Micromenipea | Brecht, Arlt y la ginebra

Como cada semana el escritor Guillermo Del Zotto recrea un antiguo género satírico en versión microficción. Hoy: diálogos virtuales

El escenógrafo no puede creer las similitudes entre el interior de un cabaret alemán y un bar porteño de la década del 40.  Tiene la orden de acomodar dos sillas. Una de esas sillas con el respaldo hacia la mesa, dispuesta a ser cabalgada por uno de los dialoguistas. Ellos son Roberto y Bertolt. No hay director. No hay trama previa. El escenógrafo no entiende cómo aparecen de golpe los dos. La cosa es que se estrechan las manos con tanta fuerza que allí dejan sus poesías y sus cuentos. La idea es hablar de teatro:

Bertolt: Así que usted es hijo de un prusiano…

Roberto: Accidentología…

Bertolt: ¿Café o ginebra?

Roberto: ¿Conoce ya la ginebra?

Bertolt: No. Conocerla es una de las cosas que me decidió a conocerlo.

El escenógrafo deja una botella de ginebra y dos pequeños vasos y desaparece.

Roberto: Hábleme de la “Opera de los tres centavos”.

Bertolt: Como autor debería contestarle que todo lo que quise decir está en la obra… Hábleme de sus “Trescientos millones”…

Roberto: Esto me hace pensar que siempre el tema fue el dinero. Siempre.

Bertolt: La guerra.

Roberto: ¿El huevo o la gallina?

Bertolt: No me hará aborrecer la guerra. Se dice que aniquilamos a los débiles, pero la paz hace lo mismo. La guerra no excluye la paz. La guerra tiene sus momentos apacibles. Satisface todas las necesidades del hombre, comprendidas las pacíficas.

Roberto: Mire que guerras, lo que se dice guerras, por lo que me cuentan, no va a haber mas. Por eso nos juntaron acá, creo. Para recordar cuándo es que los tiempos crueles demandan la acción de las ideas.  ¿Usted cree que en los tiempos sombríos se cantará también?

Bertolt: También se cantará sobre los tiempos sombríos. No me haga decir lo obvio. Qué tiempos serán estos que hay que repetir lo obvio… No está tomando su ginebra…

Roberto: Yo creo que ni guerra ni dinero: la cuestión es apoderarse del alma de una generación…El resto se hace solo.

Bertolt: Es una posibilidad. Me han dicho que es probable que en unos años la gente querrá ver sólo las cosas que pueden entender. No tendrían que ir al teatro: tendrían que ir al baño.

Roberto: Tanto arte que desemboca en el sin sentido…

Bertolt: No crea. Para mí las convicciones siguen siendo esperanzas.

Roberto: Es que yo veo la palabra esperanza muy cerca del panfleto. No. Naturalmente, no le discutiré el derecho al escepticismo, pero el escepticismo es un lujo de minoría…Al resto le serviremos la felicidad bien cocinada y la humanidad engullirá gozosamente la divina bazofia.

Bertolt: Cuando es así, internamente recurro a la poesía y a las canciones. Acá le dejo “Canción de la buena gente” y “Canción de los poetas líricos”… No ha tomado ginebra…

Roberto: Usted, todo lo contrario…

Bertolt: Un hombre debe tener por lo menos dos vicios, uno solo es demasiado.

La menipea es un género seriocómico, derivado de los diálogos socráticos y con inicios en la obra de Antisfeno aunque  debe su nombre a uno de sus exponentes: Menipo de Gadara.

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