Justicia: Reservada a algunas y algunos argentines
Por Carlos Paladino
“Si eres neutral en situaciones de injusticia, has elegido el lado del opresor”– (Desmond Tutu -Premio Nobel de la Paz, 1984)
La Justicia; un tema que, pese a sus esmeros, las sociedades del mundo no han logrado aplicar en su justa medida. La pelea continúa. Las tradiciones antiguas la consideraban una de las 4 virtudes cardinales (Prudencia, Justicia, Fortaleza y Templanza). Para Platón la justicia “es un atributo de perfección… Derecho, razón, equidad; el conjunto de todas las virtudes” Otras tradiciones ancestrales, la reflejan en la “Escuadra”; emblema genuino de la Justicia. Virtud moral que inculca el respeto de los derechos de otro y hace que se dé a cada cual lo que le pertenece. La virtud era para los romanos, la diosa del valor. La veían “vestida con una túnica corta, con el pecho derecho desnudo, un casco en la cabeza y en la mano una lanza y una espada. La mitología griega, gozaba de la diosa Astrea, a la que adoraban como representación de la justicia. Una diosa virgen que cargaba los rayos de Zeus en los brazos. Su madre, simbolizaba la justicia divina, dejándole a ella la justicia entre los hombres. La Dama de la Justicia actual, es representada con una balanza (objetividad de los argumentos de las partes desavenidas); una venda en los ojos (imparcialidad para resolver un litigio, hecho o caso); una espada (autoridad y coerción para imponer sus sentencias). Montesquieu decía que la Justicia es absoluta, es en la naturaleza, la recta razón y no depende de ninguna convención.
Los distintos pueblos imbuidos de sus propios usos, costumbres y religiones, observan y aplican la justicia conforme a esos componentes fundamentales y acrisolados en la raigambre de su conjunto. La multiplicidad de sociedades que integran la población mundial, continúan en la búsqueda de una Justicia, con una balanza equilibrada. Es como dice el epígrafe, la injusticia es el instrumento de los opresores.
Por lo pronto e influenciado por la maquinación elucubrada para distribuir Justicia; preferimos quedarnos con esta definición hipócrita: “Artículo más o mensos fraudulento que el Estado vende al ciudadano a cambio de su lealtad, sus impuestos y sus servicios personales” (Ambrose Bierce)
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Si argentina se destaca por algo ante las naciones del mundo, ya no lo es por ser un fenómeno de crecimientoconstante, con una clase media que despertaba la envidia en el suelo sudamericano, forjada al son del ímpetu de una afluencia de extranjeros corridos por el hambre de otros continentes. Hemos reemplazado el crecimiento general, por la corrupción y la falta de justicia. El mundo nos distingue por la incorporación desmedida y sin control del Estado, de esas desvergüenzas. El problema es de difícil arreglo, si para ello, se ha invadido el territorio de abogados y jueces del ámbito judicial. Queda claro a quienes nos referimos. Si bien en los meses a venir, las novedades judiciales no serían tranquilizadoras para la señora Cristina Kirchner, – sobre todo en el caso llamado “Vialidad” – acusada de favorecer a Lázaro Báez en el otorgamiento de la obra pública durante su presidencia; no pasa semana sin enterarnos de alguna pudrición sin el escarmiento adecuado. Aparentemente, la Cámara Federal de Casación, desoirá las bravatas lanzadas por la señora Kirchner a los jueces, cuando vociferó “a grito pelado”: “A mí me absolverá la historia y a ustedes los va a condenar”. Fue interpretado como una reacción desesperada, más que un ultimato.
Justamente, el partido político que empuja Cristina Kirchner fue, a partir de su creador, el general Juan Perón, el que ha tenido a la Justicia, como premisa fundamental de su existencia. La justicia es la consigna vital de su doctrina. La Justicia Social, es una de las tres columnas sobre las que está asentado su credo. En el primer mandato de Perón todo tenía sabor a justicia. Se fabricó, un vehículo argentino, con motor Porsche (traído de Alemania), comúnmente llamado el “Justicialista” (Institec Gran Sport); una buena incursión en la industria automotriz, que fabricó ese vehículo entre 1953 y 1955. El movimiento de masas, se convirtió en Partido Justicialista, nombre que prevaleció hasta el arribo del kirchnerismo; nominación al que recurren muchos desencantados del viejo peronismo y del kirchnerismo dominante. “Yo soy justicialista”, recalcan. La política que enarbolaba la Justicia equitativa y moral; la Justicia Social, se apagó bajo la conducción peronista o justicialista. El mejor ejemplo de Justicia popular se plasma en el Gasto Público destinado a políticos todos, acomodados, funcionarios de cualquier laya, jueces corruptos y demás; La Cámpora por ejemplo (una remembranza de la juventud iluminada de los años ’70); ella solita, consume una porción importante del presupuesto. Un conjunto de derroches, en menoscabo de los pobres, los jubilados, los trabajadores y la escases laboral, posibles gracias a una emisión de dinero pavorosa. Así estamos hoy, en relación a la Justicia Social.
