más de veinte idiomas y lleva vendidos varios millones de ejemplares. Sus continuas reediciones fueron enriqueciéndose con el aporte anecdótico de lectores anónimos que le dieron al texto una connotación heroica, una arista estoica que terminó de imponerlo como pilar fundamental de la literatura latinoamericana. Entre muchas otras se destaca la historia de ese joven que recorría las librerías de Buenos Aires consultando por el libro, leyendo distraídamente un par de páginas antes de devolverlo al vendedor y prometerle que en otra oportunidad lo compraría. Y así hasta que al cabo de varios meses y cientos de librerías recorridas pudo completar las más de 300 páginas y cerrar una lectura que seguramente le cambió la vida para siempre. O esa pareja que tuvo que escapar de la represión y se arriesgó a esconder el ejemplar de “Las venas” en la cuna del bebé recién nacido, entre pañales y llantos.

Cincuenta años después cabría, tal vez, preguntarse en qué medida la situación cambió o pudo revertirse. La respuesta no es muy alentadora, los medios de explotación son otros, más sofisticados, menos brutales tal vez, pero igualmente propicios para el continuo desangre de esas venas que, para colmo de todos los colmos, esconden también el codiciado litio.

Siempre es bueno volver a los clásicos: un libro que después de cincuenta años de su publicación sigue teniendo vigencia, ya es, sin dudas, un referente de la literatura del siglo XX.

Eduardo Germán María Hughes Galeano nació en el seno de una familia de clase alta. Tomó para su actividad periodística el apellido de su madre en lugar del paterno, de origen inglés. Además de “Las venas” publicó la trilogía “Memoria del fuego” entre 1982 y 1986 y “El libro de los abrazos” en 1989, entre muchos otros textos.

Falleció en 2015, cuando ya gozaba de un prestigio que se extiende fuera de su Montevideo natal y más allá también de esa patria grande latinoamericana por la que luchó y arriesgó en muchas oportunidades su vida. Porque escribir, en aquellos años, podía ser una actividad subversiva. Y en el caso de Galeano, vaya si lo fue.

Volver a leer “Las venas abiertas de América Latina” puede depararnos una sorpresa: su vigencia permanece inmaculadamente latente.

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