Historia de cronopios y tilingos
Escribe: Carlos Verucchi.
Libros / Carlos Verucchi / En Línea Noticias (Twitter: @carlos_verucchi)
De un lado están…
Los que aprietan el tubo de crema dental por el extremo.
Los que rotan las cubiertas del auto cada diez mil kilómetros.
Los que llegan cinco minutos antes a cualquier parte.
Los que programan un recordatorio en el celular para medirse el colesterol una vez al año.
Los que lavan el auto los sábados a la tarde.
Los que cortan el pasto del jardín.
Los que te felicitan para tu cumpleaños.
Los que nunca dejan los platos sin lavar hasta el otro día.
Los que dejan pasar a las damas por el costadito más alejado al cordón de la vereda.
Los que moderan sus opiniones políticas.
Los que leen a Isabel Allende.
Los que se creen todo lo que dicen en televisión.
Los que repudian lo distinto.
Los que intentan en vano reavivar una metáfora cortazariana deslucida y pasada de moda.
Los moderados.
Los tibios.
Del otro… los cronopios.
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