El trabajo, frente a un nuevo escenario mundial
La pandemia los obligó a trabajar, los que pudieron al menos, de una forma radicalmente distinta. Barbijos, guantes, máscaras y soledad. Y esto último, quizás, sea lo que más cuesta en una cultura donde la cercanía física es parte de la cotidianeidad.
Fernanda Alvarez – Agencia Comunica
Muchos pudieron seguir sus rutinas con pocos cambios. Otros se vieron atravesados por nuevos modelos, nunca antes imaginados. Protocolos, adaptaciones, resistencias y resignación. En el día del Trabajador, un recorrido por algunos trabajos que merecen ser destacados y el testimonio de quienes debieron adaptarse, palabra y actitud clave para poder seguir adelante.
Son pocos los trabajadores -del mundo, porque ni siquiera la situación es local- que mantuvieron su situación de igual manera. Los que lo hacían en sus casas, como diseñadores web o programadores, ya saben de organización de sus tiempos de labor y de ocio. Solo les modificó la rutina el hecho de tener días específicos para salir.
A otros, una minoría que resultó la más beneficiada, el aislamiento les generó más empleo, algo que en estos tiempos agradecen y rescatan.
Mariano es motomandado y recorre con otros 12 compañeros toda la ciudad, todo el día. “No nos alcanzan las horas del día”, grafica. De un extremo al otro de Olavarría, recorre las calles con todo tipo de mercadería para entregar: desde las actividades escolares de un grupo de docentes a sus alumnos hasta remedios o incluso dinero. “Lo que entre en el cajoncito, lo trasladamos”, explica. Y eso incluye compras en negocios o a particulares a través de redes sociales, como zapatos, carteras, o barbijos personalizados.
Si bien reconoce que “no estábamos preparados para esto”, también asegura que “somos un factor fundamental para que la gente se pueda quedar en casa”, dice mientras calcula que hay alrededor de 400 motos trabajando en la ciudad. “Es que muchos son de agencias y otros particulares que tenían una moto, se armaron un cajón y salieron a hacer mandados para afrontar la crisis económica”.
Otro de los sectores que más le ha puesto el cuerpo a la pandemia -sin otra alternativa- es el de la salud. La enfermera Cecilia Amarelle, desde la terapia intensiva de la clínica María Auxiliadora, cuenta que “cuando aparecieron las primeras noticias nos pasó lo mismo que a la mayoría, nunca creíamos que nos encontraríamos en esta situación. Nos tuvimos que organizar, leer, y la vida nos cambió a todos los que trabajamos en salud”. Términos como “protocolo”, “comité de crisis”, “equipos interdisciplinarios” ya forman parte del vocabulario actual del trabajo. En salud y en otras áreas.
En odontología los protocolos se instalaron con firmeza. Las máscaras protectoras se suman a los guantes y barbijos ya implementados con anterioridad. Al principio de la cuarentena el sector atendía únicamente emergencias: “dolores, infecciones, traumatismos. Y con encuestas previas con el paciente para determinar si su estado se podía manejar sin necesidad de establecer un encuentro en consultorio.
En caso de tener que intervenir lo citábamos, usando un protocolo de seguridad”, describe el odontólogo Diego Fornes. Ahora y aunque es una de las actividades que fueron flexibilizadas, los protocolos siguen vigentes y tanto el profesional como el paciente deben vestirse especialmente para la consulta: “cofia, botitas, camisolín para el paciente y buches con agua oxigenada para bajar la carga viral. Y eso mismo más el barbijo, los guantes, el lavado de manos y la máscara para nosotros”. ¿Cómo reacciona la gente? “Te miran sorprendidos pero prefieren que los cuidemos a ellos tanto como a nosotros”, analiza.
Nadie trabaja como antes. “En la clínica se han realizado simulacros, se pusieron carteles” y se sectorizó la atención respiratoria separándola del resto. “Todo esto genera emociones y sentimientos distintos, por supuesto apareció el miedo, sensaciones de enojo, de incertidumbre”, agrega Cecilia Amarelle. Sin haber alcanzado el pico de contagios y ante la necesidad de reorganizarse, “también empezamos a hacer encuentro virtuales”, tal como hacen hoy miles de docentes.
Hasta los diputados de todo el país se reúnen de forma virtual. Liliana Schwindt, del Frente de Todos, admite que “no es lo mismo una reunión de comisión presencial, con autoridades, todos pudiendo preguntar en forma directa. Pero la verdad es que nos hemos organizado y ha funcionado. El congreso ha tenido a casi todos los ministros y funcionarios que fueron citados y “concurrieron” a dar respuestas e informes de sus gestiones”. En su caso puntual la labor continúa “tratando de retrotraer tarifas de telefonía celular y cable porque aumentaron en plena pandemia. Tenemos que acostumbrarnos a un sistema nuevo, que viene para rato”.
De todas formas, el mayor desafío será la semana próxima cuando deban sesionar on line, con una red propia del Congreso que incluye hasta reconocimiento facial para votar.
El ida y vuelta es lo que se extraña. “hay preguntas o comentarios que podes hacer sobre la marcha y que hoy nos falta. Pero nos vamos a acomodar”, admite.
Del mismo modo debió acostumbrarse Julián Etchegaray, al frente de un gimnasio desde hace 20 años y con clases de spinning que se tornaron solitarias y sin sentir el cansancio ajeno en el andar de las piernas o los gestos en los rostros. “Cuesta, la verdad que si. Pero no nos quedó otra que aggionarnos”, asegura. Y por eso estableció un sistema de rotación de todo el material del gimnasio, que se trasladó a las casas de cada participante de sus clases. Hoy prepara las rutinas con antelación: “tengo que acomodar el espacio de mi casa, el teléfono, asegurarme la conectividad…y hablar y pedalear mirando una cámara. Es muy loco y raro pero lo estamos logrando”. Sabe, después de cada encuentro virtual, que del otro lado hubo esfuerzo cuando llegan los chats y comentarios.
Mientras tanto, cientos de trabajadores hoy esperan volver a sus rutinas y necesitan que el intendente flexibilice nuevas actividades, sobre todo cuando la crisis económica en una ciudad sin circulación comunitaria del virus empieza a golpear más fuerte.
Adaptación. Ese parece ser el concepto que atraviesa los diferentes trabajos. Y en un día clave como el 1 de Mayo, el mundo entero atraviesa cambios y se enfrenta a un nuevo paradigma. ¿Qué puede emerger después -o incluso durante- la pandemia? La redistribución de los tiempos, un nuevo valor al trabajo, la colaboración y otros lazos comerciales podrían ser algunas de las primeras respuestas. Habrá más, sin dudas, porque el nuevo esquema parece haber llegado para quedarse por mucho tiempo. (Agencia Comunica -Facso)
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