Nuestra Señora de Lourdes
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Colaboración de las Misioneras de la Inmaculada, Padre Kolbe
Esta memoria litúrgica conmemora las apariciones de la Virgen María en Lourdes a la joven Bernadette Soubirous, Santa Bernardita. A partir del 11 de febrero hasta el 16 de julio de 1858 la Virgen María se le apareció dieciocho veces en una gruta junto al río Gave, hechos que fueron examinados por una comisión diocesana y las apariciones fueron reconocidas oficialmente por el obispo de Tarbes el 18 de enero de 1862.
Bernadette estaba junto al río con su hermana y una amiga, oyó una especie de «ráfaga de viento», las hojas de los árboles estaban inmóviles, vio una figura blanca que parecía una Señora. Sólo atinó a rezar el Rosario, la Virgen se unió a su oración. Al respecto señaló Benedicto XVI; “En el Rosario, tan querido para Bernadette y los peregrinos en Lourdes, se concentra la profundidad del mensaje evangélico. Nos introduce en la contemplación del rostro de Cristo. De esta oración de los humildes podemos sacar copiosas gracias.”
Su madre le prohibió volver a la gruta, pero Bernadette sentía una fuerza interior que la llevaba a regresar. En las sucesivas apariciones María le pidió que volviera durante 15 días consecutivos, la invitó a hacer gestos de penitencia por los pecadores, a cavar con las manos para encontrar agua, el 25 de marzo, la Virgen le dijo que era la Inmaculada Concepción, el dogma de fe había sido promulgado por el Papa Pío IX el 8 de diciembre de 1854.
Tras la aparición del 1° de marzo, una mujer sumergió su brazo enfermo en el agua de la fuente y quedó curada. Fue la primera de la larga serie de curaciones milagrosas. Lourdes ha sido fuente de sanación física y tal vez también ha sido el milagro más visible que Dios ha realizado para confirmar y sostener la fe en su obra. La sanación espiritual, la conversión de las almas, son el fruto más extraordinario que las generaciones han manifestado como evidencia de la potencia de los actos de Dios en esta tierra.
En su telemensaje a los fieles de Francia en la festividad de Nuestra Señora de Lourdes en1960 dijo el Santo Padre San Juan XXIII: “la Virgen Inmaculada, por la elección del lugar para sus apariciones como por la elección de la niña inocente a la que hizo confidente suya, ha querido manifestar muy claramente su particular solicitud por vuestra patria y, sin duda, recompensar la fe y la piedad de tantas generaciones que a lo largo de los siglos la invocaban.” San Juan Pablo II instituyó en 1992, la Jornada Mundial del Enfermo en el día de la Virgen de Lourdes.