Fábula del Peso

“Pésimo jardinero es aquel que empeñado en matar hormigas no quiere ver el elefante que se pasea por su jardín”


Una opinión de Luis Sileoni

Había una vez en un planeta llamado “Tierra” un país llamado “Argentina” donde las personas que lo habitaban veneraban a un dios pagano llamado “Dólar”; El venerado era una moneda fiduciaria emitida por un Estado cuya deuda superaba un PBI y cuyo principal acreedor externo era otro Estado gobernado por personas de piel limón y ojos extraños con quienes se encontraban en guerra comercial.

Los argentinos despreciaban a su propio dios el Peso, no obstante ser también fiduciario, de curso forzoso y legal, e inconvertible en oro.

Luego de una larga terapia (intensiva) el Peso comprendió que él era la víctima y no el victimario; Le cayó la ficha que la falta de confianza en él no era de su responsabilidad sino de quienes lo mal administraban.

Dejó atrás su resentimiento por haber perdido por ley trece ceros (más dos ceros perdidos de facto desde el 2002) y se dispuso a diseñar un plan al que luego tituló “CÓMO ROMPERLE EL CERCO A LA ORTODOXIA”.

Tenía la certeza de conocer el talón de Aquiles del dios Dólar; Tenía la certeza de conocer el flanco vulnerable de quienes lo maltrataban y despreciaban; También tenía la certeza que sin la ayuda de un socio le resultaría imposible comenzar a recuperar su VALOR.

Puso manos a la obra y en un claro acto de violencia verbal de género le ordenó a su infiel esposa llamada INFLACIÓN que convenza -por las buenas o por las malas- al gobierno que lo administraba que era necesario concebir un hermanito VIRTUAL al que bautizarían con el nombre de PESO A LA PAR.

Tal como si fuese una droga de diseño la criatura vendría al mundo munida de una PARIDAD GARANTIZADA por Ley, cuyo PRECIO equivaldría en Pesos a la cotización corriente de un Dólar MEP o “Bolsa”.

Luego el gobierno emitiría a PERPETUIDAD un bono referido o nominado en PESOS A LA PAR para ser aplicado en los siguientes casos, a saber:

  1. Cancelar la totalidad de la deuda que el Ejecutivo (léase: “el Tesoro”) debe al BCRA, consistente en títulos públicos intransferibles los cuales constituyen un activo muerto que forma parte del decorado contable en la hoja de balance de la mencionada institución.
  2. Idem punto A con los títulos en poder de organismos públicos (ANSeS, etc.).
  3. Idem punto A con los títulos en Pesos en manos de inversores privados.
  4. Monetizar el déficit operativo primario. (¡¡Minga de endeudarse en moneda extranjera !!).

Luego de pensar un rato el Peso imaginó el siguiente escenario: “Como me desprecian por no confiar en mi administrador entonces quien tenga capacidad de ahorro y quiera atesorar el bono podrá constituir un depósito cuyo Banco lo tomará ofreciendo a cambio un interés regulado por el BCRA”.

El Peso también pensó: “Quien necesite o desee convertirlo a Pesos podrá venderlo en cualquier ventanilla de Banco a la paridad correspondiente a la cotización del día hábil anterior; Como el Banco también me desprecia entonces tratará de no desprenderse del bono de mi hermanito, cosa que me beneficiará porque mi M de oferta permanecerá invariable y el principio de utilidad marginal decreciente dejará de hacer mella en mi”.

Tras secar el sudor de sus neuronas el   Peso llegó a la conclusión que todos los puntos antes descriptos tenían el común denominador de evitar su emisión de circulación compulsiva para mudarse a otra realidad donde su emisión sería de circulación voluntaria por decisión de aquellos que antes lo repudiaban y ahora lo demandarían. No pudo evitar imaginarse tal situación y una lágrima de genuina emoción brotó de su último cero en un billete de Eva.

Con el ánimo y la autoestima cotizando a la suba el Peso encaró con ímpetu en dirección a su domicilio ubicado en calle Reconquista . Estaba decidido a ser escuchado por el casero de turno a quien le haría una propuesta que no podría rechazar; “Hoy estoy hecho un Vito Corleone” se la creyó el Peso.

Sin preámbulo alguno el Peso dio a conocer su plan y dejó boquiabierto a don Pescado, faltaba un empujoncito y mordería el anzuelo.

