Muy pronto se escucharon ruidos
Escribe: Carlos Paladino.

Al Peronismo, Kirchnerismo, Justicialismo; según se lo prefiera denominar, como es un “Movimiento” (el general Perón, así lo reconocía) o, un rejuntado de ideas de distintos orígenes; piensan y actúan, de acuerdo con lo que encuadre y asista en la oportunidad. Jamás perder el control propio e impropio. Quizás lleguen a tranzar en algún que otro asuntito. Hasta ahí, nomás. Nada que los deschave de sus intimidades Una escuela o doctrina rectora que los discipline, no existe. El líder manda hacer y los de abajo cumplen calladitos la boca. Hoy son de derecha, a veces, del medio, casi siempre antidemocráticos (por no decir que la república les importa un corno). Pisando el escenario ganador, son prepotentes y abusivos, y recurren a un acuerdo programado cuando su posición desfavorable lo requiere. Si los contrarios no salen corriendo al primer llamado que hacen para acordar temas y soluciones que ellos impondrán, seguramente; se los habrá de signar de no cooperantes, no copartícipes en tratar de “salvar al país”. Tampoco reviste humildad y llaneza la demanda de ayuda a un Estado en serios aprietos, siendo el solicitante el caído en las elecciones. Son ladinos diría el gauchaje nacional. El kirchnerismo no se permite ceder un céntimo de donde está varado, más aún, si el ceder significa reconocer errores cometidos. No pueden ser yeros, si los mismos son una tozuda y constante insistencia en el arte de gobernar. Que son soberbios y resentidos, no es ninguna novedad; basta con repasar el historial de muchos funcionarios con conservan el suficiente poder, para definir cuestiones de efectiva importancia. No son equivocaciones atribuibles, únicamente, a la incapacidad intelectual, moral y profesional, contraídas en el advenimiento de los actos de gobierno. Abrir paso a la contabilidad para comprobar donde se localizan las deudas bien y mal habidas por la gestión administradora, es desenvolver paquetes repletos de porquerías, descomposición, inmundicias, ya conocidas por todo el andamiaje político que dice sostener a la democracia argentina. Entonces, el único acuerdo posible entre los responsables de la compleja situación en que nos hallamos, sería dejar de hacer del gobierno un negocio por demás redituable, con la plata ajena. No con una plata cualquiera, con la plata que sacaría de la pobreza a millones de personas en la indigencia. La plata que no juntaron haciendo una “vaquita” con sus sueldos. Nos referimos a la plata que aportó el obrero, el empleado, el empresario, etc., y más etc. de la cual no pueden hacer uso personal bajo ningún concepto.
Amigos del republicanismo solidario, que les parece si vencedores y vencidos empiezan por orientar el pleito hacia un lugar donde dejen de cargar encima nuestro. Aunque más no sea por un tiempo. ¿Es mucho pedir?
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“El robar, pero hacen”: no desanda las atrocidades que se ha hecho con la Argentina. Los culpables, son organismos públicos, tienen nombre y apellido y es un conteo que involucran a cientos. Las soluciones que pone en práctica el gobierno del presidente Alberto Fernández, son el eco de esa falta de capacidad en el orden moral y profesional a que nos referimos. Para los máximos representantes del desequilibrio económico, no existe otra forma de aliviar las insuficiencias del pueblo, que recurriendo a las viejas fórmulas de “congelamiento de precios”; apriete a los bancos, al campo, al comercio, etc. Métodos que, por reiterados, sabemos, que fracasan desde el vamos. Congelación de precios al sector productivo, en tanto se los recarga con aumentos de todo calibre. ¡Así, la cosa no va! Además de la insolvente del plan, no desconocen que son medidas al pedo, pero, a alguien – -que no son ellos – hay que echarles las culpas, a la sazón, a los ricos que ganan mucho dinero y no crean fuentes laborales; a los que, asimismo, se aprovechan del pueblo esforzado y, pagan pocos impuestos. Es decir; más que una postura razonable, es ideológica y, para mal de peores, antigua. Son tan inapropiadas que, a los pocos días de implementadas, ya fracasaron y se tornan desfavorables, para los imaginados favorecidos. Salieron a controlar negocios pagando a controladores que, si no tienen idea de lo que es trabajar, menos que menos, la tienen acerca de controlar precios. ¡¡Atajen, atajadores!! La carne alcanzó precios desorbitantes; el pan y la leche (alimentos básicos en la comida diaria) se fueron a las nubes. Como las dificultades se eternizan, algún preclaro aconsejó la nacionalización de los depósitos bancarios…. ¿Qué tenemos recién salido del horno? Bueno, se trata de otra decisión que se ensaña con la gente trabajadora de mediana clase. Se determinó que los que quieran viajar al exterior, podrán hacerlo si pagan sus pasajes de contado, no hay financiación en cuotas. Dicen que es una norma momentánea, para salir de la falta de dólares, que les dejó Macri. ¿Por otro lado, que pobre no tiene la guita en el placad para comprar pasajes al contado?
Otra novedad, es que la señora Cristina Kirchner y sus hijos Máximo y Florencia, fueron sobreseídos, desde Comodoro Py, de las causas “Hotesur” y “Los Sauces”, Pero, la suspensión del proceso por alta de causa, también llega hasta Lázaro Báez, Cristóbal López y Fabián de Sousa, y una cantidad de involucrados, todos relacionados con esas actividades azarosas; toca a familiares de la gobernadora Alicia Kirchner y socios, empleados y contadores de otras operatorias afines. El resultado adverso de las votaciones está presionando a los jueces para sacar, rápidamente, causas que complican al clan Kirchner.
Vivimos en un territorio un poco raro. Podemos financiar en cuotas, ropa, caramelos, morrones, salchichas, etc., pero, si compramos una casa o un viaje, lo debemos pagar de contado.
¿Y si buscamos a otros a quienes cargarle el fardo de nuestra crisis?
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La muchachada alterada por la derrota electoral, rompió todos los pronósticos de tiempo para expresar su disconformidad. Rodolfo Terragno fue claro al hablar sobre las bombas que se pusieron en el Diario Clarín: “El atentado es una clara reminiscencia de un vandalismo político que creíamos superado” Un gesto generoso de Terragno hacia determinados espacios políticos agresivos, que nunca se desunieron de aquellas prácticas que conocimos. El Presidente Fernández; sin mucha convicción dijo; “Esperemos que los hechos se esclarezcan” El repudio de La Cámpora y otros funcionarios, causan el efecto de escuchar algo dicho por compromiso. Los argentinos tenemos pronta la memoria para ponernos en la realidad de tiempos pasados. Nos pasa, que desconfiamos, tememos que, esa fracción de la sociedad violenta, se haga cargo de la nación. Los ideólogos y actores están a la expectativa.
Tengamos presente que Argentina debe salvar a toda costa la dinastía gobernante. Iguales antecedentes los encontramos en el Somocismo, régimen dictatorial nicaragüense que se apoderó del gobierno en 1937, hasta 1979. Arrancó con el General Anastasio Somoza García (Tacho); continuó con Luis Somoza y finalizó con Anastasio Somoza Debayle. Un pueblo sojuzgado por autócratas queda debilitado como para oponerse a un Daniel Ortega.
Si nos dejamos llevar por la inercia y la flaqueza, podemos repetir la experiencia de Nicaragua.
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