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Vivimos en una sociedad a la que la política democrática (nosotros elegimos) le ha instalado la corrupción y la falta de Justicia, como un modelo estereotipado de conducción. Estas desviaciones se muestran según pasan los días. Se sigue como si se cumpliera un plan determinado a partir de un presidente que firmó un pacto cuyos términos debían ir tras el objetivo de no romper el “Status quo”. La señora Cristina y el kirchnerismo en su totalidad necesitaban dejar las cosas “en el estado en que” estaban, desde el instante en que la presidente desocupara el poder. Eligió, estupendamente. Lo eligió estando al tanto de los dichos injuriosos que Alberto se encargó de desparramar delante de cualquier medio de difusión que le arrimara un micrófono o cámara de televisión. Conceptos agraviantes de una manera nunca escuchada, que afectaban a ella, sus hijos y compañía. A la vicepresidenta de la nación, no le debían importar esas trivialidades insultantes y denigrantes, por más que conmoviesen su integridad moral. Peor, era que la sometieran a juicio. El presidente Alberto Fernández, por más esfuerzo que haga por diferenciarse de Cristina, ha copiado de ella, las actitudes que oportunamente difamó. Por ejemplo; en el inconveniente festejo ocurrido en la quinta de Olivos, con la complicidad de un magistrado, le dio carácter de multa a su delito y, encima le puso un precio que pudiese pagar. Por eso decimos que la señora Cristina eligió bien. Tanto el desempeño del Presidente como el de la Vice, son de una resonancia y repercusión ilimitada. La Justicia Argentina se calla, deja el asunto en “aguas de borrajas” y a nosotros, disconformes y “colgados del pincel”.
Si queremos ser felices, debiéramos convenir, en aceptar la ausencia de la Justicia Moral y Social y acomodarnos a este estado de cosas. Como si fuera natural y honroso comprender el transcurso de la vida bajo estos preceptos establecidos.
Fue notable el hecho de que la señora Cristina Kirchner, recibiera el Doctorado Honoris Causa Universidad Nacional del Chaco Austral (UNCAUS). Honoris causa es una alocución interpretada como “por razón o causa de honor”, también “por honor”. Se confiere para reconocer un mérito extraordinario y no está vinculado a títulos académicos, ni a quien no curse una carrera universitaria. Este honor, generalmente, es un reconocimiento a “científicos, artistas y otras personalidades que sobresalen por sus virtudes” Es cierto que no siempre han sido impecables los homenajeados con este título honorífico. Pero el caso de Cristina Kirchner, guarda muchos reparos. Le es conferido a solicitud del actual rector de esa universidad, señor Germán Oestmann, “que enfrenta varias causas en la justicia en las que está imputado de lavado de dinero, amenazas, coacción, abuso de autoridad y violación a los deberes de funcionario público”Una de sus causas -junto a 36 personas más – es por “integrar una asociación ilícita… A partir del 10 de junio comenzarán a declarar” Se lo imputó de “blanquear casi 180 millones a través de la Fundación Educación para Todos…” (Infobae 22/05/2022). Más calamitoso y perjudicial para el país, resulta una información que indica: “Argentina es el primer país del mundo que pasará al libro Guinness del récord por tener una vicepresidenta electa, Cristina Fernández de Kirchner, con trece procesamientos, siete órdenes de detención, millones y millones de dólares y 2.200 causas por corrupción a miembros de su Gobierno o vinculados al mismo” (ABC Mundo-tweet y versión escrita, 29/10/2019) El artículo hace otros comentarios, pero, lo principal esta expresado. La nota en cuestión, es la opinión de un medio de difusión español de extenso alcance internacional, que ha sido reproducida por otros medios afines.
La cita del epígrafe de Desmond Tutu ¿fue una premonición cumplida? La injusticia es el arma mejor utilizada por los opresores.
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