“Don Pescado” le dijo el Peso, “Si usted toma los bonos en Pesos A La Par con que le pagó la deuda el Ejecutivo entonces le alcanza para cancelar la deuda en Leliq que el BCRA tiene con los Bancos, y luego puede – Circular mediante- “invitar” a los Bancos a que éstos sugieran a sus clientes convertir a Bonos sus depósitos de plazo fijo en Pesos; Como resultado de ello regresaría la CERTIDUMBRE y

de esa forma todos contentos porque el Ejecutivo cancelaría su deuda financiera en el mercado interno, el BCRA resucitaría un activo cadavérico, los Bancos realizarían sus acreencias en Leliq y los depositantes en Pesos una vez convertidos sus depósitos ya no se preocuparían por la variación del precio del Dólar puesto que conservarían sus ahorros en términos de moneda dura. La única prevención que se debería tomar es la de establecer encajes a los depósitos QUE NO PERMITA UN MULTIPLICADOR MAYOR A

1 (UNO) para evitar la creación de dinero bancario, verdadero pulmotor de toda burbuja financiera, bicicletas supersónicas y quiebras bancarias y no bancarias fraudulentas ¿no?”.

Propuesto esto y viendo que don Pescado continuaba mudo preparó su tiro de gracia; Respiró profundo y disparó: “A partir de la existencia virtual de mi hermanito el BCRA debería emitir una LETRA DE COMERCIO EXTERIOR referida en PESOS A LA

PAR para con ella – y EXCLUSIVAMENTE con ella- participar como oferente y demandante en el mercado cambiario terminando de un plumazo con el control de cambios y el precio oficial de la divisa patrón. ¿Qué me dice?”.

“¿Podría ser más específico?” balbuceó el titular del BCRA.

En modo zen y símil monje tibetano el Peso respondió: “Significa que toda oferta de divisas que los exportadores y/u otros oferentes le hagan al BCRA éste no las compraría con emisión de Pesos sino que lo haría con Letras de Comercio Exterior que luego el exportador debería negociar a cambio de Pesos en el mercado lo cual reflejará la cotización del Dólar; También significa que toda demanda de divisas al BCRA sería atendida bajo la exclusiva condición de su pago en Letras de Comercio Exterior, ¿se entendió?”.

Don Pescado insistió: “¿Y por qué  el oferente  de divisas no se evitaría el trámite y vendería directo en el mercado?”.

El Peso respondió: “Porque se perdería la zanahoria de un plus del 1

%    que    el    BCRA    ofrecería    para    ganarse    la    reputación    de “demandante elegible”.

Don Pescado sin ti ti ti tubear respondió “Si, estoy de acuerdo”.

Al escuchar la respuesta del casero el Peso tuvo la orgásmica sensación de tener frente a sus narices el fin de sus penurias.

“Tengo otra pregunta” agregó el titular del BCRA, “¿En qué se respaldaría el Bono de su hermanito?”

Era la clásica y ortodoxa pregunta que el Peso estaba esperando.

Respondió: “Se respaldaría en el hecho de ser un instrumento financiero indexado por la variación de precio del dios pagano en el que creen todos los argentinos . . . y las creencias no se discuten . . . (suspenso) . . . porque la pasión SIEMPRE es más fuerte que la razón”, y agregó para reforzar su argumentación: “usted no olvide que en Argentina durante una década – ENDEUDAMIENTO EXTERNO mediante – “funcionó” una PARODIA de la auténtica Caja de Conversión que el vulgo bautizó como “el uno a uno”, entonces ¿por qué no funcionaría mi plan? ” remató el Peso.

Agregó: “La propuesta ideal hubiese sido que mi hermanito virtual tuviese su cordón umbilical unido a un bien REAL (oro, petróleo, soja, etc.) . . . pero “ideal” y “costumbre” no son sinónimos”.

Estrechó la mano de su estupefacto interlocutor para cerrar el acuerdo y se fue a contarle a su virtual hermanito y ahora socio las buenas nuevas.

“Caro fratello” dijo el Peso, “Por fin dejarán de clonarme una y otra vez para tapar los agujeros fiscales. Basta de comerme insultos. Basta de tener que sufrir a los economistas con cerebro de contador quienes nunca registraron que la economía ES UNA CIENCIA SOCIAL. Basta de escuchar la secuencia de: “gasto mayor que ingresos, luego déficit, luego emisión, luego inflación” cuando el verdadero debate es CÓMO transformar la matriz económica heredada de la época de la Colonia para salir del pantano. BASTA. Ahora seré relativamente escaso gracias a la punción que de mí posibilite la existencia de vos hermanito . . . y poquito a poco voy a poder recuperar el valor que me robaron y negaron”.

Finalizada la catarsis el Peso recordó que debía abordar la segunda parte de su plan para cerrar el círculo y se dirigió raudo al Ministerio de Economía donde tenía agendada una audiencia con el hombre Guz (más conocido como Guz Mán).

Díjole el Peso: “Estoy podrido de escuchar que la presión fiscal es insoportable; Por ello le sugiero que emita un BONO DE INVERSION referido en PESOS A LA PAR para –con dicho bono- reintegrar : A) N % del costo laboral extra salarial, B) el 100 % de los derechos de exportación, C) el 100 % del estúpido Impuesto a los Ingresos Brutos que se instauró durante la última dictadura y que los democráticos gobernadores no sólo NO decidieron eliminar sino que en algunos casos le aumentaron la alícuota”.

