Fiesta de la Divina Misericordia
El mensaje de una Misionera de la Inmaculada Padre Kolbe – Olavarría

Bendita misericordia
Angélica Diez (*)
Desde el año 2000 y por iniciativa de San Juan Pablo II, la Iglesia celebra el segundo domingo de pascua la Fiesta de la Divina Misericordia. Una invitación a vivir confiados en el amor infinito de nuestro Padre que con su misericordia glorifica nuestra pequeñez a través de la resurrección de su Hijo.
La palabra “misericordia”, viene del latín “misere”, que significa “miseria, desdicha o necesidad”; de “cor”, “cordis” que significa “corazón”; e “ia”, que quiere decir “hacia los demás”; es decir , volcar el corazón hacia la necesidad del prójimo. Para el cristiano, es hacerse prójimo del abatido, del enfermo, del necesitado, del que no puede valerse por sí mismo, e incluso del que está lejos del amor de Dios, como el Buen Samaritano; sentir con el otro desde el Corazón de Jesús. Y, en este tiempo de pandemia podemos decir con reconocimiento y gratitud: ¡estamos rodeados de Buenos Samaritanos!
Con esta consigna: “Quedate en casa”, hemos experimentado – sabiéndolo o no – el amor misericordioso del Padre impregnando nuestros corazones a través de las obras de misericordia recibidas y prodigadas a manos llenas de tantos hermanos, conocidos o no, cercanos o lejanos en el espacio, pero “visibles” a través de las redes.
¡Bendita misericordia que nos permite renovarnos en la esperanza! Bien podemos decir: “el sol sale para todos” y comprobar que descubrirnos así esuna verdadera fiesta para el alma.
Cómo no recordar en este día a la Madre Teresa de Calcuta: «Con el testimonio de su vida, la Madre Teresa recuerda a todos que la misión evangelizadora de la Iglesia pasa a través de la caridad, alimentada en la oración y en la escucha de la palabra de Dios, ella es una entera manifestación de la Misericordia divina, ejemplo de misericordia para toda la Iglesia misionera”, así lo decía el Papa Juan Pablo II en la homilía de beatificación. Y el papa Francisco en su canonización afirmaba: “La misericordia fue la Sal que dio sabor a su trabajo, fue la Luz que brilló en la oscuridad de los muchos que ya no tenían lágrimas que derramar por su pobreza y sufrimiento” (04/09/2016).
Celebrando esta Bendita Misericordia derramada sobre la humanidad recordamos la
oración de gratitud, de alabanza, de petición e intercesión para toda la humanidad que
San Juan Pablo II escribiera para esta Fiesta: “Dios, Padre Misericordioso, que has revelado Tu Amor en tu Hijo Jesucristo y lo has derramado sobre nosotros en el Espíritu Santo: te encomendamos hoy el destino del mundo y de todo hombre. Inclínate hacia nosotros, pecadores; sana nuestra debilidad; derrota todo mal; haz que todos los habitantes de la tierra experimenten tu misericordia, para que, en Ti, Dios Uno y Trino, encuentren siempre la fuente de la esperanza. Padre Eterno, por la dolorosa Pasión y Resurrección de tu Hijo, ten Misericordia de nosotros y del mundo entero. Amén”.
Nos recuerda el papa Francisco: “Al
cristiano se le pide un «plus» en su vida:
“Tenemos que adelantarnos a hacer el bien, para
despertar en el corazón de los otros sentimientos de perdón, de entrega, de
generosidad, paz y gozo; así nos vamos pareciendo al Padre del cielo y vamos
formando en la tierra la familia de los hijos. Este es el camino que Jesús
nos enseña. Ir sobre el camino de Jesús, que es la misericordia hasta el final”.
(11 /09/ 2014, Santa Marta).
(*) Misionera de la Inmaculada Padre Kolbe –
Olavarría. – [email protected]
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