Agregó el Peso : “El Bono de Inversión debería emitirse a 10 años, SIN INTERÉS, negociable SÓLO entre privados y rescatado a su vencimiento por el Estado quien lo pagaría con Bonos referidos en Pesos A La Par, NO SIENDO HABILITADO PARA EL PAGO DE IMPUESTOS   y/o   CONSTITUCION   DE   ENCAJES   A   LOS

DEPÓSITOS”. (Cualquier comparación con los Bonos MEFO de

Hjalmar Schacht en la Alemania nazi es puro ERROR de interpretación; Aquello era otra cosa).

“Como usted bien sabe señor Ministro “billetera mata galán” y “dividir para reinar” son principios básicos que toda política debe respetar” le recordó el Peso.

El ministro intentó acomodar su cabellera para luego ensayar una respuesta pero el Peso no le dio tiempo y continuó con la intención de aportar un par de ideas más.

Pontificó el Peso : “Dado que en nuestro país la guita grande la manejan cuatro tipos es necesario entonces recordar la máxima del Mayo francés para pasar de “la imaginación al poder” al PODER DE LA IMAGINACIÓN”.

“¿Usted que me sugiere?” balbuceó el atribulado Ministro. “Comprar tiempo” le respondió el Peso.

“¿Cómo?” repreguntó el ex alumno de J. Stiglitz.

“Debe hacer lo mismo que con los Bonos de Inversión sólo que aplicado a otras problemáticas, por ejemplo Alquileres de Vivienda Familiar y Aportes Jubilatorios voluntarios” especificó el Peso.

“¿Y CÓMO se instrumentaría?” preguntó el sucesor de Lacunza. “Sencillo” respondió cheronca el Sope.

“Dado que ahora se pusieron los largos y exigen la registración en AFIP de los contratos de alquiler entonces deben crear la Cédula Hipotecaria referida en Pesos A La Par para con ella el Estado REINTEGRAR al inquilino el importe del canon locativo (con un tope equivalente a un Salario Mínimo,Vital y Móvil). Conforme pase el tiempo llegará el día en cual el hoy inquilino junte las

cédulas necesarias para comprar su ranchito y el vendedor del inmueble, documentación exigible mediante, podrá convertir las Cédulas en Bonos de Pesos A La Par”

Continuó el Peso :” Para evitar a las aves carroñeras la Cédula debería emitirse bajo las condiciones de: A) NOMINATIVAS, B) INTRANSFERIBLES, C) INEMBARGABLES, D) OBJETO O BIEN DE DERECHOS SUCESORIOS, E) EXENTA DE TODO GRAVÁMEN CREADO O A CREARSE”.

“Ajá, entendí ¿y con los aportes jubilatorios voluntarios?” preguntó el titular de “la cartera” (de Economía).

El Peso – que ya tenía en el bolsillo al Ministro – respondió : “ANSES debería emitir un BONO PREVISIONAL referido en Pesos A la Par con renta fija anual a determinar por el BCRA, y además debería cumplir con las cinco condiciones ídem estipuladas para la Cédula Hipotecaria. ANSES asignaría ÍNTEGRA Y EXCLUSIVAMENTE los recursos de las suscripciones al pago de las obligaciones previsionales corrientes, mientras que el suscriptor del Bono podrá canjearlo por Bonos en Pesos A La Par al momento de su jubilación”.

“Muy interesante ambas propuestas” opinó el Ministro.

“Faltan dos propuestas más y por hoy es suficiente” avisó el Peso. “¿Cuáles serían” preguntó el Martín Pescador de ideas pesófilas.

“La primera es estética y consiste en que me saquen los dos ceros que me enchufaron en los últimos veinte años, además nada de animalitos y que vuelva San Martín ; La segunda es que disponga que la AFIP recaude los derechos de importación en Letras de Comercio Exterior que luego el BCRA le compraría con Pesos, así

la autoridad monetaria lograría un saldo favorable en divisas que usted Sr. Ministro va a necesitar para pagar el chiquero que le dejaron en materia de deuda en moneda extranjera”.

Luego que el Ministro agradeciera las sugerencias aportadas y prometiendo una rápida instrumentación de las medidas correspondientes a tales efectos estrechó la mano del Peso y éste procedió a retirarse rumbo a calle Reconquista pasando antes por la Casa de la Moneda para echarle un vistazo, convencido que ya no la vería con tanta frecuencia. En el trayecto se lamentó de no haber recordado el sugerirle al Ministro que analice la posibilidad de un IVA único y sin demagógicas excepciones, con una alícuota del 10

%, y dejar en pie Impuestos Internos para combustibles, tabaco y bebidas alcohólicas “blancas”, eliminándolo para el resto de los bienes de uso y/o consumo. “Otra vez será” dijo para si.

Esa noche durmió relajado como hacía rato no dormía, aunque tuvo un raro sueño. Soñó que Carlos Pellegrini era una marca de porotos.

Los comentarios están cerrados.

error: Content is protected !!